Lengua y literatura

12 poemas sobre la familia, madres, padres e hijos


Recopilamos poemas de la familia que expresan sentimientos como el amor, el cariño o el honor. Sus autores hacen referencia a sus familiares más cercanos y muestran el aprecio que sienten hacia ellos.

En esta recopilación encontrarás poetas como Pablo Neruda, Jorge Luis Borges, Gabriela Mistral o César Vallejo. También poemas originales de nuestro autor. En todos observarás los pensamientos y sentimientos de sus autores hacia la familia.

Como verás, la familia en la poesía se suele asociar al amor, a la ternura, la nostalgia, el aprecio sincero, los recuerdos de la infancia, los hijos y los padres, y la importancia que tiene en la vida.

Poemas sobre la familia clásicos y contemporáneos

“A Juana, mi hija” (Ernesto Mejías Sánchez)

GIRAS como la luna, criatura,

entre mis manos. Tan dulcemente

giras que la velocidad de la mirada

no eclipsa el yo pequeño que brilla

en tus pupilas; girasol de mi alma,

dulce mordisco rosa de mi entraña,

niña de mis ojos, fervor de carne

más querido, más antiguo, más alto

que tú misma inocencia. Espuma

de la dicha, brasa, chispa de amor

que siempre no quema y regocija.

 

Estoy al pie de la escalera, pero

tú no me ves. Me pierdo en tu mirada

como los polvillos de la luz. Brillo,

brillo por ti no más, y para ti,

heliotropo, sol cambiante, tornasola

mi alma, torna, sol, a mirarme.

  • Reflexión

El poema expresa el amor de un padre a su hija.

“A mi padre” (Pablo Neruda)

A Dios doy gracias por ser mi padre.

Por tus reproches y consejos.

Por el bien que me enseñaste

y de mi ser siempre cuidaste.

 

Por ser padre bondadoso,

lleno de paz y sabiduría.

 

Porque amas la verdad.

Justicia y rectitud en demasía.

Por ser mi padre amado

y enseñarme la caridad.

 

Sentimientos nobles te cubren.

No conoces la maldad.

Caballero noble y parco,

me enseñaste a luchar.

 

Aspirando siempre a lo más alto

y a mis sueños no renunciar.

Por aborrecer todo lo malo.

Por tus celestiales valores.

Por guiarme de la mano en senderos llenos de flores.

  • Reflexión

El poeta escribe en honor a su padre.

“A mi madre” (Edgar Allan Poe)

Porque siento que allá arriba, en el cielo,
los ángeles que se hablan dulcemente al oído,
no pueden encontrar entre sus radiantes palabras
de amor una expresión más ferviente que la de «madre»,

he ahí por qué, desde hace largo tiempo os llamo con ese nombre querido,
a ti que eres para mí más que una madre
y que llenáis el santuario de mi corazón
en el que la muerte os ha instalado,
al libertar el alma de mi Virginia.

Mi madre, mi propia madre,
que murió en buena hora, no era sino mi madre.
Pero vos fuisteis la madre de aquella que quise
tan tiernamente, y por eso mismo me sois
más querida que la madre que conocí,

más querida que todo, lo mismo que mi mujer
era más amada por mi alma
que lo que esta misma amaba su propia vida.

  • Reflexión

El amor expresa el amor y ternura que tiene a su madre, ya fallecida.

“Los Borges” (Jorge Luis Borges)

Nada o muy poco sé de mis mayores

portugueses, los Borges: vaga gente

que prosigue en mi carne, oscuramente,

sus hábitos, rigores y temores.

 

Tenues como si nunca hubieran sido

y ajenos a los trámites del arte,

indescifrablemente forman parte

del tiempo, de la tierra y del olvido.

 

Mejor así. Cumplida la faena,

son Portugal, son la famosa gente

que forzó las murallas del Oriente

y se dio al mar y al otro mar de arena.

 

Son el rey que en el místico desierto

se perdió y el que jura que no ha muerto.

  • Reflexión

El escritor dedica el poema a sus antepasados y sus orígenes.

“Madrecita mía” (Gabriela Mistral)

Madrecita mía,

madrecita tierna,

déjame decirte

dulzuras extremas.

