Mestizaje en México: características, intercambio cultural y artístico
El mestizaje en México fue el resultado de la mezcla entre los diferentes grupos étnicos que poblaban su territorio. Aunque ya existían casos anteriormente, los historiadores utilizan este concepto para referirse a lo que ocurrió tras la conquista española y su consiguiente dominio colonial.
Hasta ese momento, el futuro territorio mexicano estaba habitado por diversos pueblos indígenas. Al llegar los españoles, muy pronto comenzaron a relacionarse, por la fuerza la mayoría de las veces, con las mujeres indígenas. De esas relaciones nacieron los denominados mestizos, descendientes de europeos y nativos.
Aparte de estos dos grupos, también los esclavos negros africanos trasladados al Virreinato de Nueva España tuvieron su papel en el mestizaje. Además, los propios mestizos comenzaron a tener descendencia entre ellos, apareciendo numerosas mezclas que los españoles llamaron castas.
Las castas sufrieron durante mucho tiempo discriminación legal, social y económica impuesta por las autoridades. En el aspecto positivo, en cambio, la mezcla de las culturas fue fundamental para la creación de la actual sociedad mexicana.
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El mestizaje en México fue protagonizado, principalmente, por dos grupos étnicos: los españoles y los indígenas. La descendencia de las uniones de miembros de ambos grupos fue denominada mestiza. Normalmente, se trataba de los hijos de españoles varones y de mujeres indígenas, siendo lo contrario muy poco frecuente.
El concepto de mestizo ha sufrido una importante variación en el México moderno. Así, en 1930, el gobierno adoptó una definición basada en la cultura. De esta forma, pasaron a ser considerados mestizos todos aquellos que no hablaban lenguas indígenas, sin tener en cuenta su ascendencia étnica.
El proceso de mestizaje empezó justo en el mismo momento en el que los españoles comenzaron la conquista.
De acuerdo con los historiadores, el mestizaje comenzó en la península de Yucatán, cuando, tras un naufragio, Gonzalo Guerrero y Jerónimo de Aguilar decidieron quedarse con la comunidad maya que allí residía. El primero de estos españoles se integró en la sociedad indígena, teniendo varios hijos.
Más adelante, se hizo conocido el hijo que tuvieron Hernán Cortés y la Malinche, quien ha sido puesto como ejemplo de la mezcla racial que caracterizaría el territorio.
Durante la época posterior a la conquista, los mestizos fueron bien aceptados socialmente. Esto, sin embargo, comenzó a cambiar conforme la colonización avanzaba. La sociedad de Nueva España fue haciéndose más cerrada y estaba basada en una estratificación muy estricta dependiendo de los orígenes biológicos.
Entre otros aspectos, la corona española promovió leyes tributarias diferentes para los peninsulares y los indígenas e intentó evitar los matrimonios mixtos.
Como se ha señalada anteriormente, el término mestizo comenzó siendo utilizado para denominar a los descendientes de españoles e indígenas. Sin embargo, el resto de las castas que fueron apareciendo también deben ser consideradas así.
Esas castas fueron el resultado de los emparejamientos de los mestizos entre ellos. En Nueva España existieron muchas denominaciones, como la de castizos, para los hijos de español con mestizo; cholo, para los de español e indio; apiñonado, para los descendientes de español con mulato; o harnizo, para los de español con castizo.
Los españoles que llegaron a América al principio de la conquista eran, en su gran mayoría, varones. Los raptos y violaciones de mujeres indígenas fueron muy comunes y muchos mestizos tuvieron ese origen.
La necesidad de mano de obra, ante el descenso de población indígena, hizo que los españoles comenzaran a usar esclavos negros llevados desde África. Muchos de estos esclavos se asentaron en el sur, mezclándose con los nativos y dando lugar a los llamados afromixtecos.
Por otra parte, a niveles legales, las autoridades crearon una casta especial para evitar que los descendientes de indígenas y africanos no tuvieran derechos. Esta nueva casta recibió el nombre de zambos.
La población de Nueva España justo antes de la independencia alcanzaba los 6 millones de habitantes. De ellos, la mayoría eran indígenas, aunque ya uno 40% eran criollos y mestizos.
Después de la independencia los datos no variaron demasiado. Así, se calculaba que entre el 50% y el 60% de la población era indígena, alrededor del 20% de los habitantes, criollos y solo el 1% negros. El resto eran considerados mestizos.
La mezcla genética y cultural entre europeos, indígenas y africanos es el origen de la actual sociedad mexicana.
El sistema de castas establecido en Nueva España estaba dominado por los españoles peninsulares. Estos consideraban a los mestizos como inferiores y apenas poseedores de derechos. Esto provocó que fueran explotados por los hacendados blancos.
