Definición de anualidad
De marcadas raíces latinas es el término de anualidad que ahora tenemos delante. En concreto, podemos establecer que su origen etimológico es fruto de la suma de tres componentes de dicha lengua:
-El sustantivo “annus”, que puede traducirse como “estación” o “año”.
-El sufijo “-alis”, que se emplea para indicar “relativo a”.
-El sufijo “-dad”, que es el que se ha empleado para establecer una “cualidad”.
Anualidad es un concepto que alude a la condición de anual: que se extiende por un año o que se reitera cada año. La noción también se utiliza para nombrar al monto anual que genera o representa una determinada carga monetaria.
La anualidad, en este marco, puede ser una serie de depósitos o pagos que se concretan en intervalos temporales que se suceden con regularidad. Más allá de lo especificado por el propio concepto, se conoce como anualidad a toda secuencia de pagos en periodos regulares, incluso cuando no son anuales.
Partiendo de todo lo expuesto nos encontramos con una serie variada de tipos de anualidades como son los siguientes:
-Anualidad ordinaria. También se da en conocer como anualidad vencida y se refiere al hecho de que el pago que corresponde a un tiempo determinado se hace al final del mismo. Así, por ejemplo, puede tener lugar a final de mes.
-Anualidad adelantada. Bajo este otro término se encuentra aquella anualidad que se da en llamar así cuando el correspondiente pago se hace al comienzo de lo que es el intervalo o periodo de tiempo en cuestión. De esta manera, se puede efectuar al principio del mes, por ejemplo.
Además de todo lo indicado podemos exponer que existen muchos tipos de anualidades. En concreto, para poder clasificarlas se puede recurrir al empleo de distintos criterios. No obstante, entre esos criterios más frecuentes están la naturaleza del compromiso de pago efectivo, lo que es el estatus del impuesto, la naturaleza de la inversión, el acuerdo del pago de la prima o incluso el propósito principal.
Las amortizaciones y las imposiciones son anualidades. También pueden recibir dicho nombre los salarios, el pago de hipotecas, las jubilaciones, las pensiones, los alquileres y las primas de un seguro.
El uso más habitual del término, de todos modos, se asocia al movimiento económico periódico que acarrea intereses compuestos. En este contexto, la anualidad se compone del plazo (la extensión), el periodo de pago (cuánto tiempo separa un pago del otro), la renta (el depósito o pago periódico) y la renta anual (la sumatoria de los pagos a lo largo de un año).
En el Imperio Romano, la anualidad regía el ejercicio de las diferentes magistraturas ordinarias, con la excepción del dictador. A través de la anualidad se establecía que el pretor, el cónsul, el edil y otros funcionarios cumplían sus funciones durante un año. De esta manera, los romanos elegían a estos magistrados cada año, renovando los cargos. Solo en situaciones extraordinarias podía extenderse el mandato de los pretores y de los cónsules.