Definición de arteria

Del latín arteria, una arteria es un vaso o conducto que se encarga de llevar la sangre desde el corazón hacia las demás partes del cuerpo. En ese sentido, cumple la tarea inversa de las venas, que trasladan la sangre desde los capilares hacia el corazón.

Las arterias son conductos elásticos y membranosos, que presentan ramificaciones divergentes. Estos vasos sanguíneos están formados por tres capas: una externa o adventicia (de tejido conjuntivo), una media (con fibras musculares) y una interna o íntima (compuesta por el endotelio y una capa conjuntiva subendotelial).

Existen dos grandes sistemas de arterias: el sistema de la arteria aorta y el sistema de la arteria pulmonar.

Del cayado de la aorta, nacen diversas ramas, como la arteria carótida, las arterias bronquiales, las arterias lumbares, las arterias renales, las arterias coronarias y las arterias genitales.

La arteria pulmonar, en cambio, es la única arteria que transporta sangre con dióxido de carbono (tal como hacen las venas). Se origina en el ventrículo derecho del corazón y se divide en dos ramas terminales, la arteria pulmonar derecha y la arteria pulmonar izquierda. Por supuesto, estas ramas se dirigen a los pulmones.

En otro sentido, se conoce como arteria a la calle de un pueblo o ciudad, a la cual afluyen muchas otras calles. Por ejemplo: “La avenida 9 de Julio, una de las principales arterias de la ciudad de Buenos Aires, se encuentra bloqueada por una protesta de trabajadores estatales”, “La ciudad necesita nuevas arterias para evitar las congestiones de tráfico”.

La enfermedad de la arteria coronaria

Una de las principales causas de muerte en muchos países del mundo es la enfermedad coronaria también conocida como cardiopatía coronaria, tanto en la población masculina como femenina. La misma se produce por la obstrucción de una arteria coronaria lo que deriva en un ataque cardíaco o un infarto de miocardio debido al suministro ineficiente de sangre al corazón.

La causa que provoca la oclusión de una arteria es la acumulación de depósitos grasos o cerosos (colesterol, calcio y otros elementos presentes en la sangre) en el interior de la misma; dicha acumulación se conoce como placa aterosclerótica y provocan que las arterias se vuelvan rígidas y el líquido sanguíneo no pueda pasar por ella de forma fluida.

Esta obstrucción se produce de forma gradual, reduciendo lentamente el flujo de la sangre y el oxígeno al corazón. La forma en la que puede detectarse es por la presencia de dolor torácico, falta de aliento y síntomas semejantes. A un nivel avanzado causa ataques cardíacos.

Cuando un paciente llega al consultorio médico con estos síntomas, éste lo deriva al cardiólogo quien tiene una preparación específica para todas las enfermedades relacionadas con el funcionamiento del corazón, arterias y venas.

Entre las pruebas que permiten detectar esta enfermedad se encuentran: electrocardiograma (ECG), prueba de esfuerzo, tomografía computarizada de haz de electrones y análisis de sangre, entre otros.

En muchas personas la enfermedad tarda muchos años en manifestarse claramente y los síntomas no se hacen del todo visibles hasta que los bloqueos son muy graves y significan una amenaza para la vida del paciente. En estos casos, los síntomas se hacen presentes no solo cuando el paciente se encuentra realizando esfuerzo o ejercicio físico, sino también cuando se encuentra en reposo.

Cabe mencionar que, si bien es una enfermedad más presente entre los hombres, muchas mujeres pueden padecer esta dolencia y, en algunas de ellas los síntomas son, además de los citados, náuseas y dolor en la espalda y mandíbula.

Por último cabe mencionar que no todos los ataques cardíacos se notan con claridad por lo que, si se sufre alguno de estos síntomas lo más recomendable es acudir a un médico para descartar posibles afecciones de este tipo.

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