Definición de atonía

El concepto de atonía se refiere a la carencia de fuerza o energía. El término suele emplearse en el ámbito de la medicina para aludir a la debilidad de los músculos o de los tejidos.

La atonía uterina, en este marco, consiste en la pérdida de vigor de los músculos del útero, una particularidad que impide la contracción del órgano. Esta atonía hace que, después de un parto, el útero no se contraiga como debe para cerrar los vasos sanguíneos.

En el momento de dar a luz, cuando la mujer alumbra al bebé y expulsa la placenta, comienza a desarrollarse un proceso de contracción uterina que minimiza el sangrado posparto. Si el mecanismo no se lleva a cabo, se genera la atonía uterina con una hemorragia profusa y la aparición de coágulos y hematomas que provocan dolor a la mujer. Como si esto fuera poco, la falta de intervención ante un caso de atonía uterina puede conducir a la muerte.

Entre los motivos que pueden provocar la atonía uterina, se encuentran los siguientes:

* falta de oxitocina, la hormona que segrega el órgano llamado hipófisis para colaborar con la contracción del útero y la subida de la leche;

* embarazos múltiples. Esto se ha probado a través de diversas estadísticas, ya que en un caso así la fibra uterina debe adquirir una mayor elasticidad que la necesaria para alumbrar a un solo bebé;

* bebés de gran tamaño, fenómeno que tiene consecuencias similares a las del punto anterior;

* acretismo placentario, la adherencia anómala de la placenta a la pared del útero. Se ha observado que ante este problema resulta muy difícil extraer la placenta;

* antecedentes de este mismo trastorno;

* alumbramiento tardío de placenta, es decir, cuando la salida de los anejos fetales y la placenta toma más de 20 minutos. Esto puede ocurrir por diferentes razones, como que el bebé no sea muy a término y que la placenta se encuentre demasiado pegada al útero para impedir que se caiga.

* un parto muy extenso, un embarazo múltiple que provoca una distensión excesiva y la presencia de un tumor benigno conocido como mioma.

Es importante señalar que no es posible prevenir la atonía uterina antes del parto, y por esta razón es invaluable la intervención inmediata. Esto no quita que la experiencia de los profesionales los ayude a intuir la presencia de esta complicación, sino que en general no disponen de mucho tiempo para actuar.

Muchos hospitales han optado por el alumbramiento dirigido, que consiste en administrar un fármaco a la madre en cuanto el bebé ha salido del útero, para promover la contracción. Dado que la atonía no siempre aparece en cuanto se ha producido el parto, también es normal controlar a la madre durante un mínimo de dos horas, hasta asegurarse de que se hayan normalizado las constantes.

Para tratar la atonía, es posible apelar a masajes, al suministro de fármacos (como ser oxitocina exógena) o a una intervención quirúrgica, según el caso. El masaje es la primera medida que establece el protocolo para reaccionar ante el sangrado anómalo, y se lleva a cabo mediante la frotación de la tripa; también puede combinarse con uno desde el interior del útero, en lo que se conoce con el nombre de maniobra bimanual.

La atonía también puede ser gastrointestinal (generalmente como efecto de una operación), vesical (consecuencia de la anestesia, por citar una posibilidad) o de otro tipo.

Más allá de la medicina, la idea de atonía se usa como sinónimo de apatía o de falta de voluntad: “La atonía adolescente preocupa a los psicólogos”, “Cuando me despidieron, estuve varios meses tirado en la cama, víctima de la atonía”.

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