Definición de delincuencia juvenil
Delincuencia es un concepto que procede del latín delinquentĭa y que permite nombrar a la acción de delinquir o la cualidad de delincuente. Delinquir es cometer un delito; es decir, violar la ley. El concepto de delincuencia, por lo tanto, hace referencia al conjunto de los delitos o a las personas que quebrantan la ley.
Juvenil, por su parte, es aquello perteneciente o relativo a la juventud. El término señala la edad situada entre la infancia y la adultez, un periodo que va de los 15 a los 25 años de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Estas dos definiciones nos permiten acercarnos a la noción de delincuencia juvenil, vinculada a los delitos cometidos por los jóvenes. Se trata de las conductas contrarias al derecho a las que, por lo tanto, les corresponde un castigo de acuerdo a lo estipulado por la ley.
Es importante establecer que hay una serie de factores que pueden propiciar que unos menores y no otros caigan en el ámbito de la delincuencia juvenil. Entre los más significativos se encuentran el vivir en un entorno conflictivo donde la delincuencia es algo muy habitual, abusar del alcohol y de las drogas, tener amistades metidas en ámbitos “oscuros”, trastornos de conducta, tener depresiones fuertes…
Todas estas circunstancias y otras muchas más son las que motivan que muchos jóvenes caigan en bandas violentas, en asuntos de drogas, en robos o en cualquier otro tipo de actos delictivos. No obstante, los expertos en la materia no dudan en subrayar que entre las razones que más originan casos de este tipo se encuentran el absentismo escolar, el desempleo, la pobreza o el vivir en familias absolutamente desestructuradas.
Cuando se produce un delito realizado por un joven, lo habitual es que sean tribunales de menores los que se encarguen de analizar el caso y de establecer la sentencia apropiada. En el caso de España, por ejemplo, lo habitual es que, cuando aquel sea considerado culpable y siempre en base a la gravedad del asunto, pueda ser internado un tiempo determinado en un centro de menores, tenga que hacer frente al pago de una cuantía económica o incluso deba cumplir servicios a la comunidad.
Para poder evitar que se produzcan casos de delincuencia juvenil, es fundamental que desde las autoridades pertinentes se tomen medidas en materia educativa, en el asesoramiento familiar e incluso en el tratamiento sobre el consumo de drogas.
La delincuencia juvenil es un problema social de mucha importancia. Los jóvenes representan el futuro de un país: si se vuelcan a la delincuencia desde temprana edad, resulta muy difícil reincorporarlos al sistema. Además los jóvenes delincuentes suelen quedar fuera de la educación y de la contención habitual para las personas de la edad.
En el caso de los menores de edad, la mayoría de las legislaciones impide los castigos penales y cuenta con centros juveniles o institutos que apuntan a la resocialización a través de la educación.
Esta imposibilidad legal de castigo hace que muchos delincuentes juveniles sean utilizados por adultos, ya que son concientes que un menor no puede ir preso. Por eso los delitos cometidos por jóvenes suelen ser fruto de un intenso debate que busca definir cómo ayudar a estos jóvenes y, a su vez, cómo evitar que haya más víctimas de su accionar delictivo.