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Erotismo

Te explicamos qué es el erotismo, sus características y presencia en el arte. Además, cómo potenciarlo y diferencias con la pornografía.

¿Qué es el erotismo?

El erotismo es la capacidad de despertar en el otro el deseo y la excitación sexual, generalmente a través de conductas, imágenes y/o palabras insinuantes, o sea, veladas, no explícitas. Se trata de un concepto complejo, a menudo asimilable al de sensualidad, que expresa en general la picardía, la provocación y la estimulación de la libido, aunque en muchos casos se lo distinga de la pornografía y del contenido sexual explícito.

El erotismo es un factor enteramente cultural, distinto al de la sexualidad propiamente dicha, y sus formas y condiciones pueden variar sustancialmente de una cultura a la otra.

Lo que en algunas culturas se considera erótico (o sea, capaz de despertar la libido) puede no serlo en alguna otra, como ocurre con el tema del cabello de las mujeres en el islam y el judaísmo, religiones en las que se le exige a la mujer que lo cubra con un velo, un pañuelo o una peluca. Por la misma razón, es muy difícil definir universalmente qué puede ser erótico y qué no.

La palabra erotismo proviene del nombre que daban los antiguos griegos a la deidad del amor apasionado y la atracción sexual: Eros, equivalente al Cupido romano. A este dios se le consideraba responsable de la infatuación, o sea, de suscitar el deseo enloquecedor entre los seres humanos.

Eventualmente, los antiguos griegos distinguieron entre este tipo de amor guiado por el deseo erótico (eros, y cupiditas para los romanos) y el amor solidario o elevado que se guía por el deseo de bienestar del otro (ágape, y caritas para los romanos).

Esta distinción es central en el pensamiento occidental y dio origen siglos más tarde a la distinción entre el amor erótico (vinculado al cuerpo) y el amor romántico (vinculado al espíritu), aunque ambos no necesariamente deban estar siempre separados.

El erotismo ha tenido de siempre una enorme presencia en las artes y en la cultura, ya sea amparado en la ambigüedad y la aparente inocencia, o bien de manera más frontal y sugerente.

Por otro lado, se ha mantenido en constante tensión con las religiones monoteístas, que en general son pudorosas y ven con malos ojos tanto la desnudez como el deseo sexual (la lujuria). Sin embargo, muchas descripciones del rapto místico o religioso, como las compuestas por Santa Teresa de Jesús (1515-1582), pueden tener un innegable tono erótico.

Por otro lado, el erotismo no es exclusivo del arte y la cultura, sino que forma parte de la vida cotidiana, en la medida en que los individuos tenemos fantasías, deseos ocultos y sentimientos propios en torno al hecho sexual, los cuales pueden variar de individuo en individuo y forman parte del discurso que tejemos en torno al sexo.

El erotismo está presente en la seducción, ya que es una forma de expresar los afectos sexuales, y se dice que una persona está erotizada cuando se encuentra “tomada” por éstos.

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Características del erotismo

En general, se considera que el erotismo posee las siguientes características:

  • Es todo aquello que conecta al espectador con el deseo sexual y la atracción física, aunque rara vez de manera explícita y directa: lo erótico suele ser insinuante, velado, invitante.
  • Es una perspectiva cultural, que puede variar de un pueblo a otro y que no se reduce propiamente a la libido sexual, aunque sea capaz de suscitarla.
  • Desde un punto de vista social, forma parte de los modos individuales y colectivos de expresar el interés sexual y de atraer al otro, con el fin de conducir al coito.
  • El erotismo puede incentivarse o aplacarse, y muchas parejas buscan lo primero a través de juegos eróticos (o juegos sexuales), tales como dinámicas de poder, disfraces, juegos de roles, etc.

Erotismo en el arte

La presencia del erotismo en el arte data, como hemos dicho, desde épocas antiguas. De hecho, algunas de las primeras representaciones escultóricas humanas acentúan los rasgos eróticos (el busto, sus curvas corporales, etc.) de efigies femeninas, seguramente asociadas al culto religioso de alguna deidad vinculada con la fertilidad (del vientre o de los suelos).

Sin embargo, a medida que las culturas desarrollaron sistemas sociales y religiosos más complejos, y muchas de las conductas sexuales fueron objeto de represión o tabú, el erotismo ganó terreno como salida artística para insinuar (en lugar de mostrar) el deseo sexual.

