Historia

Religión de los aztecas: principios, prácticas religiosas, dioses


La religión de los aztecas se refiere al conjunto de creencias y ceremonias espirituales que eran practicadas por las comunidades localizadas en el antiguo Imperio mexica —también conocido como Imperio azteca o tenochca—.

La cultura azteca estuvo conformada por una civilización muy desarrollada y vasta, cuyo centro económico se ubicó en la ciudad de Tenochtitlan; desde este lugar, los gobernantes custodiaban otras ciudades importantes como Tlacopan y Texcoco.

Aunque el culto religioso de los aztecas era de carácter politeísta —es decir, que creían en varios dioses—, sus ceremonias estuvieron enfocadas principalmente en el dios Huitzilopochtli, una entidad guerrera vinculada con el Sol a quien se le atribuía la fundación de México (Tenochtitlan).

Además de adorar a Huitzilopochtli, los mexicas también les rendían tributo a otras entidades tales como Coatlicue, diosa de la tierra; Tláloc, dios del agua y Quetzalcóatl, dios de la vida y creador de los hombres.

Una característica determinante de la religión azteca consistió en la realización de sacrificios y ofrendas humanas. Estas prácticas tenían como objetivo agradar a Huitzilopochtli, quien —de acuerdo con el mito— perdía sangre diariamente en sus confrontaciones. Además, dichos sacrificios también tenían como finalidad detener el fin del mundo, que podía ocurrir cada cincuenta y dos años.

Principios de la religión azteca

La religión de los mexicas se caracterizó por su carácter altamente politeísta, ya que en sus creencias adoraban a muchas deidades. Así mismo, estos dioses destacaron por su composición dual; es decir, cada uno de ellos contaba con una versión opuesta.

Por ejemplo: Quetzalcóatl —también conocido como Tezcatlipoca Blanco— era el dios de la creación, la luz y la vida, por lo que su contraparte era Tezcatlipoca Negro, conocido por ser el señor de la noche y de las tentaciones.

De acuerdo con la religión azteca, el mundo fue construido y eliminado cuatro veces; sin embargo, los dioses decidieron rehacerlo una quinta vez. En esa ocasión, optaron por separar el cielo de la tierra, mientras que el dios Quetzalcóatl decidió crear al ser humano junto con las plantas que le servirían de alimento.

Por otra parte, la religión azteca consideraba que los hombres solo vivían una vez; esto implicaba que no había posibilidad de que existiera la vida después de la muerte. Por ello, los aztecas creían que la única forma de trascender luego de morir era a través de la fama. Esto ocasionaba que los guerreros y nobles mexicas intentaran destacar por sus hazañas a lo largo de su vida.

Prácticas religiosas

La cultura mexica destacó por su práctica de sacrificios humanos. Estos eran principalmente para celebrar a Huitzilopochtli, aunque también se realizaban para otros dioses. Por ejemplo, era común que se sacrificaran muchachas jóvenes con el objetivo de complacer a Teteoinnan, la diosa de la medicina y los partos.

Sin embargo, estos rituales también tenían una finalidad política; les servía a los nobles mexicas para infundir miedo en sus tropas enemigas. De hecho, las personas sacrificadas generalmente eran prisioneros de guerra o esclavos, lo que servía para difundir historias sobre la valentía y crueldad de los guerreros aztecas.

Además de los sacrificios, la cultura azteca también realizaba otras festividades culturales relacionadas con sus deidades; todos estos eventos estaban especificados en sus calendarios, los cuales se constituían por dieciocho meses de veinte días. Estos calendarios estaban vinculados directamente con el Sol.

Dioses principales

Ometéotl

Este nombre náhuatl se puede traducir como “dios dual” y —de acuerdo con la mitología de los mexicas— se usaba para designar al dios de la creación. Esta deidad está conformada por dos entidades: Ometecuhtli y Omecíhuatl, quienes juntos conforman al señor y señora de la dualidad. El primero representa lo masculino, mientras que el segundo afirma la esencia femenina.

Esta deidad tenía como objetivo velar por la energía del cosmos (es decir, el universo) y garantizar su correcto funcionamiento. Por esta razón, los aztecas lo conocían como “el verdadero ser de todo lo que existe, nutriéndolo y preservándolo”.

Huitzilopochtli

Fue el dios principal de la cultura azteca; de hecho, era el dios más venerado en los territorios del Altiplano central de México. Según la mitología, Huitzilopochtli era hijo de Coatlicue (diosa de la fertilidad) y de Tonatiuh (dios del cielo).

Este dios no fue adorado por los demás pueblos mesoamericanos, por lo que se convirtió en una figura emblemática y única para el Imperio azteca. En la actualidad, se puede visualizar el mito de la fundación de la ciudad por parte de Huitzilopochtli en el Escudo Nacional de México.

Quetzalcóatl

En náhuatl, Quetzalcóatl quiere decir “serpiente emplumada” y es una de las deidades más importantes dentro de la religión azteca. Por el contrario a Huitzilopochtli, Quetzalcóatl sí fue adorado por otras civilizaciones de Mesoamérica.

Esta deidad tenía como objetivo dar vida y luz a las cosas, pero también se le asociaba con el conocimiento, la fertilidad y los vientos. Así mismo, se le asociaba con el color blanco y estaba inspirado en un personaje histórico conocido como Ce Ácatl Topiltzin, un rey de Tula cuyas enseñanzas fueron inmortalizadas mediante la tradición oral.

Tláloc

Tláloc fue un dios mesoamericano a quien se le atribuyen las lluvias y las estaciones lluviosas. También se le consideraba como el dios de los terremotos y del rayo. Es uno de los dioses más antiguos del panteón (es decir, del conjunto de dioses), ya que fue venerado por los primeros nómadas aztecas que se ubicaron en Texcoco.

En honor a Tláloc, los mexicas realizaban importantes eventos y rituales. Por ejemplo, el 12 de febrero llevaban a cabo el festival de Atlcahualo, donde se le ofrecía a la deidad el sacrificio de un grupo de niños, quienes eran adornados con plumas y flores.

Coatlicue

Coatlicue era la diosa de la fertilidad, aunque también se le consideraba como la madre de los dioses. Generalmente, esta deidad era representada con una falda elaborada de serpientes y con corazones humanos en los pechos, lo que era una simbología de su capacidad de dar vida. Además de ser la madre de Huitzilopochtli, también era la progenitora de Coyolxauhqui, una diosa guerrera.

Temas de interés

Calendario azteca.

Lista de dioses aztecas.

Arquitectura azteca.

Literatura azteca.

Escultura azteca.

Arte azteca.

Economía azteca.