Definición de agente causal
Un agente es aquel o aquello que tiene la capacidad de actuar o de producir algo. Causal, por otra parte, es algo vinculado a una causa (una razón, una motivación o un fundamento).
Se denomina agente causal al factor que se encuentra en el medio ambiente y que, por sus características, puede generar un trastorno de salud a un huésped. Estos agentes son causales ya que son el motivo, directo o indirecto, del desarrollo de una enfermedad.
Cabe recordar que, en el terreno de biología, un huésped es un organismo que, en su superficie o en su interior, alberga a otro con quien mantiene algún tipo de vínculo. Un parásito, por ejemplo, se hospeda en su huésped.
Los agentes causales, en este marco, pueden ser agentes biológicos, agentes químicos, agentes mecánicos o agentes físicos y pueden provocar una enfermedad en el organismo que los hospeda. Estos agentes generan alteraciones en los aspectos funcionales, lesiones y otros inconvenientes o daños.
Los agentes biológicos también se conocen con el nombre de bioagentes y son organismos, tales como un virus, un hongo, un parásito o una bacteria, o cualquier material biológico, como puede ser una toxina, capaces de producir trastornos en la salud de los seres humanos, cada uno con diferentes consecuencias, bien definidas.
Cabe mencionar que en el contexto de las llamadas guerras biológicas el ser humano puede usar los agentes biológicos para crear armas muy dañinas, algo que también se encuentra como elemento fundamental del bioterrorismo. En nuestro planeta podemos hallar más de 1200 clases de agentes biológicos.
Los agentes químicos, por su parte, no deben confundirse con los anteriores, ya que son todos los compuestos químicos que se usen en una actividad laboral, que hayan sido vertidos a la naturaleza o distribuidos a través del comercio, ya sea en su estado natural o habiendo atravesado algún tipo de proceso industrial.
Si bien todos los agentes causales provocan ciertos riesgos en común, como ser las enfermedades, los químicos se distinguen por incluir en esta lista las explosiones y los incendios, entre otros. En el lugar de trabajo, podemos diferenciar tres situaciones fundamentales en las que los agentes químicos pueden perjudicar la salud de las personas:
* exposición constante o muy frecuente: por ejemplo, en un ambiente de trabajo donde normalmente haya vapor proveniente de algún compuesto tóxico;
* exposición accidental: esto puede darse a través del escape de un gas tóxico al exterior de la zona segura, o del derrame de ciertos líquidos corrosivos, entre otros casos;
* sin exposición: una explosión o un incendio como producto de un agente causal son claros ejemplos.
Los agentes físicos, por su parte, son muy comunes en el ámbito laboral, independientemente del rubro. Se trata de manifestaciones de energía capaces de dañar a los trabajadores, y esto incluye los ruidos, las vibraciones, las temperaturas extremas y la radiación. Pasar varias horas al día en una oficina donde el aire acondicionado genera una temperatura demasiado baja, o en un entorno donde los ruidos son constantes y a intensidades por encima de las normas puede conducir a un gran número de enfermedades de variada gravedad.
El virus de la inmunodeficiencia humana, conocido por la sigla VIH, es el agente causal del SIDA (el Síndrome de Inmuno-Deficiencia Adquirida). Cuando este virus se aloja en un ser humano, puede desencadenar el mencionado síndrome. Este agente causal se transmite entre las personas por vía sexual, a través de la lactancia materna o por contacto con sangre infectada (al compartir una jeringa, por ejemplo).
Existen diversos mecanismos sociales para el control de los agentes causales. En el caso del VIH, se trabaja en la prevención del contagio (fomentando el uso de condones en las relaciones sexuales, la utilización de agujas descartables, etc.) y en el suministro de medicamentos antirretrovirales para el tratamiento del SIDA.