 

Es tuyo mi cuerpo

que juntaste en ramo,

deja revolverlo

sobre tu regazo.

  • Reflexión

Poesía llena de dulzura y amor como ofrenda a una madre.

“A mi hermano Miguel” (César Vallejo)

In memoriam

Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa.

Donde nos haces una falta sin fondo!

Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá

nos acariciaba: —Pero, hijos…—

 

Ahora yo me escondo,

como antes, todas estas oraciones

vespertinas, y espero que tú no des conmigo.

Por la sala, el zaguán, los corredores.

Después, te ocultas tú, y yo no doy contigo.

Me acuerdo que nos hacíamos llorar,

hermano, en aquel juego.

 

Miguel, tú te escondiste

una noche de agosto, al alborear;

pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste.

Y tu gemelo corazón de esas tardes

extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya

cae sombra en el alma.

 

Oye, hermano, no tardes

en salir. Bueno? Puede inquietarse mamá.

  • Reflexión

El poema muestra palabras llenas de nostalgia refiriéndose a un hermano perdido.

“Hay que cuidarla mucho, hermana, mucho” (Evaristo Carriego)

Mañana cumpliremos

quince años de vida en esta casa.

 

¡Qué horror, hermana, cómo envejecemos,

y cómo pasa el tiempo, cómo pasa!

 

Llegamos niños y ya somos hombres,

hemos visto pasar muchos inviernos

y tenemos tristezas. Nuestros nombres

no dicen ya diminutivos tiernos,

ingenuos, maternales; ya no hay esa

infantil alegría

de cuando éramos todos a la mesa:

«¡Qué abuela cuente, que abuelita cuente

un cuento antes de dormir; que diga

la historia del rey indio…»

Gravemente

la voz querida comenzaba…

  • Reflexión

El poema refleja recuerdos de la infancia y la unión familiar donde los abuelos son parte fundamental.

Poemas sobre la familia originales

“Extrañarla” (Juan Ortiz)

Cuando ella estaba aquí,

me era fácil escuchar a Silvio.

 

Ella,

con su amor presente,

hacía posible soportar el dolor de la trova cubana;

las heridas eran de jabón

y de sonrisas inocentes llenando la sala.

 

Cuando ella estaba aquí,

la casa era amplia,

un médano de colores bajo su andar apresurado;

lo poco era mucho,

y cada cosa simple andaba de fiesta en la alborada.

 

Hoy por hoy,

ella ya no está cerca,

no como yo quiero;

aunque a veces creo ver su silueta correr por los pasillos tras el gato que quedó huérfano sin su presencia,

no se encuentra.

 

Lo cierto es que,

a raíz de su partida,

la casa ha vuelto a ser chica,

las nostalgias me esperan detrás de los platos,

los jarrones,

los muebles,

la repisa;

me es imposible escuchar a Silvio,

sí,

y si suena mientras estoy desprevenido,

algo del cristal que soy se parte,

y quedo allí,

resquebrajado,

llorando por un amor que no esperé,

poco más que un naufragio olvidado.

 

Te extraño, hija.

  • Reflexión

Un poema dedicado a una hija que se ha ido.

“Éramos cuatro grietas” (Juan Ortiz)

En esa casa,

éramos cuatro grietas;

había roturas en los nombres,

en los abrazos,

cada cuarto era un país en dictadura,

debían cuidarse muy bien los pasos para no entrar en guerra.

 

Así nos había hecho la vida:

duros,

como el pan de los días;

secos,

como el agua del grifo;

resistentes al cariño,

maestros del silencio.

 

Sin embargo,

pese a lo estricto de los espacios,

a los recios límites territoriales,

cada borde resquebrajado calzaba perfecto con el siguiente,

y al estar todos reunidos,

en la mesa,

frente al plato del día,

se cerraban las fisuras

y éramos,

realmente,

una familia.

  • Reflexión

Un poema que manifiesta las particularidades de una familia, donde el amor existe, pero a su manera, y cada ser, en su soledad, se complementa con sus iguales.

