Definición de delito
Un delito es un comportamiento que, ya sea por propia voluntad o por imprudencia, resulta contrario a lo establecido por la ley. El delito, por lo tanto, implica una violación de las normas vigentes, lo que hace que merezca un castigo o pena.
Más allá de las leyes, se conoce como delito a toda aquella acción que resulta condenable desde un punto de vista ético o moral. Por ejemplo: “Gastar tanto dinero en unos zapatos es un delito”, «Mi abuela me enseñó que arrojar comida a la basura es un delito».
Cometer un delito puede llevar a una persona a la cárcel.
Delito civil y delito penal
En el sentido judicial, es posible distinguir entre un delito civil (la acción que se desarrolla intencionalmente para dañar a un tercero) y un delito penal (que además se encuentra tipificado y castigado por la ley penal).
Existe una clasificación bastante amplia de los distintos tipos de delito. Un delito doloso es aquel que se comete con conciencia, es decir, el autor quiso hacer lo que hizo. En este sentido, se contrapone al delito culposo, donde la falta se produce a partir de no cumplir ni respetar la obligación de cuidado. Un asesinato es un delito doloso; en cambio, un accidente donde muere una persona es un delito culposo.
Un delito por comisión, por su parte, se produce a partir del comportamiento del autor, mientras que un delito por omisión es fruto de una abstención. Los delitos por omisión se dividen en delitos por omisión propia (fijados por el código penal) y delitos por omisión impropia (no se encuentran recogidos en el código penal).
La piratería es un delito que suele ser motivo de debate.
La piratería
Las denominadas copias piratas ciertamente no nacieron con Internet; el efecto que éste tuvo en la distribución ilegal de obras fue mucho peor que un simple crecimiento del porcentaje de robos: logró convencer a la gente de que acceder a contenido protegido sin pagar por él no representaba un delito.
Resulta imposible viajar en el tiempo cincuenta años atrás y hablar con personas de perfiles similares a quienes hoy sin ningún problema descargan películas en forma ilegal para conocer su opinión acerca de este fenómeno. -Disculpe, señora, ¿cree que es correcto obtener la música de Barbra Streisand sin pagar por ella? ¿Le parece correcto o de una moral respetable colarse en el cine sin abonar la entrada?- Seguramente, un gran porcentaje de gente con vidas equivalentes a los actuales neopiratas responderían que se trata de una actitud repudiable.
El caso del subtitulado y distribución de anime: ¿delito o difusión cultural?
Un caso particular es el que se da con la cultura japonesa, la cual es muy apreciada en todo el mundo. Muchísimos amantes del anime que no cuentan con un conocimiento del idioma oriental suficiente como para disfrutar de las versiones originales, ansían que las series sean subtituladas para no verse forzados a escuchar los doblajes, ya que éstos le quitan la magia a la obra. Sin embargo, gran parte de este bagaje cultural ni siquiera se distribuye fuera de Japón.
¿Es legal entonces que alguien se tome el trabajo de subtitular una serie animada hecha por otras personas y la distribuya gratuitamente? Habrá quienes digan que lo utilizan como material de estudio y que no lo consideran injusto. Pero, nos guste o no, existen leyes que protegen la propiedad intelectual, y seguramente podría buscarse un camino más civilizado para conseguir que los creadores exportaran sus obras al resto del mundo. Seguramente ayudaría a convencerlos del éxito que tendría esta actividad fuera de su país si las burlas a las personas orientales no fueran parte de más de una cultura occidental.
Sin duda, la caída tiempo atrás de Megaupload, el más conocido distribuidor de copias ilegales de películas y música, ha repercutido considerablemente en los distintos mercados. Esto sumado a que muchos sitios similares desaparecieron poco después y al surgimiento y proliferación de servicios como Spotify y Netflix, puede representar el comienzo de un cambio positivo.