Definición de seguro
El término seguro proviene del latín secūrus y tiene diversos usos y significados en el idioma español. Se trata de aquello que es cierto e indubitable, o que aparece exento de riesgo y peligro. La palabra seguro se utiliza como sinónimo de seguridad o certeza.
En este sentido hay que exponer que existen muchos dispositivos en nuestra sociedad actual que cuentan con lo que se llama seguro. Se trata de un mecanismo gracias al cual se evita que aquellos funcionen sin voluntad de la persona que los utiliza. Este sería el caso, por ejemplo, de las armas pues tienen un seguro que evita que las mismas se puedan disparar de manera accidental ocasionando daños y heridos en personas, instalaciones u objetos.
En este sentido, por ejemplo, puede hablarse del sexo seguro, que se refiere a aquellas relaciones sexuales donde no se pone en riesgo la salud de los involucrados (al usar condón para evitar las enfermedades de transmisión sexual, etc.).
Por otra parte, un seguro es un contrato a través del cual una persona paga una prima para recibir una indemnización en caso de sufrir un accidente o robo, por ejemplo. También existen los seguros de vida, donde la compañía aseguradora abona una cierta suma a los familiares del muerto.
De la misma forma, también es habitual que toda persona que tiene uno o varios vehículos cuente con un seguro de coche. Y es que gracias a dicho documento, y al pago correspondiente de las cuotas que debe abonar periódicamente, aquel individuo tiene garantizado el pago de los desastres materiales que pueda tener su automóvil por culpa de un accidente o de cualquier otro tipo de hecho fortuito.
En este campo adquiere un peso fundamental la figura del profesional conocido por el nombre de corredor de seguros. Se trata de un individuo que trabaja para una aseguradora en cuestión y que tiene como principal función el ejercer como mediador en el establecimiento y firma del citado contrato entre el particular y la citada empresa.
En los contratos de seguro, existen obligaciones y derechos recíprocos para el asegurador y el asegurado. La intención del asegurado es obtener una protección económica de sus bienes o de las personas que pudieran sufrir daños, mientras que el negocio para el asegurador es el cobro de la prima.
El contrato de seguro implica la existencia de un interés asegurable (se establece una relación lícita entre un valor económico y un bien; es posible asegurar bienes materiales, como una casa o un automóvil, e inmateriales, como un perjuicio económico o el lucro cesante), un riesgo asegurable (el evento posible, incierto y futuro que pueda causar un daño al interés asegurable), una prima (el costo del seguro) y la obligación del asegurador a indemnizar (al cobrar la prima, el asegurador está obligado a asumir el riesgo y pagar la indemnización en caso de que suceda un siniestro).
Además de todo lo expuesto, y para terminar, tenemos que dejar patente que existen muchas expresiones que utilizamos de manera coloquial y que recurren al uso del término seguro que ahora nos ocupa. Así, en concreto, está la locución adverbial “sobre seguro”, que se emplea para referirse a que alguien se va a aventurar a hacer algo sabiendo que no hay ningún riesgo en ello.