Diosas griegas de la Antigüedad
Te explicamos cuáles eran las principales diosas de la antigua Grecia, las características de cada una y sus orígenes mitológicos.
¿Cuáles eran las principales diosas de la Antigua Grecia?
Cuando hablamos de la Antigua Grecia, nos referimos a uno de los períodos culturalmente más fértiles de la Antigüedad mediterránea, cuyos protagonistas fueron los habitantes de las ciudades-Estado griegas, a lo largo del período histórico que comenzó con con la invasión dórica desde el año 1200 a. C., hasta el año 146 a. C., cuando ocurrió la Batalla de Corinto y los romanos invadieron Grecia.
La cultura de este período tuvo gran importancia en la constitución de la cultura Occidental que conocemos, ya que los invasores romanos, deslumbrados por la riqueza cultural griega, la asumieron como propia y heredaron su religión, simplemente adaptando los nombres de sus deidades al latín.
Los griegos antiguos no sólo desarrollaron la filosofía y las artes, sino que cultivaron una religión muy diversa y compleja, sostenida en una vasta mitología de la cual sobreviven numerosos relatos y representaciones. Dicha religión se caracterizó por ser politeísta y contar en su panteón (llamado Olimpo) con numerosas diosas y deidades femeninas, entre las cuales destacan las que detallamos a continuación.
Ver además: Mitología griega
Hera (Juno para los romanos)
Hera es la diosa griega del matrimonio y una de las primeras diosas en ser venerada por los griegos, especialmente en la región de Samos, donde se han descubierto muchos antiguos templos en su honor, en los que se la honraba sacrificando pavos reales y vacas. Religiosamente estaba asociada a las labores del hogar, a la maternidad, a la familia.
En el Panteón del Olimpo ocupaba un lugar de autoridad, como la hermana y esposa del dios padre Zeus, con quien concibió a los dioses Ilitía, Ares y Hebe. Sin embargo, se la representa en los relatos mitológicos como una consorte celosa ante las numerosas infidelidades de su esposo, actuando de manera vengativa contra sus amantes y contra los hijos ilegítimos que le engendraron.
El ejemplo más claro de ello es su empeño contra Hércules, héroe al que profesaba un odio eterno. Asimismo, a manera de venganza contra Zeus, Hera concibió por sí misma al dios Hefesto.
Hera era comúnmente representada de cuerpo entero, llevando una corona cilíndrica llamada polos, y se la asociaba con los símbolos del pavo real, el león, la vaca, el fruto de la granada y la cápsula de la amapola.
Afrodita (Venus para los romanos)
Una de las diosas más populares en la cultura moderna, Afrodita era la diosa del amor erótico, de la sensualidad, el erotismo y la pasión. Nacida de la simiente del titán Urano derramada al mar por su hijo Cronos en el momento de castrarlo, Afrodita ocupaba un lugar en el Panteón Olímpico a pesar de haber nacido antes que Zeus. Estaba casada con Hefesto, a quien le era infiel a menudo, especialmente con Ares, dios de la guerra.
A menudo representada en los relatos griegos como voluble, caprichosa, malhumorada y terriblemente hermosa, Afrodita estaba asociada simbólicamente al mar, de cuya espuma habría surgido completamente adulta, así como a los delfines, las palomas, los cisnes, las almejas, las perlas, las rosas y los árboles del granado, el manzano y el mirto.
El culto a Afrodita era común en toda Grecia, y se celebraban festivales en su honor: las Afrodisias, particularmente en Atenas, Pafos y Corinto, ciudad esta última en la que había un templo consagrado a ella (destruido durante la invasión romana de 146 a. C.), cuyas sacerdotisas practicaban la prostitución ritual como una forma de veneración divina.
Atenea (Minerva para los romanos)
También conocida como Palas Atenea, era venerada en Grecia como una diosa guerrera y virginal, asociada a la civilización, la sabiduría, la justicia, las ciencias y la libertad. Era una de las principales deidades del Olimpo, cuyo culto era común en toda Grecia y sus áreas de influencia cultural, aunque se la consideraba patrona de Atenas y de la región entera del Ática.
En los relatos mitológicos se describe a Atenea como imbatible en combate, perpetuamente célibe, ecuánime y sabia, y su consejo era muy valorado en combate o en situaciones retadoras. Se dice que tenía como protegido al héroe Odiseo, quien era justamente célebre por su ingenio.
En otras tradiciones puede también aparecer asociada a la defensa del cultivo y al arado, aunque sus representaciones más comunes la muestran siempre vestida de armadura y casco, y armada con lanza y escudo.
De Atenea se decía que era hija de Zeus (y de Zeus únicamente, pues el mito dice que nació de su cabeza, tras haberse tragado el dios padre a una de sus amantes), aunque otros relatos cuenta que era hija del gigante alado Palas o Palante, a quien ella misma debió matar cuando intentó violarla. Dado lo extenso de su culto en aquellas épocas, es normal que existan diferentes versiones al respecto.
