Definición de cerebelo
El encéfalo está formado por varios centros nerviosos. Uno de ellos es el cerebelo, ubicado en la región posterior de la fosa del cráneo y debajo de los lóbulos occipitales del cerebro.
La función principal del cerebelo (cuyo nombre procede del latín cerebellum) es propiciar la integración de las neuronas encargadas de la sensibilidad y del movimiento.
Las instrucciones que llegan al aparato locomotor desde la corteza cerebral, por lo tanto, son controladas por el cerebelo. Esto hace que una lesión en este centro nervioso genere trastornos vinculados a las capacidades motoras y al equilibrio.
Es importante destacar que la motricidad no es la única función que regula el cerebelo. El aprendizaje, las capacidades de la cognición, la atención y hasta el lenguaje también tienen vinculación con este órgano que alberga cerca del 50% de las neuronas del encéfalo, aunque sólo ocupa el 10% de su volumen.
Hay que destacar que el encéfalo (que se encuentra protegido por el cráneo) y la médula espinal (la columna vertebral se encarga de su resguardo) constituyen el denominado sistema nervioso central, dentro del cual el cerebelo cumple con importantes funciones.
El síndrome cerebeloso
Se conoce como síndrome cerebeloso, por otra parte, a la lesión que tiene incidencia sobre toda la superficie, o gran parte de ella, del cerebelo. Este trastorno, según sus características, puede dividirse en:
* síndrome cerebeloso de Vermis: al estar comprometido el lóbulo floculonodular, existen signos y síntomas relacionados con el sistema encargado del equilibrio y el control espacial, el cual se denomina vestibular. Su influencia produce falta de coordinación muscular que afecta exclusivamente la cabeza y el tronco. Es muy común que quienes lo sufren tiendan a caerse hacia delante o hacia atrás y que presenten dificultades para mantener la cabeza inmóvil y en posición erguida, lo cual también puede darse con respecto al tronco;
* síndrome cerebeloso hemisférico: el origen de esta variante del trastorno puede ser un tumor o la disminución transitoria o permanente del riego sanguíneo de un hemisferio cerebeloso. Los puntos claves son los movimientos de los brazos y las piernas, que se descomponen y se muestran desordenados e incoherentes. Es también común que el cuerpo tienda a caer hacia el lado donde se encuentra la lesión.
Las lesiones del cerebelo
Entre los síntomas que revelan algún daño en el cerebelo, se encuentran:
* hipotonía: que significa que la tonicidad muscular es menor a lo normal. Se puede explorar moviendo los antebrazos para intentar observar si las manos se balancean demasiado, o utilizando un dispositivo rotatorio para que el paciente se pare sobre él y se vea si sus brazos se mueven exageradamente, o bien a través del reflejo rotuliano, si la pierna pende durante un rato luego del golpe;
* ataxia: es la incoordinación o alteración de los movimientos voluntarios. Esto puede dar lugar a desplazamientos exagerados de las extremidades, sin medir correctamente el trayecto necesario para llevarlas a un punto determinado. Cuanto más rápida e inesperada sea la acción, más notorio será el problema, así como la descomposición del movimiento en cuestión. Uno de los fenómenos dentro de la ataxia se denomina adiadococinesia, que consiste en complicaciones para realizar movimientos alternativos rápidamente;
* alteración del equilibrio y de la marcha: los pacientes que sufren de este síntoma, sienten una inestabilidad que los lleva a necesitar separar los pies para mantener el equilibrio. Son comunes las oscilaciones al caminar, como si se padeciera de mareos, y se presentan desvíos hacia el lado de la lesión;
* temblor intencional: que aparece al inicio de un movimiento y tiene lugar en la parte proximal del miembro, es decir, justo antes de su punto extremo. Para detectarlo, se puede pedir al paciente que se toque la nariz con el dedo o que beba un vaso de agua.