En general, el arte erótico se contenta con mostrar de manera velada, con sugerir o insinuar lo que no puede apreciarse frontalmente, a través de pinturas, poemas o esculturas. El desnudo en la antigüedad, por ejemplo, no tuvo las mismas consideraciones eróticas que tendría en el medioevo, dada la represión de la sensualidad que caracterizó al cristianismo europeo de la época.

Pero el arte erótico sobrevivió y reapareció con fuerza en la contemporaneidad, sirviéndose de las nuevas técnicas de representación artística, como la historieta, la fotografía o el cine, en las que se representan situaciones, visiones o relatos de contenido sugerente. A diferencia de la pornografía, vinculada tradicionalmente con lo comercial y con el mal gusto, el erotismo artístico es tenido como una valiosa forma de expresión humana.

Son ejemplos de obras artísticas de corte erótico:

  • Las xilografías japonesas de Katsushika Hokusai (1760-1849), como El sueño de la esposa del pescador (1814).
  • La novela Lolita (1955) de Vladimir Nabokov (1899-1977).
  • Las historietas eróticas del italiano Milo Namara (1945-) como El clic (1984) o El perfume invisible (1986).
  • El filme El último tango en París (1972) de Bernardo Bertolucci (1941-2018).

Erotismo y pornografía

La línea que separa al erotismo de la pornografía es difícil de trazar y a menudo complicada. Tradicionalmente, se considera que lo erótico implica una representación veladas, insinuantes o sugerentes, mientras que lo pornográfico es lo explícito, frontal o de mal gusto.

Sin embargo, esa distinción se ha hecho más y más complicada con el pasar del tiempo, a medida que los discursos en torno al cuerpo y al arte cambian y mucho de lo que alguna vez fue motivo de escándalo, hoy en día se halla en los museos.

También es posible distinguir entre erotismo y pornografía a partir de una consideración más pragmática: la primera obedece al mundo del arte y de la conducta humana, mientras que la segunda está vinculada a la explotación comercial de la representación cinematográfica del sexo.

O sea, la pornografía es una industria dedicada a producir películas sobre el sexo, cuyo cometido es erotizar o excitar al espectador, pero desprovistas de ningún mérito artístico considerable.

Incluso así, surgen muchos casos complicados e intermedios, muchos artistas acusados de pornógrafos o, por qué no, muchas formas de pornografía que han conquistado el corazón de quienes aprecian el arte. Se trata, pues, de una distinción en continuo cambio y redefinición, aunque en cada momento dado de la historia sea posible diferenciar entre lo aceptable (el erotismo) y lo tabú (la pornografía).

Autoerotismo

Con el término autoerotismo, en la jerga del psicoanálisis, se refería el psiquiatra alemán Sigmund Freud (1856-1939) a ciertas formas de sexualidad que se manifiestan en torno al cuerpo propio, prescindiendo de alguien más para satisfacerse. La masturbación es el principal acto de autoerotismo, generalmente a través de la estimulación corporal a través de las propias manos, o de juguetes eróticos como vibradores, consoladores, etc.

¿Cómo potenciar el erotismo?

En el caso de las parejas que buscan potenciar su vida erótica, para reavivar o intensificar sus encuentros sexuales, existen muchos caminos posibles para volver a lograr la conexión perdida con el otro, pero todos necesariamente deben partir de la comunicación y la búsqueda de fórmulas que resulten estimulantes para ambos. Entre ellas se encuetran, generalmente:

  • Masajes, bailes, comidas afrodisíacas o incluso viajes que interrumpan la rutina y recuperen el sentido de novedad.
  • Los juegos de roles, disfraces y uso de ropa interior sugerente.
  • La incorporación de juguetes sexuales durante el coito, o de prácticas sexuales fetichistas (BDSM).
  • La incorporación de terceros durante el coito, o la práctica de intercambios sexuales (swingers).

Sea cual sea la práctica que se elija probar, debe siempre ser de mutuo acuerdo entre las partes, o se corre el riesgo de causar daños inesperados en la relación de pareja, o incluso en la psique de los participantes. Del mismo modo, cualquier práctica sexual debe ser experimentada con responsabilidad (tanto afectiva como física) y una debida protección de las enfermedades de transmisión sexual.

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Referencias