Definición de vandalismo
Los vándalos eran los integrantes de un pueblo bárbaro de origen germánico oriental que quedó en la historia como símbolo del salvajismo y de la falta de civilidad. Por eso el término vándalo hoy se utiliza para hacer mención a la persona que comete acciones propias de la gente salvaje.
Vandalismo, por lo tanto, es un concepto que puede utilizarse para nombrar a la destrucción que parece propia de los antiguos vándalos. Es una conducta destructiva que no respeta la propiedad ajena y que suele expresarse a través de la violencia.
El vandalismo es la hostilidad aparentemente injustificada hacia las posesiones de los demás. Suele manifestarse en el espacio público con ataques a monumentos, bancos, paredes, etc., ya sea con la intención de transmitir un mensaje o por el simple hecho de destruir lo ajeno.
Una de las formas más frecuentes de vandalismo es el grafiti, cuando se pinta sobre un muro privado y sin autorización. Las pintadas en las paredes de una casa o en una estatua tienen víctimas (el dueño de la residencia, el Estado) que sufren daños patrimoniales. Quienes se expresan a través del grafiti, sin embargo, sostienen que la libertad de expresión trasciende la propiedad privada o los objetos materiales.
El vandalismo también puede llevarse a cabo de forma virtual a través de la alteración de las páginas de Internet. Una muestra del vandalismo digital ocurre cuando se interviene un sitio para la publicación de un mensaje contrario al verdadero espíritu de la página en cuestión (como la inclusión de una proclama a favor del aborto en un sitio de la Iglesia Católica, por ejemplo).
Algunas veces, los actos de vandalismo despiertan sentimientos encontrados por parte sus desprevenidos admiradores, dado que contienen elementos humorísticos que resultan difíciles de ignorar, capaces de arrancar una carcajada de los rostros más rígidos.
Uno de estos actos de vandalismo «carismáticos» tuvo lugar en la ciudad italiana de Roma, en 2008, cuando un individuo de nombre Graziano Cecchini lanzó 500 mil bolas de colores por la escalera de la Trinidad de los Montes, en Plaza de España (uno de los lugares más característicos y apreciados del centro de Roma). Esta «broma», que generó en los transeúntes una mezcla de estupor y diversión, tuvo un coste aproximado de 20 mil euros, el cual su creador afrontó muy gustoso.
Otro claro ejemplo nos traslada a Berlín, donde en el año 2010 un grupo de artistas alemanes denominado IEPE decidió empapar las ruedas de más de 2 mil coches con pintura de varios colores para que imprimieran su trayectoria en una intersección de la ciudad. Cabe mencionar que los conductores no eran cómplices, sino víctimas de este acto de vandalismo apropiadamente titulado «Reality Paint» (cuya traducción aproximada es «pintura de la realidad») y que consistió en verter alrededor de 500 litros de pintura en puntos estratégicos de las cuatro calles que hicieron las veces de lienzo.
En el año 2011, por otro lado, un grafitero búlgaro que nunca fue identificado decidió aplicar su arte a las estatuas del Monumento del Ejército Soviético, el cual se encuentra en el centro de la ciudad de Sofía, para convertir a sus protagonistas en superhéroes tales como Batman y el Guasón, y personajes como Santa Claus y Ronald McDonald. Entre los símbolos más llamativos se encuentra la transformación de la bandera soviética en la norteamericana y la presencia del Capitán América. Sobra decir que miles de turistas se acercan a la capital de Bulgaria para hacer fotografías de la nueva cara de este monumento, que tiene más de medio siglo de edad.
La lista continúa e incluye la construcción de diversas figuras y su ubicación en lugares estratégicos para tomar por sorpresa al público, y el diseño de imágenes obscenas en puentes y monumentos para expresar el descontento del pueblo con respecto a ciertas decisiones del gobierno.