Historia

Conquista espiritual de Nueva España: causas, etapas, consecuencias


¿Qué fue la conquista espiritual?

La conquista espiritual de Nueva España o conquista religiosa es el proceso desarrollado durante la conquista española para convertir a los indígenas al cristianismo. El término se le atribuye al hispanista francés Robert Ricard quien, a su vez, lo tomó del padre Ruiz Montoya (1639). Otros autores prefieren llamarlo evangelización de Nueva España.

Desde justo después del descubrimiento, los reyes católicos ligaron la conquista material a la conversión de los indígenas. Para ello, obtuvieron el permiso del papa Alejandro VI en 1493. Años más tarde, Hernán Cortés pidió que se enviaran misioneros franciscanos y dominicos a las regiones conquistadas, para realizar la tarea más rápida y efectivamente.

Al ser un tema controvertido, los historiadores apuntan causas, en ocasiones contrapuestas, para explicar el interés de los españoles. Algunos señalan que usaron la religión para legitimar la conquista de las tierras indígenas y para cambiar sus costumbres, y así conseguir que hubiera menos resistencia.

En cambio, otros expertos afirman que España aún mantenía el espíritu de la reconquista y que solo pretendía convertir a los paganos a la que consideraban la verdadera religión.

Estos mismos estudiosos también hacen hincapié en que trataron de acabar con costumbres sangrientas como los sacrificios humanos.

Causas

Ya desde la diferente manera de llamar al proceso —conquista espiritual o evangelización— se contempla que existe una cierta división entre los historiadores a la hora de analizar el hecho. De esta manera, las causas que motivaron que los españoles comenzaran a convertir a los indígenas se estudia desde dos prismas distintos.

Unos lo ven como una maniobra más de la conquista material y otros desde un punto de vista únicamente religioso.

Justificación de la conquista

De acuerdo con los historiadores que defienden la primera postura, la principal causa para que se produjera la conquista espiritual fue la necesidad de buscar una justificación de las acciones en el nuevo continente.

España utilizó la religión católica como herramienta en la expansión de su imperio. Cuando fue convirtiendo a poblaciones indígenas de Nueva España, ganó control sobre estas. La Iglesia era un aliado fundamental de la Corona y, con la influencia ganada, podía manejar más fácilmente a los nativos.

Por otra parte, los españoles también señalaron que sus acciones expansivas tenían la legitimidad que les daban el derecho divino y la necesidad de convertir a los infieles.

Cambio cultural

Ese mismo grupo de autores ofrece una segunda causa para la evangelización producida. En este caso, se trataría de una maniobra para conseguir que los indígenas no se rebelaran.

La mejor manera de conseguirlo era hacer que perdieran su cultura y que abrazaran la española, empezando por la religión.

Españolizar a los indígenas

Relacionada con la anterior, pero desde el punto de vista contrario, otros expertos apuntan que el proceso de evangelización se debió a la intención de los reyes católicos y sus herederos de que los indígenas formaran parte real del imperio.

Al tomar la religión católica, única permitida en la época, pasarían a ser iguales en este aspecto al resto de los españoles.

Espíritu de reconquista

España, después de varios siglos tratando de expulsar a los musulmanes de la península, estaba imbuida de un espíritu evangelizador. De esta forma, estaban convencidos de su obligación de combatir a los infieles y de expandir el cristianismo por el mundo.

Etapas de la conquista espiritual

Desde el primer momento en el que comenzó la Conquista hubo presencia de religiosos en América. Su labor se puede dividir en dos etapas diferentes, a las que hay que añadir el comienzo de la veneración por la Virgen de Guadalupe, quizás uno de los hechos que más hizo por la evangelización en la Nueva España.

Antecedentes

Ya el año siguiente del descubrimiento, los reyes católicos recibieron de manos del papa Alejandro VI el documento Breve Inter Caetera de 1493. Este autorizaba a los españoles a evangelizar a los indígenas que habitaban el Nuevo Mundo.

Años después, durante las campañas emprendidas por Hernán Cortés, el conquistador envió una misiva al entonces rey de España, Carlos I, solicitando que enviara misioneros a América para enseñar la religión a los nativos.

