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Tipos de liderazgo

Te explicamos qué tipos de liderazgo existen y las características de los liderazgos autoritario, carismático, burocrático, democrático y más.

¿Qué tipos de liderazgo hay?

Cuando hablamos de liderazgo, nos referimos a la capacidad de conducir a los demás hacia el cumplimiento de un objetivo común, es decir, la capacidad para organizar un colectivo a través de la gerencia de sus recursos humanos. Esto implica convocar, guiar o gestionar, pero también delegar, incentivar y promover a los demás.

El liderazgo es una capacidad muy deseada en el mundo corporativo, político y administrativo, dado que la conducción de empresas y organizaciones de trabajo es un área sometida a mucha exigencia y en continua adaptación a los entornos tecnológicos, sociales y culturales de la época.

Existen, por lo tanto, diferentes modos de ejercer el liderazgo, dependiendo de los modos en que el líder o el conductor se conecta con los demás y gestiona sus esfuerzos. A continuación veremos cuáles son los tipos más comunes y cuáles son sus características respectivas.

Ver también: Administración

Liderazgo autoritario

El líder autoritario es aquel que ejerce su autoridad de manera despótica, tiránica o simplemente inflexible. Es el modelo tradicional de autoridad incuestionable, en el que sólo el líder puede tomar las decisiones de la organización, y éstas son finales y definitivas, sin consultarlas con el grupo, ni permitir que este último las cuestione.

En ese sentido, es un modelo que no hace sentir incluidos a los demás y suele resultar ineficiente a la hora de motivarlos, además de que centraliza todo el poder de decisión en el líder, lo cual puede ocasionar demoras y cuellos de botella, o simplemente someter las decisiones vitales a los caprichos del gerente.

Un ejemplo de este tipo de liderazgo es el que se da en la milicia o las organizaciones militares, en las que cada peldaño de jerarquía está rígidamente definido, y una orden recibida se debe obedecer sin cuestionamientos. Un modelo que probablemente sea conveniente para el campo de batalla, pero no tanto para otro tipo de situaciones.

Más en: Autoritarismo

Liderazgo carismático

Un líder carismático es aquel que “enamora” a los demás con su personalidad, esto es, que en lugar de imponer su voluntad, como en el caso anterior, seduce a quienes le rodean y los motiva a adoptar su punto de vista. Se trata de un modo de conducción también dependiente en buena medida del líder, aunque con mucha mayor capacidad de motivación de quienes le rodean.

El gran problema de este tipo de liderazgos es que los líderes acaban creyendo más en sí mismos que en el trabajo de grupo, y los hace dependientes de su presencia, pudiendo colapsar la organización si el líder no se encuentra disponible.

Un ejemplo de este tipo de liderazgos se da muy a menudo en la política, donde los líderes de partidos y candidatos a cargos públicos dedican sus esfuerzos y su carisma a ganarse el voto popular. Una vez en el poder, sin embargo, el modelo de liderazgo puede cambiar, cuando el líder carismático posee a su disposición otros métodos para conducir al colectivo.

Liderazgo burocrático

El líder burocrático es un tradicionalista, alguien que juega siempre por las reglas y se rige por los métodos acostumbrados, incluso cuando demuestren ser ineficaces.

Posee la virtud de ser un modelo de liderazgo predecible, que hace todo de acuerdo “al manual”, pero que demuestra un rechazo importante por el cambio, la innovación y las excepciones. Su conducción no es necesariamente autocrática, ni carismática, sino que muy a menudo alcanza el poder porque así lo establecen las reglas.

Un ejemplo de este tipo de liderazgo es el que reina en las instituciones públicas o estatales, cuya estructura es rígida y su funcionamiento regular, acostumbrado, repetitivo. Los líderes burocráticos le prestan más atención al papeleo, al sistema y al cumplimiento de las reglas, que a los casos específicos que deba resolver. Es algo que todos hemos experimentado al hacer un trámite.

Liderazgo democrático o participativo

El líder democrático o participativo es aquel que más escucha y toma en cuenta la opinión de los demás, o sea, que se entiende a sí mismo como un portavoz y un acompañante de los procesos que llevan a cabo los integrantes de la organización. En lugar de ser un conductor del grupo, es un facilitador, un acompañante, alguien a quien se le delega el poder para que pueda ejercerlo para facilitar los procesos y optimizar los resultados.

