Definición de herbácea
El primer paso importante a dar antes de entrar de lleno en el significado del término herbácea es conocer su origen etimológico. En este caso, podemos exponer que deriva del latín, exactamente de la palabra “herbaceus” que, a su vez, procede de “herba”, que es sinónimo de “hierba”.
Se trata de un adjetivo que hace referencia a aquello que cuenta con las características, las propiedades o las condiciones de la hierba.
Se llama hierba, por otra parte, a la planta pequeña que presenta un tallo tierno y suele perecer no más de dos años después de generar la semilla. Esto quiere decir que lo herbáceo alude a plantas que no producen órganos duros o leñosos.
Por ejemplo: “La vegetación herbácea cubre un gran porcentaje de los terrenos de esta región”, “Esta planta herbácea forma parte de la dieta de los habitantes locales, quienes valoran sus cualidades nutritivas”, “No conozco a qué familia pertenece esta especie herbácea”.
Las plantas herbáceas, en definitiva, se caracterizan por carecer de un tallo leñoso. Su estructura principal, en cambio, es flexible y tierna.
Se conoce como plantas herbáceas anuales o plantas de temporada a aquellas cuya germinación y florecimiento se produce en el mismo año de la muerte. Por lo general, se desarrollan en la primavera o el verano y perecen en el invierno. El girasol y el maíz son herbáceas de este tipo.
No obstante, tampoco hay que pasar por alto que son herbáceas de este tipo también la caléndula, la amapola e incluso la petunia.
Las plantas herbáceas bianuales, en cambio, en el primer año crecen y germinan y en el segundo año dan flores y frutos. También podemos reconocer a las plantas herbáceas vivaces (pueden renacer cada año ya que sus raíces sobreviven al invierno) y las plantas herbáceas perennes (iguales que las vivaces, aunque sus hojas se mantienen siempre verdes).
El alhelí, el lino, la onagra, la adormidera marina o la lunaria annua son, por ejemplo, plantas herbáceas de tipo bianual.
Entre los ejemplos más significativos de plantas herbáceas vivaces podemos destacar a la lavanda de mar, la peonía, el altramuz, el astilbe, la lisimaquia o el delfinio, por ejemplo.
Ejemplos de plantas herbáceas perennes son la cinta, el geranio, la gaura, el clavel o la sansevieria.
Otra clasificación de las especies herbáceas permite distinguir entre las forbias (que cuentan con hoja ancha) y las graminoides (cuyas hojas son estrechas).
Además de todo lo expuesto, no podemos pasar por alto la existencia de otro tipo de herbáceas. Nos estamos refiriendo a las plantas herbáceas megaforbias, también llamadas hierbas gigantes. Hay que destacar que se identifican por el hecho de que cuentan con un tamaño mucho mayor que el resto de herbáceas. Buena muestra de eso es que pueden incluso llegar a alcanzar varios metros de altura.
En todo lo demás coinciden en características con las ya citadas herbáceas perennes.
Entre los ejemplos de esta clase de plantas podemos destacar al bambú, a la palmera e incluso a lo que es el bananero.