Definición de pronombres demostrativos
Los pronombres (del latín pronomen) son un tipo de palabra que carece de referente fijo, ya que se determina según la relación que estable con otras palabras ya nombradas. Un pronombre, por lo tanto, puede hacer de sustantivo y referirse a personas, objetos o cosas extralingüísticas.
Los pronombres demostrativos son aquellos que cumplen una función deíctica o mostrativa; es decir, permiten distinguir y nombrar elementos que ya fueron mencionados previamente (sin necesidad de repetirlos). Estos pronombres se clasifican según el grado de distancia que tienen con el objeto señalado.
Los pronombres demostrativos de primer grado indican una cercanía de lo mencionado respecto al emisor (“este”, “estos”, “esto”, “esta”, “estas”). Por ejemplo: “Este (coche) está mal estacionado”, “Esto es muy rico”, “Estas (sandalias) combinan con tu pantalón rojo”, “Estos (libros) parecen muy antiguos”, “Esta (bandeja) era de mi abuela”.
Los pronombres demostrativos de segundo grado, en cambio, expresan la cercanía de lo señalado respecto al receptor (“ese”, “eso”, “esa”, “esas”, “esos”): “Alcánzame eso, por favor”, “Ese (teléfono) es de José”, “Me gustaría comprar una de esas (casas)”, “Esos (faroles) iluminan poco”.
Los pronombres demostrativos de tercer grado, por último, denotan cercanía para el emisor y el receptor (“aquel”, “aquello”, “aquella”, “aquellas”, “aquellos”): “Aquel (cuadro) fue pintado por Monet”, “Aquella (puerta) está mal cerrada”, “Aquellos parecen usados”.
Todos los pronombres demostrativos pueden combinarse con el término “todo” y sus variantes para formar oraciones: “Todo esto es muy raro”, “Todas esas están en promoción”.
Cabe destacar que, cuando se explicita el sustantivo, el pronombre deja de funcionar como tal y pasa a considerares como un adjetivo: “Ese es mío” (pronombre), “Ese cuaderno es mío” (adjetivo).
Cambios en las reglas de acentuación
Hasta hace unos años, según las reglas ortográficas de acentuación, tanto el adverbio «sólo» como los pronombres demostrativos debían llevar tilde para distinguirlos del adjetivo «solo» y de los determinantes demostrativos, respectivamente, para evitar las posibles confusiones dentro de un mismo contexto.
Tomemos la siguiente oración para exponer un ejemplo en el cual la ausencia de la tilde puede generar ambigüedad:
«Estudio sólo los lunes y los jueves». En este caso, la palabra «sólo» tiene el mismo significado y la misma función de «solamente»; es un adverbio y llevaba tilde para evitar que la oración se interprete como que quien la enuncia estudia solo, sin compañía, los lunes y los jueves, lo cual daría a entender asimismo que el resto de los días estudia junto con otras personas. En resumen, el uso de la tilde, antes obligatorio, ayuda considerablemente a evitar interpretaciones erróneas.
Pasando a los pronombres demostrativos, se puede apreciar una situación similar a la anterior en la siguiente oración:
«¿Dónde compran éstos libros antiguos?». Aquí la confusión puede ser aún mayor, ya que se trata de un ejemplo que depende en gran parte de la entonación para ser comprendido correctamente. La palabra «éstos» es el sujeto de la oración, y gracias a la tilde queda claro que no se trata de un adjetivo que modifique a «libros antiguos»; en resumen, la pregunta intenta averiguar «dónde compran libros antiguos estos sujetos» y no, «dónde compran ellos estos libros antiguos».
Recientemente, la Real Academia Española publicó un artículo en el cual recomienda dejar en desuso la tilde en los casos expuestos, apoyándose en las reglas de acentuación, ya que la mayoría de los pronombres son palabras llanas terminadas en vocal o en s (al igual que solo), y por otro lado se encuentra el caso de aquel, palabra aguda terminada en l. Siguiendo, por lo tanto, las clásicas normas que tantos cantamos de niños, debemos hacer caso omiso a la semántica y, para evitar incurrir en una falta ante las autoridades de la lengua, dejar en manos de los lectores la tarea de leer entre líneas para interpretar adecuadamente nuestros textos.