Definición de ventrículo
El término latino ventricŭlus llegó al castellano como ventrículo. El concepto se emplea para nombrar a las cavidades anatómicas, en especial a las del corazón.
En este sentido, un ventrículo es una especie de cámara que se encuentra en el interior del corazón. El número de ventrículos depende de la especie: en el caso del ser humano, el corazón tiene dos ventrículos.
Cada ventrículo recibe la sangre procedente de la cavidad que se encuentra sobre él; estas cavidades superiores se denominan aurículas. En el marco del ciclo cardíaco, los ventrículos se contraen (sístole) para expulsar la sangre que hay en el interior del corazón, bombeando el torrente sanguíneo por el sistema arterial. Luego se relajan (diástole), recibiendo sangre nuevamente.
El ventrículo izquierdo está vinculado a la aurícula izquierda a través de la válvula mitral. El ventrículo derecho, por su parte, establece comunicación con la aurícula derecha mediante la válvula tricúspide. Ambos ventrículos se encuentran separados uno de otro por el tabique interventricular. En cuanto a la sístole, el ventrículo izquierdo envía la sangre a la arteria aorta, mientras que el ventrículo derecho hace lo propio con las arterias pulmonares.
En el desarrollo del feto, a la tercera semana aparece el ventrículo primitivo, una zona del corazón que está conectada al bulbo cardíaco mediante el orificio auriculoventricular.
Uno de los trastornos que pueden ocurrir en los ventrículos es la taquicardia ventricular, caracterizada por una velocidad excesiva del latido, superior a los 100 pulsaciones por minuto, con un mínimo de tres irregulares que tienen lugar de forma consecutiva.
La taquicardia ventricular puede ocurrir como una complicación del ataque cardíaco, tanto de manera temprana como tardía, y también puede acompañar casos de insuficiencia cardíaca, miocardiopatía, miocarditis y valvulopatía cardíaca. Por otro lado, no es raro que aparezca luego de una operación de corazón.
Si la frecuencia cardíaca en medio de un episodio de taquicardia ventricular dura un tiempo considerable o alcanza una velocidad muy alta, es posible tener alguno de los siguientes síntomas: molestia torácica; desmayo; mareo o vértigo; percepción clara de los latidos; insuficiencia respiratoria. Dependiendo del caso, puede no ser necesario un tratamiento, o bien el médico puede indicar medicamentos orales o intravenosos.
El cerebro también dispone de ventrículos: los llamados ventrículos cerebrales. Estas cavidades forman el sistema ventricular que permite la circulación del líquido cefalorraquídeo. En el cerebro humano hay cuatro ventrículos: los dos ventrículos laterales, el tercer ventrículo y el cuarto ventrículo.
Por su parte, el líquido cefalorraquídeo, también denominado cerebroespinal, se encuentra en la médula espinal y el encéfalo, y se caracteriza, entre otras cosas, por no poseer color. En condiciones normales su volumen puede llegar a los 150 ml, con un mínimo de 100, y recorre los ventrículos cerebrales, el canal ependimario y el espacio subaracnoideo.
Los dos laterales se encuentran en los hemisferios del cerebro y tienen un asta anterior dirigida hacia el lóbulo frontal, una posterior dirigida al occipital y una inferior hacia el temporal. La conexión de los ventrículos laterales con el tercero se produce por medio del denominado orificio interventricular, el cual se sitúa entre el tálamo y el fórnix.
Con respecto al tercer ventrículo, se trata de una cavidad de poco espesor que se encuentra entre los tálamos; lo atraviesa la comisura intertalámica y se conecta con el cuarto ventrículo por medio del acueducto Silviano. Por último, el cuarto ventrículo se encuentra entre el cerebelo y el tronco cerebral, y es el punto desde el cual surge el líquido cefalorraquídeo.
Por medio del canal ependimario, una cavidad estrecha que se origina en la base del cuarto ventrículo, los cuatro ventrículos cerebrales se extienden por la médula espinal.