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Onicóforos: características, nutrición, reproducción, especies


Los onicóforos son un filo de animales que se caracterizan por presentar un cuerpo alargado con un número específico de prolongaciones a los lados, las cuales le permiten desplazarse adecuadamente sobre el sustrato.

Son animales realmente antiguos, ya que los primeros fósiles que se han recuperado de ellos proceden del período Cámbrico, en la era Paleozoica. Sin embargo, fueron descritos por primera vez por el naturalista británico Landsdown Guilding en el siglo XIX.

Estos animales se encuentran principalmente en ambientes en los cuales predomina la humedad. Esto se debe a que tienen la piel muy delgada y no pueden contrarrestar la desecación ocasionada por las condiciones ambientales hostiles. Así mismo, habitan en sitios alejados de la luz solar y solo salen de ellos en la noche para cazar a sus presas.

Índice del artículo

Características

Los onicóforos son animales que forman parte del dominio Eukarya y, como tales, están conformados por células eucariotas, en cuyo núcleo se encuentra el material genético (ADN) conformando a los cromosomas.

Son pluricelulares, estando constituidos por varios tipos de células, cada cual especializada en una función específica.

Además de esto, los onicóforos son celomados. Esto quiere decir que presentan una cavidad interna denominada celoma, la cual es de origen mesodérmico. El celoma es importante porque contiene los órganos internos del animal, aunque en estos solo rodea a las gónadas.

Si se traza una línea imaginaria por el eje longitudinal del animal, se obtienen dos mitades exactamente iguales, lo que permite afirmar entonces que estos animales presentan simetría bilateral.

Son dioicos, ya que los sexos se encuentran separados, presentando además dimorfismo sexual. Las hembras suelen ser más grandes que los machos.

Se reproducen principalmente de forma sexual, con fecundación interna y externa (dependiendo de la especie). Pueden ser ovíparos, vivíparos y ovovivíparos.

Morfología

Los onicóforos tienen un cuerpo alargado, dando la impresión de ser aplanado en sentido dorso ventral. Aunque la mayoría mide solo hasta 10 cm, se han encontrado ejemplares que han superado esta talla y han alcanzado más de 20 cm.

De forma general, su coloración es oscura, ostentando colores que van desde el negro, hasta el marrón oscuro, pasando por el verde. También hay unas cuantos que exhiben colores un poco más vivos como el naranja.

No tienen patas articuladas propiamente dichas, pero si tienen una especie de apéndices que pueden utilizar para su desplazamiento y locomoción. El número de estos varía según la especie.

El cuerpo se encuentra dividido en dos regiones: cabeza (anterior) y tronco (posterior). Entre ambas no existe una delimitación muy clara, por lo que solo alguien muy experto en estos animales es capaz de señalar los límites entre ellas.

Cabeza

El elemento más llamativo de la cabeza de los onicóforos es un par de antenas orientadas hacia adelante. En la base de cada antena hay un órgano sensorial que hace las veces de ojo.

Por debajo de las antenas se encuentran otros apéndices que se conocen como papilas orales. Estas son de gran importancia en el proceso de alimentación del animal, ya que están encargadas de expulsar el líquido que paraliza a las presas.

En la cabeza también se encuentra la boca, a partir de la cual emergen las mandíbulas, que son otro par de apéndices que hay aquí.

La superficie posterior de la cabeza se encuentra plagada de papilas quimio receptoras, la cuales tienen función sensorial. Son particularmente abundantes en las antenas.

Tronco

Los elementos más llamativos del cuerpo son las prolongaciones que salen de este y que muchos insisten en amar patas, pero que no son tales. El nombre correcto es lobópodos. El número de estos varía con la especie.

Cada uno posee unas almohadillas rastreras, en número de 3 a 6 y son las que están en constante contacto con el suelo.

La pared del cuerpo de los onicóforos se encuentra conformada por tres capas. Desde la más externa a la más interna son: la cutícula, que es de quitina, delgada y muy flexible; la epidermis; y por último, varias capas de tejido muscular liso.

Taxonomía

La clasificación taxonómica de los onicóforos es la siguiente:

-Dominio: Eukarya

-Reino: Animalia

-Superfilo: Ecdysozoa

-Filo: Onychophora

Nutrición

Heterótrofos – carnívoros

Los onicóforos son organismos heterótrofos, lo que quiere decir que no son capaces de sintetizar sus propios nutrientes. Debido a esto, deben alimentarse de otros seres vivos o bien de sustancias elaboradas por otros.

En este sentido, se ha establecido que estos animales son carnívoros depredadores, estando su dieta representada principalmente por una amplia variedad de animales como los artrópodos.

El tamaño de la presa no parece ser un elemento limitante en dicha dieta, ya que se alimentan tanto de animales de pequeño tamaño, como de animales un poco más grandes que ellos.

Captura de la presa

Gracias a los receptores que se encuentran localizados en sus antenas, pueden percibir posibles presas, incluso a cierta distancia.

Una vez identifican a la presa, el animal arroja una especie de seda que tiene como función inmovilizarla. Es importante destacar que inicialmente la seda se encuentra en estado líquido, pero cuando entra en contacto con el ambiente experimenta un proceso de solidificación, convirtiéndose en una red que captura e inmoviliza a la presa.

Así mismo, vale mencionar que el animal puede arrojar esa sustancia a distancias tan amplias como de hasta 50 cm.

Una vez que la presa ha sido inmovilizada, el onicóforo se le acerca y procede inyectarle una sustancia dentro de la cual se encuentran disueltas ciertas enzimas digestivas. Estas tienen como función comenzar a procesar y digerir los tejidos de la presa, con la finalidad de facilitar el proceso de digestión.

