Definición de humedales

Se llama humedal al territorio que presenta aguas subterráneas de escasa profundidad o aguas superficiales. Los humedales suelen ser terrenos planos que se inundan de manera intermitente o permanente, según el caso.

Puede decirse que un humedal es una superficie temporal o constantemente inundada, que está interrelacionada con los seres vivos que habitan en ella y se encuentra regulada por las condiciones climáticas. Los pantanos, los manglares, los esteros, las turberas, las marismas y las ciénagas son humedales.

Debido a la poca profundidad del nivel freático (la capa superior del acuífero), el régimen del suelo de los humedales experimenta alteraciones. Las plantas hidrófitas funcionan como filtros del agua, almacenándola y liberándola.

De acuerdo a su morfología, los humedales pueden ser ribereños (se inundan por el desborde de un río), marinos (no cambian según el caudal fluvial), lacustres (cubiertos de forma permanente por agua con baja circulación) o estuarios (donde un río desemboca en el mar), entre otros.

Si tomamos en cuenta su tipo estructural, podemos establecer una clasificación que distingue dos grupos aplicando un criterio hidrológico según sus aspectos:

* externos: en este grupo se encuentra el hidrohumedal, que suele tener una lámina de agua que aflora a lo largo de todo el año, y el higrohumedal, que casi todo el año tiene oculta una lámina de agua;

* internos: aqué se halla el epigénico, un humedal cuya estructura no está vinculada a los flujos subterráneos más cercanos, y el freatogénico, que sí presenta un vínculo entre su estructura y los flujos cercanos.

A su vez, si pensamos en los ámbitos hidrogeológicos de flujo, podmos subdividir los humedales freatogénicos en humedales:

* de recarga: como las navas, los tramos de recarga fluvial y las charcas de infiltración;

* de tránsito: como los criptohumedales litorales y las lagunas de lámina aflorante;

* de descarga: como las áreas de rezume y los encharcados manantiales.

Por su biodiversidad, los humedales son muy importantes para la ecología. Sin embargo, se trata de terrenos que suelen degradarse o perderse por la acuicultura, la agricultura y el desarrollo industrial. Ante esta realidad, en muchas partes del mundo se están poniendo en práctica políticas y medidas que buscan protegerlos.

Los esteros del Iberá en Argentina; el Gran Pantanal en Brasil, Paraguay y Bolivia; la ciénaga de Zapata en Cuba; el delta del río Níger en Nigeria; las Tablas de Daimiel en España; y el lago Chilka en India están entre los humedales más importantes del planeta.

El 2 de febrero se celebra el Día Mundial de los Humedales. Se trata de una fiesta que se inauguró en el año 1997 para conmemorar la fecha en la que tuvo lugar la firma del Convenio sobre los Humedales dos décadas y media antes en Ramsar, ciudad de Irán. Otro nombre por el que se conoce este convenio es Convención sobre los Humedales, y su entrada en vigor tomó casi cinco años.

El objetivo más importante de la Convención sobre los humedales es conservar estos espacios y usarlos de forma racional. Para ello, se propuso una serie de acciones, tanto a nivel local como regional y nacional; además, por medio de la cooperación entre varios países se vuelve posible un plan que contribuya al desarrollo sostenible en todas partes del mundo.

Para el año 2011 ya se habían comprometido 160 estados, los cuales protegían más de 1950 humedales en varias partes del planeta. Todos estos sumaban casi dos cientos millones de hectáreas, una superficie que se incluyó en la lista de importancia internacional. Las experiencias y los conocimientos que cada país recoge a lo largo de su trabajo, así como los progresos que obtiene se evalúan en reuniones que tienen lugar con una frecuencia de tres años.

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