Definición de GPS

GPS es la sigla correspondiente a Global Positioning System, una expresión que puede traducirse como Sistema de Posicionamiento Global. Dicho sistema fue creado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos y permite, a través de una red de 24 satélites, indicar la posición de un cuerpo en la superficie terrestre con gran precisión.

Las trayectorias de estos 24 satélites, que orbitan a 20 200 kilómetros de altura sobre la Tierra, se encuentran sincronizadas. De este modo se logra la cobertura de toda la superficie. El GPS recurre al método matemático conocido como trilateración para trabajar con la información que aportan los satélites y así determinar la ubicación del objeto.

Para conocer una posición, el equipo receptor (conocido también como GPS) localiza al menos tres satélites de la red, recibiendo señales de ellos que señalan la identificación y el horario. Al calcular el tiempo que demoran las señales en llegar desde los satélites hasta el equipo, se mide la distancia existente entre los artefactos. Luego, con estas distancias ya establecidas, es posible determinar la posición relativa del objeto (es decir, sus coordenadas).

Antes de continuar con la definición, es importante señalar que muchas personas confunden los conceptos trilateración y triangulación, aunque existan claras diferencias. La fundamental, es que el segundo se apoya en la medición de ángulos, algo que en el primero no ocurre en absoluto.

Retomando la trilateración, debemos resaltar la necesidad de conocer la posición de cada uno de los veinticuatro satélites en todo momento para que la medición del GPS sea correcta. En otras palabras, si pudieran realizar un trayecto aleatorio y cambiante de manera constante, entonces esta técnica no serviría.

Veamos paso a paso el proceso que tiene lugar para calcular la posición de un receptor GPS. En primer lugar, uno de los veinticuatro satélites debe enviar un mensaje al receptor para tener una primera distancia que sirva como referencia. A lo largo del día, se sabe que un máximo de ocho satélites se encuentran en cada gran zona de la tierra, de manera que contamos con puntos de sobra para la prueba.

Una vez que el sistema decide qué satélite le ofrece la distancia adecuada para tener como referencia, es el momento de pasar a otros dos como mínimo, aunque se pueden usar más para obtener un posicionamiento más refinado. La idea es que al trazar una línea imaginaria entre el GPS y el primer satélite obtenemos también una esfera, que nos indica todos los puntos en los que podría estar ubicado el primero; dado que se trata de infinitas posibilidades, necesitamos más mediciones para acotar la búsqueda.

Este sistema no es perfecto, en cuanto a que no arroja resultados con un cien por ciento de precisión. Por este motivo, debemos aceptar un margen de error de unos pocos metros. A medida que avanza la tecnología, esto se puede disimular con técnicas complementarias, pero por el momento no hablamos de un posicionamiento exacto.

El uso más habitual del GPS se encuentra en la navegación, ya sea marítima, aérea o terrestre. Muchos automóviles actualmente incorporan un GPS para que los conductores puedan ubicarse fácilmente en un mapa. También los teléfonos celulares (móviles) más modernos suelen incluir un GPS. Gracias a este servicio, podemos recorrer una carretera desconocida para nosotros o encontrar un punto de interés en una ciudad que visitamos por primera vez.

Al permitir conocer la ubicación de vehículos o personas, el GPS se utiliza para tareas de rescate y para la búsqueda y recuperación de automóviles, por citar dos ejemplos. Un GPS en el teléfono junto a determinadas aplicaciones, por otra parte, puede servir para conocer dónde se encuentran los contactos del usuario, mostrando la ubicación en un mapa base.

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