“La familia, mi querencia” (Juan Ortiz)

Nexo fuerte de hilos puros

que une por siempre a los hombres,

cobijando así sus nombres

bajo indestructibles muros.

Ni maldades ni conjuros

pueden dañar su esencia,

ella es vital presencia,

núcleo de la sociedad,

bastión de la humanidad:

la familia, mi querencia.

  • Reflexión

Una décima que alude a la importancia de la familia como núcleo fundamental de la sociedad.

“Nación de dos” (Juan Ortiz)

Viajar,

conocer continentes,

naciones,

ciudades,

pueblos,

cruzar los fantasmales muros con los que el hombre dividió a la tierra;

estar allí,

donde ocurrió la palabra…

eso quería,

así que dejé a mi vieja

y me fui.

 

Desenmarañar las corrientes marinas,

hacer arder su fondo desde la uña

en cada punto cardinal,

por encima y debajo de ellos,

junto al Kraken,

al Leviatán,

descifrar los imposibles del océano,

divagar entre naufragios,

atolondrarme con sus sus muertos sumergidos,

eso quería,

era libre,

y eso hice.

 

Anduve por donde pocos,

distraído entre el tumulto de tantas cosas,

y en el pasar de los años conocí reyes,

gobernantes,

gurúes,

yoguis,

trascendidos,

hombres de luz,

cultos bandidos,

cada espécimen posible,

y luego de llegar a esa altura,

de visitar tanto,

de conocer tanta vastedad,

con varias décadas en la humanidad,

me sentí incompleto,

impasible,

habitado por abismos.

 

Allí,

Invadido por la nada,

recordé a mi vieja

y una luz se encendió;

retorné entonces a la orilla de siempre,

al lugar de las barcas,

conmovido,

destrozado,

y ella estaba allí,

con la masa en el fogón

y el café en la mesa,

verla hizo volver la alegría,

la entereza,

y en sus ojos me supe en mi país.

  • Reflexión

El poema ahonda en que, si bien el mundo presenta miles de aventuras, nada hay tan grato como la familia.

“Confinamiento: un poema a dos voces” (Juan Ortiz)

Niño:

Ven aquí mi mami,

qué hermoso cantar

traen los pajaritos,

suena a dulce mar.

Sé que hace mucho tiempo que ya no salimos,

pero estamos juntos,

y el turpial nos canta la felicidad.

 

Madre:

Miras con tus ojos,

y todo es amor,

me abres todo el pecho muy, muy, hondo,

sacas el dolor.

Sí que escucho el canto,

lo escucho muy bien,

lo meto aquí dentro

y sana mi ser.

Mi pequeño niño,

gracias por mostrar con tal cariño que la luz está…

aquí…

en esta oscuridad.

 

Niño:

¿Por qué lloras, mami?

¿Te hice algún mal?,

no sabes el bien que me ha hecho verte

día y noche acá.

Llegaba tan tarde de la escuela y tan cansado,

que ni los veía,

ahora es navidad

cada amanecer y anochecer.

 

Madre:

Lloro de alegría,

niño mío,

tienes tal razón en lo que dices,

hoy nacieron nardos en la acera

y mangos en el patio,

la lluvia visita

y adentro nos nace un sol azul

que habla de esperanza,

aquí,

en la palabra hogar.

  • Reflexión

El poema hace una meditación sobre las cosas que la cuarentena ha permitido recuperar. En este caso: la unión familiar.

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Referencias

  1. Los mejores poemas para celebrar el ‘Día de la Madre’. (2020). (N/A): La información. Recuperado de: lainformacion.com.
  2. Los Borges. (S. f.) (N/A): Poemas del alma: Jorge Luis Borges. Recuperado de: poemas-del-alma.com.
  3. Poemas familiares. (S. f.). México: Ernesto Mejía Sánchez. Recuperado de: revistadelauniversidad.mx.
  4. A mi padre. (2016). (N/A): Pablo Neruda. Recuperado de: antologiapoemasrodolfoesp.blogspot.com.
  5. Poemas para abuelos cortos, sencillos y emotivos: versos para tus yayos. (2020). (N/A): Sandra Llorente. Recuperado de: diariofemenino.com.