Recorrido de los alimentos

Después de que los tejidos de la presa han sido procesados y transformados en papilla, el onicóforo procede a ingerirlos. En el interior del cuerpo, ese jugo alimenticio transita desde la cavidad bucal hacia la faringe y posteriormente hasta el esófago.

Luego pasa hacia el intestino, que es donde se realiza el proceso de absorción de los nutrientes, pasando estos al sistema circulatorio para poder ser distribuidos hacia las diversas células.

Las sustancias que no son aprovechadas por el animal, ya sea porque no son necesarias o bien porque tiene incapacidad de digerirlas y absorberlas, siguen el trayecto del tracto digestivo hacia la porción terminal del intestino. Finalmente son liberadas en forma de heces al medio externo, mediante el orificio anal.

Reproducción

Los onicóforos son animales dioicos, lo que significa que los sexos están separados. Hay individuos de sexo femenino e individuos de sexo masculino. En ellos se puede observar los dos tipos de reproducción que existen: asexual y sexual.

– Reproducción asexual

Este tipo de reproducción no involucra la unión de células germinales (gametos) masculina y femenina. Debido a ello, los individuos que se generan mediante este proceso son exactamente iguales, tanto genética como físicamente a sus progenitores.

Existen diversos procesos de reproducción asexual. En el caso de una de las especies de onicóforos que solo presenta individuos de sexo femenino, el tipo de reproducción asexual es la partenogénesis.

La partenogénesis consiste en que los óvulos no fecundados inician un proceso de división y segmentación, el cual, se cree, está mediado por factores químicos o ambientales, aunque aún no está muy bien definido.

Ese proceso da como resultado el desarrollo de un individuo adulto de sexo femenino. Por supuesto, todos los ejemplares que se obtienen a través de este tipo de reproducción son exactamente iguales.

– Reproducción sexual

La reproducción sexual requiere obligatoriamente de la interacción y fusión de células sexuales (gametos) masculinas y femeninas. Esas células están representadas por los óvulos y los espermatozoides.

Fecundación

El mecanismo de la reproducción en estos animales es realmente variado y depende de cada especie. A pesar de que la fecundación es interna en todas las especies de onicóforos que se reproducen sexualmente, el mecanismo a través del cual ocurre es diferente.

Hay especies en las que ocurre una cópula y el macho deposita el esperma directamente en el interior del cuerpo de la hembra.

Así mismo, también hay especies en las que la reproducción se da a través de una estructura conocida como espermatóforo. Este consiste en una gran masa de tejido en la que se encuentran contenidos los espermatozoides. El macho deposita el espermatóforo en la superficie corporal de la hembra, siendo esta la que posteriormente lo introduce en su poro genital.

Desarrollo embrionario

El desarrollo embrionario en los onicóforos también es variado, ya que hay algunas especies que son ovíparas, otras vivíparas y unas cuantas ovovivíparas.

En el caso de los ovíparos, el desarrollo ocurre en un huevo fuera del cuerpo de la madre. La segmentación en estos huevos es superficial.

La mayoría de las especies son ovovivíparas, lo que quiere decir que se desarrollan en huevos, pero estos permanecen en el interior del cuerpo de la hembra hasta que el individuo se encuentra totalmente desarrollado.

Por último, también hay especies de onicóforos que son vivíparas. En ellas, el embrión permanece en el interior del cuerpo de madre, alimentándose de esta. El nuevo individuo nace ya formado en su totalidad.

Especies representativas

Eoperipatus totoro

Es una de las nuevas especies de onicóforos descubiertas recientemente. Su primera descripción formal data de 2013. Puede medir hasta unos 6 cm de longitud y presenta en su superficie corporal una serie de pelos característicos.

Disponen de unas escamas en la parte ventral del cuerpo que tienen una disposición específica, lo cual permite diferenciarlos de otros onicóforos. Generalmente están ocultos en lugares húmedos, saliendo a la superficie solo durante la temporada de lluvias.

Peripatus juliformis

Tiene el gran honor de haber sido el primer onicóforo descrito, lo cual ocurrió en 1826. Pertenece a la familia Peripatidae y se caracteriza por tener una coloración bastante oscura, casi negra. Se le encuentra principalmente en la isla San Vicente, en el Mar Caribe.

Eoperipatus horsti

Pertenece a la familia Peripatidae y se encuentra principalmente en el continente asiático, específicamente en la parte oeste de Malasia. Presenta el mismo cuerpo alargado de los onicóforos, con su par de antenas delanteras que le permiten detectar posibles presas o peligros.

Austroperipatus aequabilis

Pertenece a la familia Peripatopsidae y es endémico de la zona noreste de Australia. Al igual que todos los miembros de dicha familia, tiene las características más primitivas de los onicóforos.

Referencias

  1. Barnes, R. (1977). Zoología de los invertebrados. Nueva Editorial Interamericana.
  2. Brusca, R. C. & Brusca, G. J., (2005). Invertebrados, 2ª edición. McGraw-Hill-Interamericana, Madrid
  3. Curtis, H., Barnes, , Schneck, A. y Massarini, A. (2008). Biología. Editorial Médica Panamericana. 7° edición.
  4. Hickman, C. P., Roberts, L. S., Larson, A., Ober, W. C., & Garrison, C. (2001). Integrated principles of zoology (Vol. 15). McGraw-Hill.
  5. Morera, B. (2012). Los onicóforos, fósiles caminantes. Universidad Naional de Costa Rica
  6. Ríos, P. Onychophora. Extraído de: https://academia.edu