Definición de locomotora
El término locomotora puede emplearse como adjetivo o como sustantivo. En el primer caso, alude a aquello vinculado a la locomoción: el traslado de un sitio a otro.
Su uso más habitual, de todos modos, es como sustantivo. Se llama locomotora a la máquina que se utiliza para el arrastre de los vagones de un tren.
Una locomotora es un material rodante ya que dispone de ruedas y, de este modo, puede circular sobre las vías. Un motor de combustión interna, la electricidad o el vapor le brindan la energía necesaria para desplazarse y arrastrar la formación.
Hasta mediados del siglo XX y desde principios del anterior, las locomotoras de vapor fueron el medio de tracción ferroviaria más utilizado. Estas máquinas apelan a la combustión de madera, fueloil, biomasa, carbón u otro combustible en una caldera, calentando agua. El vapor que surge por la ebullición permite, gracias a la presión, mover los pistones que le dan impulso a las ruedas a través de un juego de bielas.
Se conoce con el nombre de biela a un objeto mecánico que es capaz de transmitir el movimiento para articular otras partes de una máquina cuando se lo somete a esfuerzos de compresión o tracción. Las locomotoras de vapor tenían motores de combustión externa, porque llevaban a cabo la conversión de la energía calórica en mecánica a través de un proceso que se realizaba fuera del coche.
Dado que el agua era indispensable para la producción de vapor y, por lo tanto, para el funcionamiento de estos trenes, debía ser reabastecida con cierta frecuencia. Si bien a simple vista la locomotora de vapor parezca simplemente un recuerdo muy lejano, en algunas ciudades siguen exisitiendo, aunque más no sea con fines turísticos. Las actuales suelen ser versiones modernizadas de las antiguas o bien modelos construidos con tecnologías avanzadas pero con el aspecto de sus antecesoras.
Las locomotoras diésel, en tanto, aprovechan la energía que genera un motor de combustión interna de ciclo diésel de dos o de cuatro tiempos (los de dos son los más usados). La potencia se transmite mediante un sistema mecánico para los trenes de menor tamaño, pero mediante un sistema hidráulico o eléctrico para los más grandes y potentes.
También existen las locomotoras eléctricas, que reciben electricidad de una fuente externa. Dicha energía eléctrica se aplica en el motor de tracción. Para su funcionamiento, se necesitan cables de alimentación en la totalidad del recorrido del tren.
Las locomotoras diésel-hidráulicas y las locomotoras diésel-eléctricas, en tanto, combinan diferentes componentes para moverse y cumplir su función.
La locomotora diésel-hidráulica se basa en un sistema de turbinas hidráulicas que se acoplan y permiten que la potencia llegue a las ruedas de manera gradual desde el motor, que gira constantemente. Es importante señalar que este sistema no es capaz de mover cargas considerables, razón por la cual se utiliza más que nada en automotores.
Las diésel-eléctricas, por otro lado, tienen dos componentes: un cierto número de motores eléctricos (llamados «de tracción»), que transmiten la fuerza tractora a las ruedas, y uno diésel, que produce el movimiento de un generador eléctrico. Por lo general, se coloca un motor de tracción en cada uno de los ejes. Éstos reciben corriente eléctrica que procede del generador principal y seguidamente mueven los ejes de las ruedas a través de unos piñones.
Cabe destacar que la idea de locomotora puede usarse en sentido simbólico para referirse a aquello que impulsa algo. Por ejemplo: “La agricultura es la locomotora de la economía local”, “Una vez más, el delantero fue la locomotora del equipo”, “Los jóvenes deben ser la locomotora del cambio social y cultural que necesita este país”.