Socialmente, los mestizos no podían nunca contraer matrimonio con una española ni con una criolla. Solo podían hacerlo con indias, mulatas o miembros de otras castas.
De igual forma, tenían prohibido portar armas, ocupar cargos importantes en la administración, ser soldados o estudiar en las universidades.
Como se apuntaba anteriormente, el gobierno mexicano decidió, a principios del siglo XX, cambiar la propia definición de mestizaje. A partir de entonces, se han clasificado como mestizos a los que no se identifican con ninguna cultura indígena, sino a los que se identifican con elementos combinados de las tradiciones españolas e indígenas.
Los gobiernos posrevolucionarios fueron los que se propusieron utilizar esa identidad mestiza como base de la identidad nacional mexicana moderna. De esta forma, el mestizaje moderno estaría basado en rasgos culturales, en lugar de biológicos.
Los expertos señalan que, actualmente, existen más de 110 grupos étnicos en el país. Esto convierte a México en el tercer parís del número con mayor diversidad de este tipo.
Los mestizos, al contrario que los indígenas, no constituyen una etnia propia, ya que sus antepasados pudieron pertenecer a grupos diferentes. Por ello, pueden no tener ningún rasgo fenotípico exclusivo. En líneas generales, los mestizos mexicanos tienen una apariencia fenotípica intermedia, entre indígena y europea.
De acuerdo a los datos del propio gobierno mexicano, los descendientes de africanos constituyen el 1,2% de la población total del país. La mayoría son considerados afromestizos, con diferentes niveles de rasgos africanos. De entre ese tanto por ciento, un 64,9% también se identifican como indígenas.
Más allá del aspecto biológico, el mestizaje en México afectó a todas las áreas de la sociedad. La unión de las costumbres españolas, indígenas más los aportes africanos, repercutió en el idioma, la comida, la vestimenta o la música.
Los conquistadores establecieron el español como idioma en la enseñanza. Los caciques y las familias nobles indígenas lo aprendieron pronto, pero creó una barrera con aquellos de clases más bajas que no pudieron aprender a hablarlo. Los mestizos también adoptaron el español como lengua madre.
Sin embargo, esa oficialidad de facto del español no significó que las lenguas indígenas no influyeran en el día a día del país. Así, el castellano hablado en México tienen muchas palabras con ese origen, especialmente provenientes den náhuatl. Otros idiomas nativos, como el purépecha o el maya también aportaron algunos vocablos.
La comida en México, una de las gastronomías más importantes del mundo, tiene claras influencias de todas las culturas que habitaron el país. Para empezar, la harina de trigo no existía en Mesoamérica, donde tan solo se utilizaba el maíz. Hoy, sin embargo, el trigo se ha incorporado a muchas recetas tradicionales.
En el otro sentido, los españoles incorporaron el maíz a su dieta, junto con verduras americanas que no conocían. Los indígenas, por su parte, comenzaron a usar algunas carnes provenientes de Europa, sin abandonar ingredientes típicos como el frijol o el chile.
El uso del algodón y la lana sustituyó casi por completo a las fibras de maguey en la vestimenta mexicana.
La influencia europea se notó mucha más en los hombres, que adoptaron el uso del pantalón, la camisa y el sombrero. Las mujeres, en cambio, mantuvieron durante mucho más tiempo sus vestimentas tradicionales.
Una de las tácticas de los españoles para dominar las tierras recién descubiertas fue convertir a los indígenas a la religión católica, eliminando en el proceso a las creencias tradicionales. Se trató de la denominada conquista espiritual, llevada a cabo por los monjes y sacerdotes.
Muchos grupos indígenas trataron de mantener sus creencias, pero, con el tiempo, el cristianismo arraigó entre nativos y mestizos. No obstante, los indígenas aportaron algunas formas de celebración propias de sus antiguas tradiciones, dándole al catolicismo mexicano una personalidad propia.
El mejor ejemplo, sin duda, es el de la Virgen de Guadalupe. Su imagen, enarbolada por Hidalgo en su llamamiento a la rebelión de 1810, incorpora símbolos indígenas junto a los cristianos.
Como en los anteriores aspectos, la música también recibió la influencia de los pueblos indígenas que habitaban la zona. Al día de hoy, existen una gran variedad de bailes y estilos musicales considerados mestizos, con rasgos aportados por españoles y nativos.
El caso más conocido es el del mariachi, la figura más conocida de la canción mexicana ranchera y que es un símbolo nacional. Este personaje es originario del oeste de México, concretamente de Nayarit, Colima y Jalisco. En un principio, el mariachi era una orquesta popular e indígena, con una vestimenta que no tenía nada que ver con la del charro.
No fue hasta principios del siglo XX cuando el mariachi se transforma. Adopta el traje de charro y amplía su repertorio con piezas de varias regiones de la República.
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