Definición de gasterópodo
Un gasterópodo es un molusco que dispone de un pie para arrastrarse, cabeza con tentáculos y cuerpo que suele estar resguardado mediante una concha. Estos animales pueden ser acuáticos o terrestres.
Los gasterópodos, como todos los moluscos, tienen tegumentos blandos y presentan simetría bilateral. El pie ventral que permite sus movimientos es carnoso y musculoso. En cuanto a la cabeza, es cilíndrica y se encuentra definida con claridad, exhibiendo uno o dos pares de tentáculos sensoriales.
La mayoría de los gasterópodos cuentan con una concha que se enrolla en espiral. Sin embargo, en algunas especies la concha está atrofiada o reducida al mínimo.
Los caracoles, por ejemplo, son gasterópodos. Estas criaturas, protegidas por una concha en espiral, pueden ser terrestres, de agua dulce o de agua salada. Para desplazarse, contraen con ondulaciones los músculos de la parte inferior de su pie.
El Helix aspersa es el caracol común de jardín, uno de los gasterópodos más conocidos. Se trata de una especie hermafrodita: cada ejemplar ostenta órganos reproductivos femeninos y masculinos, de manera tal que la procreación puede ser desarrollada por cualquier pareja de estos caracoles.
Es interesante señalar que el caracol común de jardín es consumido por el ser humano en varias regiones mediterráneas, como en partes de España y de Francia. Como producto gastronómico, este gasterópodo es criado en granjas a través de la helicicultura.
Simultáneamente, el caracol está considerado como una plaga que causa graves daños a los cultivos. Por eso se intenta que este gasterópodo no esté presente en los campos donde se desarrollan actividades propias de la agricultura.
Se sabe que los gasterópodos más antiguos eran marinos y su aparición tuvo lugar a lo largo de la última parte del Cámbrico, durante la Era Paleozoica, hace alrededor de 541 millones de años. La Scenella y la Helcionella, dos formas de gasterópodo pertenecientes al Cámbrico inferior, ya no se consideran dentro de este grupo, así como tampoco la Aldanella, de pequeño tamaño y forma de espiral, que nisiquiera se incluye entre los moluscos.
En el Ordovícico, hace 485 millones de años, hubo una gran variedad de gasterópodos en más de un hábitat acuático. Sin embargo, los restos fósiles tan antiguos no se encuentran en un estado suficientemente bueno como para que los investigadores los puedan identificar correctamente. Esto no les ha impedido describir especies del pasado, en particular del Paleozoico; por ejemplo, conocemos quince especies diferentes pertenecientes al género Poleumita, que datan de 444 millones de años atrás.
En la actualidad son pocos los grupos de gasterópodos que se mantienen desde épocas tan remotas. Si bien los que pertenecieron al Carbonífero, 359 millones de años atrás, tienen muchas características en común con los actuales, casi ninguno de ellos se relaciona directamente. Recién en la era mesozoica la evolución dio con los antepasados de los gasterópodos que conocemos hoy en día.
Volviendo al Carbonífero por un momento, a aquella época perteneció el Maturipupa, un gasterópodo terrestre de los más antiguos descubiertos hasta el momento. Los caracoles tienen la mayoría de sus antepasados a partir del Cretácico, dentro de la era mesozoica, hace 145 millones de años. Fue entonces que surgió el género denominado Helix, mencionado en un párrafo anterior.
En las rocas del Mesozoico es más común encontrar fósiles de gasterópodos, y los mismos tienen un estado de conservación aceptable, tanto en entornos de agua dulce como salada. Otro dato curioso son los muchos rastros que se pueden apreciar en algunas rocas sedimentarias, los cuales se suponen fueron creados por antiguos gasterópodos al pasar sobre terrenos de arena y barro. Esta afirmación no la apoyan todos los estudiosos, pero se basa en el inmenso parecido de estas huellas con las que dejan los actuales gasterópodos.