Definición de biósfera

El término biósfera, que también es posible escribir sin la tilde en la O (biosfera) según acepta la Real Academia Española, puede aludir a la totalidad de los organismos vivos que habitan en nuestro planeta o al conjunto que forman los medios que permiten la subsistencia y el desarrollo de las distintas especies.

El geólogo austriaco Eduard Suess (18311914) fue quien, en 1875, propuso la noción de biósfera. El ruso Vladímir Ivánovich Vernadski (18631945), décadas más tarde, expandió el concepto.

Por lo general se entiende la biósfera como un sistema que componen todos los seres vivos y los vínculos que establecen entre sí. Se trata del ecosistema planetario que incluye múltiples formas de vida y que, hasta un cierto punto, puede regular su evolución y su equilibrio.

La biósfera se desarrolla a lo largo de todos los niveles de la superficie de la Tierra, incluyendo el fondo de los mares. En el caso de los océanos, los seres vivos se distribuyen en la llamada zona fótica, que es la capa superficial a la cual llegan los rayos del sol. En zonas más profundas, la densidad de vida es escasa.

Cuando se incluyen nivel de más profundidad de la corteza terrestre, donde habitan ciertos organismos, se habla de biósfera profunda. Allí existen bacterias que, a través de la quimiosíntesis, pueden desarrollarse. Esta comprobación de la existencia de vida en la biosfera profunda produjo cambios en diversas teorías científicas ya que demostró la viabilidad biológica en condiciones extremas, aún sin la presencia de la energía proveniente del sol.

Hasta que se descubrió la biosfera profunda, por lo tanto, se creía que no era posible la vida en ausencia de luz solar. Como había sucedido antes y volverá a suceder, el ser humano se enfrentó a uno de sus errores de comprensión de los fenómenos de la naturaleza y así amplió el horizonte de su saber. Una de las consecuencias de esta mayor flexibilidad intelectual fue la aceptación cada vez mayor de la posibilidad de vida extraterrestre: los seres vivos pueden existir en un gran abanico de condiciones, más amplio de lo que creían los científicos, y por lo tanto no era lógico descartar que la biología los sorprendiese una vez más.

Al aceptar que la vida en otros planetas puede ser viable, la ciencia contempla que progresen en la formación de biosferas diferentes a las conocidas en la Tierra, de modo que los parámetros según los cuales los expertos miden la posibilidad del surgimiento de la vida no son absolutos ni válidos en todos los casos.

La vida se organiza de forma tal que se puede apreciar una jerarquía con más de un nivel de complejidad, donde los sistemas considerados menores trabajan en conjunto para dar lugar a la formación de los mayores, los cuales gozan de más variedad y complejidad. Estos sistemas se organizan de manera independiente y pueden controlar su propio estado con diversos grados de precisión.

Con respecto al autocontrol de los sistemas, el pico más alto lo hallamos en el nivel de los organismos y las células; no olvidemos que no se necesita más que una célula para dar con un organismo autónomo, como en el caso de los organismos unicelulares. En el nivel de los ecosistemas, podemos observar un grado de autocontrol menor, ya que su organización se rige por mecanismos de realimentación negativa.

Ciertos autores especializados en este tema, entre los que se encontraban Vernadski y James Lovelock, señalaron que la biósfera es capaz de regular su estructura y composición (una propiedad que poseen los organismos, denominada homeostasis), así como el ritmo de los procesos de intercambio y los internos (homeorresis).

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