Definición de penitenciario
El concepto de penitenciario se utiliza para aludir a aquello vinculado a una penitenciaría: el lugar donde se encierra a los presos. El término se usa para formar diversas expresiones.
El derecho penitenciario, en este marco, es la rama del derecho centrada en la aplicación de las penas que privan de derechos a los condenados, especialmente de la libertad. El sistema penitenciario, en tanto, está formado por las instituciones que se encargan de establecer los castigos penales y de garantizar el cumplimiento de los castigos.
La institución penitenciaria principal es la prisión, cárcel o penitenciaría. Estos establecimientos pueden presentar diferentes características. El régimen penitenciario es aquel que regula la vida en el interior de un espacio de este tipo.
Tomemos el caso de México. El Sistema Penitenciario Federal es una institución que depende del Estado nacional, cuya función es administrar y gerenciar los establecimientos penitenciarios. Entre sus objetivos se encuentran colaborar con la seguridad pública, desalentar el delito y minimizar la tasa de reincidencia.
Este último concepto, la reincidencia, es uno de los más delicados en el ámbito del sistema penitenciario, ya que cada vez que un ex convicto vuelve a cometer un delito y obliga —por así decirlo— a las autoridades a detenerlo y encerrarlo en la cárcel, de alguna manera podemos afirmar que echa por la borda todos los esfuerzos del Gobierno por reformarlo y garantizar la seguridad de la nación.
En este sentido podemos comenzar a elaborar mentalmente un sistema penitenciario para entender en qué punto falla cuando conduce a los presos a reincidir. En primer lugar se encuentra la privación de libertad, un elemento común a todos que ha generado y continúa generando controversia pero que la mayoría de la gente acepta con normalidad: si alguien comete un delito suficientemente grave, la Justicia tiene derecho a encerrarlo en una prisión durante un tiempo que establece valorando una serie de cuestiones específicas basadas en la Ley vigente.
Esto puede parecer ideal para las víctimas, que se sienten protegidas por sus autoridades cuando éstas atrapan y encarcelan a sus agresores, pero estos últimos también tienen derechos desde el punto de vista del Gobierno, y no siempre se hacen valer detrás de las rejas. Pasar meses o años sin poder salir de un edificio en el cual no somos más que números asociados a un delito o un crimen, compartiendo nuestro reducido espacio con gente que quizás ha cometido actos más terribles, comiendo y durmiendo mal, sufriendo burlas y maltrato por parte de oficiales armados y soportando la falta de higiene no es precisamente la descripción de «reforma».
Claro que todos los sistemas penitenciarios no son iguales; el problema es que hay muchos que son infinitamente peores. Mientras que en algunos países avanzados se esfuerzan por encontrar el equilibrio entre el cumplimiento de las penas y el acceso a las herramientas necesarias para llevar una vida mejor una vez recuperada la libertad, en la mayoría los presidiarios atraviesan experiencias difíciles de digerir, que nadie podría desear ni siquiera como experimento sociológico, y cuando finalmente salen de la prisión no están preparados para tomar buenas decisiones.
En varios países, se llama penitenciario a aquel que trabaja en el sistema penitenciario. Por eso los guardias que vigilan a los prisioneros y que controlan la seguridad en la cárcel son conocidos como guardias penitenciarios, agentes penitenciarios o simplemente penitenciarios.
El término penitenciario también aparece en el terreno de la religión. Al presbítero que se dedica a la confesión de los penitentes de una iglesia, por ejemplo, se lo califica como penitenciario. También se conoce como penitenciario o penitenciario mayor a quien preside el Tribunal de la Penitenciaría Apostólica.