Definición de profanación
Profanar es un verbo que refiere a faltar el respeto a algo religioso o sagrado. Al profanar, por lo tanto, se deshonra, ultraja o mancilla una cosa que, por sus características, merece respeto.
La profanación es el proceso y resultado de profanar. Una profanación, por lo tanto, se produce por un acto profano que se orienta hacia entidades, objetos o sujetos que disponen de un valor simbólico especial para la sociedad.
Si dos personas ingresan a una iglesia, se desnudan y comienzan a mantener relaciones sexuales sobre el altar, puede decirse que han procedido a la profanación del templo. Su comportamiento indecente atenta contra todo lo que significa el edificio y supone una grave falta moral.
La profanación de un cementerio, por su parte, consiste en acciones como la destrucción de lápidas, el desenterramiento de cadáveres y la inscripción de frases ofensivas sobre las estructuras de la necrópolis. A lo largo de la historia, distintos grupos antisemitas han pretendido atacar a la comunidad judía a partir de la profanación de sus cementerios.
Otro tipo de profanación ocurre cuando alguien realiza algo impropio con una hostia sagrada. En el catolicismo, la hostia ya consagrada que se ofrece en la misa representa el cuerpo de Cristo. Por lo tanto, si una persona escupe la hostia que le acerca el sacerdote y, una vez que está en el suelo, comienza a pisarla, habrá cometido la profanación de este símbolo.
La profanación también abre las puertas al negocio de huesos humanos, algo que suele implicar a estudiantes de medicina, tanto de forma directa (profanando ellos mismos las tumbas para robar los restos) como indirecta (contratando a terceros para hacer el trabajo sucio). Los chamanes y los brujos también se apoyan en la profanación de tumbas para conseguir los huesos que luego utilizan en sus rituales.
A una profanación le pueden corresponder diferentes tipos de castigos. En muchos casos, la profanación implica también la comisión de un delito (quemar una iglesia, por ejemplo), y puede usarse como símbolo de venganza, algo que ocurre a menudo entre pandillas.
No es raro que los integrantes de una banda criminal desentierren el cadáver de un miembro de la banda rival e intenten quemarlo para enviar un mensaje prepotente y hostil, ya sea para cobrarse por una antigua ofensa o bien para imponerse y demostrar su fuerza. En este caso, se aprecia como un mismo término (profanación) puede servir para definir dos actitudes absolutamente diferentes: mientras que en algunos casos el objetivo es la investigación, en otros no pasa de un mero acto vandálico, aunque de una gravedad alarmante.
La Iglesia católica se opone rotundamente a la profanación de tumbas, dado que para su religión el cuerpo es un templo terrenal, al cual honran los seres queridos de la persona difunta tras haber despedido su espíritu en su viaje al reino de Dios. De hecho, considera que cuando este acto se lleva a cabo de manera organizada y en grupo es aún más grave que si se trata de un suceso aislado en manos de un solo individuo, ya que habla del grado de perversión y frialdad al cual puede llegar nuestra especie.
Existen personas que se dedican a desenterrar cadáveres y despojarlos de los objetos de valor con los cuales han sido sepultados para luego venderlos. Esta actividad, que para la mayoría resulta absolutamente inaceptable y macabra, es la forma en la cual dichos criminales se ganan la vida. Para escoger las tumbas con mejores botines, siguen de cerca los entierros que tienen lugar en los cementerios a los que tienen acceso. Lejos de sentir culpa por lo que hacen, muchos aseguran que es preferible robar a un muerto que a un vivo.