Otros antecedentes fueron la proclamación de la bula papal Alias Felicis, emitida por León X el 25 de abril de 1521. Con esta autorizaba a las órdenes mendicantes a participar en las misiones en el nuevo continente.

Aún hubo una tercera bula, la Exponi Nobis Fecistis del año 1522. Adriano VI, sucesor de León X, daba permiso a las mismas órdenes para que pudieran administrar los sacramentos si no había un obispo cercano.

Primeros años de evangelización

Los primeros franciscanos llegaron a Nueva España en 1523. Eras solo tres y no tuvieron tiempo de hacer mucho. Unos meses después, el 15 de mayo de 1524, fue cuando alcanzaron el continente el grupo de franciscanos que obtuvo el sobrenombre de Doce apóstoles de México.

Este grupo realizó una labor calificada por todas las fuentes como muy beneficiosa para los indígenas. Les dieron educación y, sobre todo, evitaron que los españoles los maltrataran.

Otra de las órdenes que llegó al continente fue los dominicos. El 2 de julio de 1526 desembarcaron 12 misioneros, pero cinco de ellos fallecieron y otros cuatro decidieron regresar a España.

Durante el tiempo que estuvieron en América no tuvieron mucho éxito, ya que no gozaron de apoyo de los conquistadores. Tuvieron que pasar unos años para que más dominicos llegaran y fundaran su primer convento.

La tercera gran orden fueron los agustinos. Ellos sí desarrollaron una intensa labor educativa, además de levantar una gran número de iglesias y conventos.

Segunda etapa

Después de dos décadas de labor evangelizadora y educativa de las órdenes religiosas, en los años 70 los españoles cambiaron su modo de tratar a los indígenas. Lo que marca el cambio es la llegada de los jesuitas.

A partir de ese momento, el Estado y la Iglesia dejan de lado la parte educativa, quedando solo permitido que aprendieran artesanía.

Los jesuitas se establecieron especialmente en la zona norte del virreinato, donde establecieron bastantes misiones.

Virgen de Guadalupe

Convertir a los indígenas no fue una tarea fácil, sobre todo en los primeros años. Las antiguas creencias estaban muy arraigadas y no era sencillo convencerlos de que las abandonaran.

Si algo ayudó a facilitar la labor fue la aparición de la Virgen de Guadalupe, que se convirtió en todo un símbolo del país. Según relata la leyenda, fue un indígena convertido al cristianismo, Juan Diego, el que la vio en el cerro del Tepeyac. Allí mismo levantó un santuario, que se convirtió en un centro de peregrinación.

Consecuencias de la conquista espiritual

Los indígenas no recibieron las nuevas creencias de forma muy positiva. Muchos de ellos se negaron a abandonar sus religiones y a adoptar la católica. Esto conllevó que los frailes tuvieran que usar tácticas menos directas, como la educación. De igual manera, aprendieron las lenguas de los pueblos de la zona.

La Inquisición llegó al continente en 1571, condenando a muerte a muchos, a pesar de la oposición de algunos frailes. Igualmente, estos se llegaron a enfrentar al rey Felipe II por el asunto de la esclavitud.

En ninguno de los dos asuntos consiguieron sus propósitos, por lo que, tanto la pena de muerte como la esclavitud siguieron en vigor.

Sociedad virreinal

La evangelización fue un éxito a medio plazo, lo que contribuyó de manera notable a la construcción de la sociedad del virreinato. Los frailes lograron su propósito de convertir a la mayoría de los indígenas, reduciendo su oposición a los conquistadores.

Sin embargo, los nativos conservaron parte de sus tradiciones y creencias. En muchos casos identificaron a los santos cristianos con algunos de sus antiguos dioses, creándose una curiosa mezcolanza.

Pérdida cultural

Los misioneros dieron educación a los indígenas, pero, a la vez, fueron los causantes de la pérdida de parte de su cultura. En lo material, se destruyeron códices, ídolos y templos, ya que los consideraban obra del demonio.

Igualmente, establecieron un proceso de hispanización que acabó con muchas lenguas, que se extinguieron o quedaron reducidas a la mínima expresión.