Definición de invitación
Invitación (vocablo con origen en el término latino invitatio) es una palabra que refiere al acto y resultado de ser invitado o de invitar. El verbo invitar, por su parte, se interpreta como la acción de convocar o estimular a un individuo para que asista a alguna clase de evento o reunión.
Por ejemplo: “Acabo de recibir la invitación de Jorge para asistir a su cumpleaños”, “Vine para hacerte la invitación formal a la inauguración del centro”, “Tenemos que encargar las tarjetas de invitación para el casamiento”.
El impreso que sirve para invitar o que se recibe cuando alguien nos convoca a un acontecimiento así como la tarjeta o bono que se adquiere para entrar a ciertos festejos, actos o eventos también se conocen como invitación: “Sin invitación, no se puede ingresar al salón”, “Mira qué hermosa la invitación a la fiesta de María”, “No lo puedo creer, perdí la invitación… ¿cómo vamos a entrar a la fiesta?”.
Las fiestas de cumpleaños, las cenas formales, las bodas, los bautismos y las comuniones son algunos de los eventos cuya comunicación se realiza mediante invitaciones impresas. Lo habitual es que el anfitrión envíe o entregue la invitación directamente al invitado, quien tiene la oportunidad de aceptar o rechazar la propuesta.
El motivo, la fecha, el horario y el lugar son algunos de los datos que deben aparecer en una invitación. En ciertos casos también se incluye información sobre el tipo de vestimenta que resulta adecuado para el evento.
En los eventos informales (como una cena entre amigos o una cita para ir al cine), en cambio, la invitación suele concretarse a través de una llamada telefónica, por correo electrónico o personalmente, sin que existan reglas o convenciones sociales estipuladas.
El concepto de invitación a través del tiempo
Seguramente todo lo expuesto anteriormente represente la imagen que casi todos tuviéramos del término invitación hasta hace poco más de una década. Y es posible que para algunas personas continúe siendo así. Pero este concepto ha sufrido cambios, tanto como los billetes de avión, que en una época se identificaban con hojas rectangulares de papel, de forma similar a un cheque pero más grande, y que hoy en día han sido reducidos a meros códigos que se envían por correo electrónico y que pueden ser llevados al aeropuerto en un teléfono móvil.
Sin embargo, las invitaciones no sólo han entrado en el mundo de la informática para ser reemplazadas por mensajes virtuales que emulan o no las tarjetas en formato físico, sino que el término ha adquirido un nuevo uso, relacionado con la participación de redes sociales, y que hoy en día es más frecuente que el relacionado con fiestas y eventos. Muy a menudo recibimos mensajes de invitación a compartir nuestro currículum vitae en un sitio de búsqueda laboral, o a visitar el perfil de una persona que conocemos, o incluso a probar un juego para intentar superar el puntaje de algún contacto (mal llamado «amigo»).
Es cierto que el significado de base no ha cambiado, ya que mantiene la noción de ofrecimiento o petición, de «abrir las puertas a», pero el contexto es muy diferente. Asimismo, una invitación a una fiesta, hace cincuenta años, debía estar rodeada de emociones, tales como el nerviosismo ante no saber qué vestimenta escoger, o los deseos de ver a esa persona después de tanto tiempo. Ciertamente, ni siquiera en la alta sociedad se recibía una o más invitaciones por día, y eso las volvía inesperadas y especiales.
El concepto de invitación es una clara muestra de la tendencia cultural de esta época al exceso, al ruido y a la falta de compromiso: queremos todo y ya, nos cansamos rápidamente de las cosas y damos a un clic el peso de la palabra.