Artemisa (Diana para los romanos)
En la tradición griega, Artemisa o Artemis, también llamada Delia, fue una diosa virginal muy importante, cuyo culto se extendió por Grecia entera, especialmente en la isla de Delos, donde se decía que había venido al mundo, así como en Braurón, Muniquia y Esparta.
En esta última ciudad, los famosos guerreros griegos le dedicaban sacrificios antes de marchar a la batalla, y en general era común que las jóvenes doncellas fueran enviadas a los templos de la diosa a servirle durante un año.
Artemisa era una diosa cazadora, asociada a los animales salvajes, al terreno virgen, a la virginidad femenina y al parto, comúnmente representada llevando un arco y carcaj de flechas, junto a sus símbolos predilectos: el ciervo, el ciprés e incluso animales de caza. Hija de Zeus y Leto, era hermana gemela de Apolo y rival de la diosa Afrodita, con quien rivalizaba a menudo y competía por el favor de los mortales.
Artemisa no tuvo consortes o amantes, sino que custodiaba celosamente su virginidad, aunque se dice que el legendario cazador Orión fue su compañero de caza durante un tiempo, antes de que ella misma, por motivos inciertos, lo asesinara.
Otro tanto ocurrió con Acteón, el joven cazador tebano que por accidente contempló a Artemisa tomando un baño desnuda en el bosque, y la diosa en venganza lo transformó en un cervatillo, alentando a sus propios perros de caza a que lo despedazaran.
Démeter (Ceres para los romanos)
Conocida como Démeter o Demetra, esta es la diosa griega de la agricultura y de los ciclos de la naturaleza, razón por la cual se la veneraba como “portadora de las estaciones”, de acuerdo a los Himnos homéricos. Se trata de una de las deidades más antiguas de la religión griega, protagonista junto a su hija Perséfone de los llamados misterios eleusinos, previos al culto de los dioses olímpicos.
Los roles asociados a Démeter pueden ser muy diversos y variados, casi siempre asociados a la tierra, la fundación, la legislación y el agro. Se supone que a ella debe la humanidad el conocimiento de la siembra y el cultivo, por lo que su culto era especialmente popular en las regiones agrícolas, e incluso aparece en épocas tempranas del neolítico griego.
Quizá por esa razón sus lugares de veneración eran muy diversos: Eleusis, Hermíone, Megara, Celeas, Lerna, Muniquia, Corinto, Delos, Priene, Acragante, Pérgamo, Tegea, Tóricos, Díon, Licosura, Mesembria, Enna y Samotracia, sin centrarse en una región específica del mundo griego.
Era hermana de Zeus en la mitología, y a ella se debe el cambio de estaciones. Era la madre devota de Perséfone, quien es consorte del dios de los muertos, Hades. El mito cuenta que Perséfone fue raptada por Hades, y que Démeter invirtió gran tiempo en buscarla por la tierra, hasta enterarse de que ahora regía junto al señor del inframundo.
Zeus intercedió a su favor y así se llegó a un arreglo entre las partes: Perséfone estaría seis meses con su madre y seis meses junto a Hades. He allí el origen griego para las estaciones. Los primeros seis meses Démeter está feliz junto a su hija y la agasaja con flores y frutos (primavera y verano), mientras que el resto del año lamenta su ausencia y los suelos se enfrían y resecan (otoño e invierno).
Perséfone (Proserpina para los romanos)
Hija de Zeus y Démeter, Proserpina o Koré es la diosa del inframundo, donde reina sobre los muertos junto con Hades, luego de que su madre y su esposo llegaran a un acuerdo, que le permite estar seis meses en la tierra y seis meses en los infiernos.
Sin embargo, y al contrario de lo que se podría pensar, su matrimonio con Hades era uno de los más felices y duraderos de toda la mitología griega, y su autoridad en el inframundo era totalmente equivalente a la de su esposo, a diferencia de otras diosas consortes. Perséfone era una diosa implacable, apodada en la Odisea como la “reina de hierro”, en la que los griegos simbolizaron quizá a la muerte misma.
Sólo se mostró clemente con el héroe Orfeo, cuya música era tan conmovedora que la diosa le permitió bajar al inframundo y recuperar a su esposa, Eurídice. La única condición era que al llevársela de vuelta caminara delante de ella y no volviera nunca el rostro hasta llegar a la superficie. Orfeo aceptó el trato pero no pudo soportar la incertidumbre de saber si su amada lo seguía, y al mirar atrás incumplió el trato y volvió a perderla.
Hades y Perséfone no tuvieron descendencia, y los intentos de Hades por tener otras concubinas fueron siempre castigados cruelmente por su esposa, transformando a sus amantes en árboles o en plantas. En cambio, la propia Perséfone fue seducida por Zeus bajo la forma de una serpiente, y engendró así a Zagreo, aunque existen también versiones que le atribuyen su paternidad a Hades.
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Referencias
- “Antigua Grecia” en Wikipedia.
- “Mitología griega” en Wikipedia.
- “Diosas griegas” en Amigos de la Psicología Analítica de Colombia (ADEPAC).
- “Greek Mythology” en History.com.
- “Greek mythology” en The Encyclopaedia Britannica.