Definición de punto de ebullición
Suele definirse el punto de ebullición como el instante en el cual se produce el cambio de estado de una materia que pasa de líquido a gaseoso. El concepto, en concreto, refiere a la temperatura que provoca que la presión de vapor de un líquido iguale la presión de vapor del medio en cuestión.
En otras palabras, el punto de ebullición hace mención a la temperatura en la cual un líquido hierve, la cual está vinculada a las propiedades específicas del líquido, y no a su cantidad. Es importante resaltar que, una vez que el líquido ha entrado en ebullición (y está hirviendo), la temperatura no sufre ninguna variación.
La temperatura de la materia está vinculada a la energía cinética de sus moléculas. Lo habitual es que unas pocas moléculas puedan quebrar la tensión superficial: sin embargo, una vez alcanzada la temperatura del punto de ebullición, se incrementa la entropía y las partículas se desordenan.
El punto de ebullición de un líquido es la temperatura en la cual hierve.
El punto de ebullición del agua
Tomemos el caso del agua. El punto de ebullición del H2O es 100 grados centígrados. Esto quiere decir que podemos poner agua a temperatura de ambiente (20 grados, por ejemplo) en un jarro y llevar el recipiente al fuego. El agua, en ese momento, se encontrará en estado líquido.
A medida que aumente la temperatura, sin embargo, la tensión superficial empezará a modificarse. Así, al llegar a los 100 grados, el agua alcanzará su punto de ebullición y comenzará a hervir, pasando a estado gaseoso. Como se menciona en párrafos anteriores, no importa si el jarro contiene medio litro, un litro o tres litros de agua: el punto de ebullición siempre será 100 grados.
La importancia a la hora de cocinar y preparar infusiones
Especialmente en el caso del agua, conocer y anticipar su punto de ebullición es fundamental para su uso en el ámbito culinario, dado que, mientras para algunas recetas es necesario llevarla al hervor, este punto puede arruinar otras, que tan sólo requieren el uso de agua caliente.
Para cocinar fideos, hay que llevar agua a su punto de ebullición.
Según las costumbres de cada persona, las infusiones pueden prepararse tanto con agua hervida como caliente; mientras que algunos aseguran que la primera opción echa a perder parte del sabor y las propiedades de las hierbas, otros no conciben retirar el agua antes del punto de ebullición por miedo a que ésta no se encuentre absolutamente libre de gérmenes y bacterias.
En las regiones más pobres del mundo, una de las más peligrosas enfermedades es el cólera, y existen incansables campañas para prevenirlo, que consisten en educar a la comunidad en cuestiones relacionadas con la higiene y la manipulación de alimentos. Dado que el agua es uno de los elementos claves en la propagación de la bacteria Vibrio Cholerae, causante del cólera, muchas de las precauciones apuntan a su correcto uso en distintas actividades de la vida cotidiana. Cuando se desea lavar alimentos, beberla o utilizarla para cocinar, siempre se recomienda hervirla previamente.
Punto de ebullición, de fusión y de congelación
Existen ciertos conceptos que a menudo se confunden con punto de ebullición. Tal es el caso de punto de fusión, aunque su definición es bastante diferente: se trata de la temperatura que marca el punto en el cual la materia deja el estado sólido para pasar al líquido. Este propiedad se da a temperatura constante y se considera intensiva, o sea que no depende del tamaño del cuerpo o de la cantidad de sustancia.
Por lo general, la materia se congela y se funde a la misma temperatura (sus puntos de congelación y fusión son equivalentes). Sin embargo, existen claras excepciones; por ejemplo, el punto de fusión del agar-agar ocurre a 85 °C mientras que su congelación se da entre los 31 y los 40 °C. Si bien la presión afecta el punto de ebullición, esto no pasa con el de fusión.