Esto significa que es un modelo de liderazgo flexible, que presta más atención a los particulares y a cada caso, que a la regularidad o la estructura del sistema, lo cual a menudo puede traer consigo problemas. Sin embargo, es un modelo de liderazgo típicamente eficaz, en la medida en que puede transformarse a sí mismo para hacer cara a las necesidades que se presenten al grupo.

Un ejemplo de liderazgo participativo es el que tiene un coach o entrenador personal con su grupo de ejercitantes. Estos últimos le delegan la autoridad porque confían en sus conocimientos, pero también porque esperan que él tome en cuenta sus necesidades y adapte el plan de entrenamiento a los logros singulares de cada quien, más que a cumplir una meta grupal.

Liderazgo ‘Laissez-faire’

El líder laissez-faire (del francés “dejar hacer”) se caracteriza por llevar una rienda muy suelta, o sea, por dejar que la organización se autogestione lo más posible, interviniendo sólo en casos extremos, urgentes o que ameriten algún tipo de autoridad.

Por lo demás, el líder deja que cada quien tome decisiones y aplique sus propios criterios, apareciendo únicamente para corregir o para alertar sobre un peligro futuro. Se trata del modelo menos intrusivo de liderazgo posible, el que más confía en la autonomía del grupo.

Un ejemplo de este tipo de liderazgo es posible hallarlo en los CEO de las empresas jóvenes o “startups”, que al carecer de un método establecido todavía, y generalmente estar conformada por individuos jóvenes y ambiciosos, saca provecho de los esfuerzos individuales permitiendo que los trabajadores lleven adelante el trabajo de la manera en que mejor les resulte, siempre dentro de ciertos parámetros establecidos.

Liderazgo estratégico

El líder estratégico es un planificador, una persona dotada de una visión para la organización y un método para alcanzarla. Esto significa que es un líder que saca provecho a las oportunidades, sin dejar de atender la estabilidad de la organización.

Su visión suele estar concentrada en el crecimiento, en el empuje y la motivación, para lo cual puede echar mano a modelos más o menos participativos, más o menos burocráticos y más o menos carismáticos, según se necesite. Sin embargo, estos líderes suelen estar más comprometidos con el panorama general, que con los particulares.

Un ejemplo de liderazgo estratégico es el que se espera de un director de inversiones de una empresa o grupo empresarial, capaz de planificar modelos de inversión aplicables a toda la organización, trazando alianzas y evaluando continuamente sus recursos, sin ocuparse en cambio de las cuestiones del día a día.

Más en: Estrategia

Liderazgo transaccional

Un líder transaccional es aquel que no vislumbra la organización, tanto como sus transacciones, es decir, que se vincula con sus subordinados a través del planteamiento de metas concretas, a corto plazo, cuyo cumplimiento recompensa con algún tipo de bonificaciones.

De esta manera, es un modelo de liderazgo que se sustenta en la motivación individual o grupal, y de algún modo en propiciar cierto espíritu de competencia. El inconveniente está en que fomenta una cultura cortoplacista en el grupo, que aspira a la recompensa inmediata y no se compromete tanto con la visión ulterior de la empresa.

Un ejemplo de liderazgo transaccional lo constituyen los gerentes de área de ventas, que fomentan entre sus empleados la lucha por la comisión: aquel que más venda en un mes determinado recibirá un bono determinado. Muchas campañas de “empleado del mes” persiguen esta lógica.

Liderazgo transformacional

Un líder transformacional es un líder comprometido con el cambio y el mejoramiento, que siempre está buscando innovar, crecer y mejorar en todos los aspectos posibles: laborales, estratégicos, administrativos, etc.

Son líderes idóneos para fases de crecimiento o transición, como fusiones empresariales, renovaciones, integraciones o remodelaciones, ya que están continuamente empujando a la organización fuera de su zona de confort. Su inconveniente se presenta cuando la organización tarda en alcanzar la masa crítica necesaria para el cambio, o cuando este último se prolonga mucho más de lo debido, ya que no son líderes particularmente pacientes, ni estables.

Un ejemplo de liderazgo transformacional lo podemos hallar en los coaches empresariales que son convocados (vía outsourcing) para supervisar momentos críticos de una empresa, como los mencionados en el párrafo anterior.

Sigue con: Diferencia entre poder y autoridad

Referencias