Definición de plantas perennes
Una planta es un ser vivo que no tiene capacidad locomotora, es autótrofo (produce su materia orgánica partiendo de elementos inorgánicos) y desarrolla la fotosíntesis (recurre a la luz del sol como energía para sintetizar las sustancias orgánicas). Perenne, en tanto, es aquello incesante o permanente; en el terreno de la botánica, el término refiere específicamente a aquel organismo que vive más de dos años.
Las plantas perennes, por lo tanto, son vegetales que subsisten al menos dos años. Esta característica las diferencia de las plantas anuales, que germinan, florecen y mueren en el mismo año.
También conocidas como plantas vivaces, las plantas perennes suelen ser confundidas con las plantas perennifolias. Una planta perennifolia, sin embargo, es aquella que presenta hojas durante todo el año, más allá de su supervivencia.
De todos modos, en el lenguaje coloquial suele calificarse como perenne a la planta cuyo follaje se mantiene siempre verde: es decir, no se renueva en cada estación. La calificación precisa, en cambio, debería indicar que la planta en cuestión es perennifolia.
En el caso de las herbáceas, las plantas perennes no desarrollan un tejido leñoso permanente sino que en su lugar produce tallos. El crecimiento puede surgir de un tejido o de un rizoma. Si se encuentran en un clima cálido, es común que crezcan de manera continua; sin embargo, en aquéllos en los que se distinguen las estaciones con claridad, lo habitual es que florezcan cuando el tiempo es cálido y pierdan su follaje en la temporada más fría.
Pensemos por ejemplo en las zonas en las que suele haber heladas con cierta regularidad: por lo general, sus plantas perennes se desarrollan y florecen únicamente a lo largo de la primavera y, en especial, del verano. Si las temperaturas fueran templadas a lo largo del año, en cambio, la floración se daría todos los meses.
Aunque la noción de planta perenne muchas veces se aplica a las herbáceas y a los arbustos, la botánica acepta el término para nombrar a los árboles de mayor tamaño. Esto se debe a que la idea se relaciona con el hecho de vivir dos o más años, y no a otras características.
Las plantas perennes florecen todos los años a lo largo de diversas temporadas y producen pétalos de colores alegres que atraen a los insectos polinizadores, de manera que su función es muy beneficiosa para las especies que las rodean.
Las raíces de una planta perenne tienen un diseño tal que pueden absorber los nutrientes y el agua del suelo con mucha más destreza que una de ciclo anual o bianual, aquellas que solamente viven uno o dos años.
Al observar las características del crecimiento de una planta perenne podemos clasificarla en varios tipos. Las bulbosas reciben su nombre por contar con un bulbo (generalmente, bajo tierra) cuya función es producir raíces que se encarguen de absorber los nutrientes necesarios para su desarrollo. Es gracias a este órgano vivo que pueden mantenerse vivas durante más tiempo que otras, aunque algunas bulbosas no superan las pocas semanas.
La reproducción de estas plantas perennes se puede dar mediante la producción de semillas o de pequeños bulbos que surgen de los más grandes. Entre las especies más conocidas podemos mencionar el tulipán, el puerro y la cebolla.
Por otro lado se encuentran las herbáceas, que se destacan por estar presentes en casi todos los huertos y jardines. Sus tallos son verdes, amarillentos o rojizos y su desarrollo es notablemente rápido. Sus flores suelen usarse con fines ornamentales. Tres plantas perennes de este tipo son el clavel del poeta, la equinácea y la gazania.