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Riesgo químico

Te explicamos qué es el riesgo químico, en qué circunstancias es más alto, qué tipos existen y las características de cada uno.

¿Qué es el riesgo químico?

En química, se entiende por riesgo químico o peligro químico a aquellas condiciones de potencial daño a la salud causadas por la exposición no controlada a agentes químicos de diversa naturaleza. Dicho de otro modo, se trata del peligro que entrañan los compuestos químicos y las sustancias químicas, capaces de causar enfermedades, efectos crónicos o la muerte.

La gravedad de dichos riesgos depende de factores como la naturaleza de los agentes químicos, su concentración, o el tiempo y la vía de exposición a ellos.

Prácticamente toda sustancia química reactiva posee un potencial de cambio en la naturaleza (contaminación química) o en el organismo de un ser vivo, solo que algunos serán más dañinos a corto plazo y otros serán, por el contrario, menos inmediatos.

Existe un potencial riesgo químico en los trabajos que involucran manejo de sustancias tóxicas, cuando no son manejadas apropiadamente, o cuando el personal carece de las mínimas protecciones básicas.

Sin embargo, también hay riesgo químico en la naturaleza, dado que el vertido de sustancias químicas al medio ambiente se lleva a cabo en proporciones diarias alarmantes. Y no siempre la naturaleza puede lidiar con ellas de manera efectiva y autónoma.

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Tipos de riesgo químico

Los riesgos químicos pueden ser diversos, dependiendo del efecto que puedan tener sobre los seres vivientes, particularmente el ser humano. Así, hablamos de:

  • Inflamables. Sustancias que reaccionan con facilidad con el entorno o consigo mismas sin la necesidad de aplicar algo de energía, liberando cantidades muy elevadas de calor, o sea, de energía calórica. También pueden liberar gases tóxicos e inflamables. Generalmente esto va acompañado de la creación de llamas, o sea, de fuego, capaz de propagarse a otros materiales o a los seres vivos. Por ejemplo: etanol.
  • Explosivos. Materiales que reaccionan rápida y violentamente a la combustión, generando cantidades enormes de calor, luz y energía cinética (movimiento), ya sea de manera controlada y aprovechable, o descontrolada y catastrófica. Por ejemplo: nitroglicerina.
  • Comburentes. Sustancias capaces de generar oxidación violenta en las sustancias inflamables o combustibles, o sea, que pueden generar el fuego o retrasar su extinción. Por ejemplo: oxígeno.
  • Corrosivos. Compuestos dotados de una gran capacidad de reaccionar mediante óxido-reducción ante la materia orgánica, generando una reacción exotérmica y altamente destructiva, capaz de producir quemaduras y deterioro sin necesidad de flama. Los materiales corrosivos pueden oxidar el metal o pueden destruir los tejidos orgánicos por contacto. Por ejemplo: ácido clorhídrico.
  • Irritantes. Una versión más liviana que los corrosivos, capaz de producir lesiones reversibles en la piel humana o en las mucosas, pero que no llegan a destruir completamente. Por ejemplo: carbonato de sodio.
  • Tóxicos. Compuestos que poseen propiedades moleculares que los hacen altamente reactivos con el organismo, causando así efectos impredecibles en el mismo. Por ejemplo: monóxido de carbono.
  • Radiactivos. Sustancias inestables atómicamente, cuyas moléculas emiten partículas (neutrones, protones, etc.) constantemente a medida que se descomponen en otro elemento estable. La emisión de estas partículas puede alterar el código genético y deteriorar los tejidos. Por ejemplo: Cobalto-60.

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Referencias