10 poemas de hermanas originales y de autores reconocidos
Las hermanas pueden ser también las mejores amigas, las compañeras de vida con las que no solo compartimos experiencias, conocimientos y familia, sino también sentimientos y nuestros problemas más personales.
Una buena hermana puede actuar como confidente, compañera de diversión y maestra. Sin embargo, a veces estas familiares también nos pueden hacer sufrir, especialmente si vemos que ellas lo pasan mal.
A continuación encontrarás una compilación de poemas para hermanas que podrás utilizar para dedicar en un día especial o simplemente para reflexionar.
“Reíd muchos, hermanitas” (Evaristo Carriego)
Reíd mucho, hermanitas
Reíd mucho, hermanitas, reíd con esa risa
tan fresca y tan sonora, con esa risa fuerte
que llena nuestra casa de salud. La sonrisa
no es para vosotras todavía: ¡qué suerte!
Que vuestra risa sea como una fuente, y vierta
su chorro alegre sobre nuestra melancolía:
sea como una caja de música que abierta
perennemente suena desde que empieza el día.
Hermanas: reíd de una vez toda vuestra sana
alegría de dueñas del patio, que mañana
¡ah, mañana! quién sabe si os habremos de oír.
¡Ay, hermanas, hermanas juguetonas!, ¡ay, locas
rabietas de la abuela! ¿Cuál de esas lindas bocas
será la que primero dejará de reír?
- Reflexión: el poeta dedica estas frases a sus hermanitas, que siendo niñas dan alegría al hogar, anhelando nunca se pierda esa magia.
“A mi hermana Josefa” (Adelardo López de Ayala)
¡Un año más!… No mires con desvelo
la carrera veloz del tiempo alado,
que un año más en la virtud pasado
un paso es más que te aproxima al cielo.
Llora, sí, con amargo desconsuelo
(pues bastante jamás lo habrás llorado)
el año que al morir te haya dejado
de alguna falta el interior recelo…
Que el tiempo que bien obres no es perdido;
pues los años de paz, hermana mía,
que en la santa virtud habrás vivido
se convierten en siglos de alegría
en el eterno edén que hay prometido
al alma justa que en su Dios confía.
- Reflexión: un poema para una hermana que está de cumpleaños. Se le dice que aproveche la vida, y la viva sin pensar en un futuro que no conocemos.
“Oda a mi Hermana” (Benjamín Pérez)
Mi Hermana
traviesa, caprichosa y tan querida
pero que por momentos
alega ser incomprendida.
A sus cortos años
es capaz de ser como una amiga grande
que con sus consejos inocentes
te alivia la pena al instante.
Siempre quiere saberlo todo
y buscándome novia está
me reta como a un niño
siento que se cree mi mama.
Ella no sueña con ser madre
pequeña por siempre quiere ser
los adultos son muy complicados, dice
y al país de NUNCA JAMÁS quiere conocer.
- Reflexión: el poema contiene estrofas dedicadas a una hermana pequeña, llena de juventud, traviesa y vivaz que quiere quedarse así por siempre.
“Hoy, que es el cumpleaños de mi hermana” (Pablo Neruda)
HOY que es el cumpleaños de mi hermana, no tengo
nada que darle, nada. No tengo nada, hermana.
Todo lo que poseo siempre lo llevo lejos.
A veces hasta mi alma me parece lejana.
Pobre como una hoja amarilla de otoño
y cantor como un hilo de agua sobre una huerta:
los dolores, tú sabes cómo me caen todos
como al camino caen todas las hojas muertas.
Mis alegrías nunca las sabrás, hermanita,
y mi dolor es ése, no te las puedo dar:
vinieron como pájaros a posarse en mi vida,
una palabra dura las haría volar.
Pienso que también ellas me dejarán un día,
que me quedaré solo, como nunca lo estuve.
Tú lo sabes, hermana, la soledad me lleva
hacia el fin de la tierra como el viento a las nubes!
Pero para qué es esto de pensamientos tristes!
A ti menos que a nadie debe afligir mi voz!
Después de todo nada de esto que digo existe…
No vayas a contárselo a mi madre, por Dios!
Uno no sabe cómo va hilvanando mentiras,
y uno dice por ellas, y ellas hablan por uno.
Piensa que tengo el alma toda llena de risas,
y no te engañarás, hermana, te lo juro.
- Reflexión: a pesar de ser un supuesto poema de cumpleaños, Neruda muestra profundo dolor y tristeza y además incapacidad por sentir nuevamente alegría.
“Hermana y amiga” (Arjona Delia)
Eres mano tendida, bondadosa,
de tantas noches compartidas.
Eres abrigo de fríos inviernos,
cobijando mi alma malherida.
Pintas de colores mis tristezas,
entregas a mi espíritu la calma,
eres refugio del amanecer,
¡sensible y pura es tu alma!
Cuando los vientos se acercan
es formidable tu presencia
brotan a raudales tus palabras,
inmenso tu caudal de sapiencia.
¡Cómo no recordarte amiga!
Eres mi fuente de alegrías.
Eres diamante tan preciado,
¡eres mi mejor compañía!
- Reflexión: el poema es dedicado a una buena hermana que además es considerada una gran amiga.
“Hermana, estamos rotos” (Juan Ortiz)
Hermana,
estamos rotos al punto del no remiendo.
No hay coincidencia mayor a la de la sangre;
más allá de ese mar común,
solo grietas castrando la orilla,
solo silencios,
un pueblo de ayer saturado en salitre,
escombros por recuerdos,
ni una ostra breve sobrevive,
nada real a que aferrarse.
Hermana,
estamos rotos donde la aguja no zurce,
y no hay nada qué llorar al respecto,
sino seguir,
nada se ha perdido donde no hubo recovecos,
ni piedras fundacionales,
ni siquiera algo a ser olvidado,
cicatrices de agua,
solo eso,
diminutas estrellas delante del sol,
nada duele en esa herida.
Hermana,
estamos rotos
desde el Padre Nuestro
hasta la vida.
- Reflexión: un poema que versa sobre una relación familiar rota por alguna circunstancia, y cómo no puede ser sanada.
“Hermana, has estado” (Juan Ortiz)
En cada momento herido
has estado, has amado
la luz, la sombra, el enfado,
mis ruinas al ron dormido.
Bajo el yugo sinsentido,
con tus dolores acuestas,
vienes por mí, tú, a estas
tierras del gris infortunio,
casa de azul plenilunio,
hermana, sol de mil crestas.
- Reflexión: el poema expresa el amor de una hermana para con su hermano alcohólico y cómo lo ayudó a levantarse.
“Hermana de la vida” (Juan Ortiz)
Llegaste cuando la sangre no,
con el abrazo oportuno,
cuando me iba tras Neptuno
y sus caracolas en do.
Alzaste la voz en trueno,
rompiste mis pasos de agua,
fuiste, en amor, densa fragua,
mensajera del Dios bueno.
Hermana, tú, de la vida,
del momento necesario,
tú y tus manos de rosario
que frenaron mi estampida.
- Reflexión: poema dedicado a una “hermana de la vida”, pues, pese a no haber nexos sanguíneos, se comportó como si fuese familia.
“Hermana: padre, madre” (Juan Ortiz)
Olvidado, detrás de matorrales
donde nadie ve, ni se asoma el cuervo,
al margen de todo, de allí conservo
tristezas, duras maestras, pero reales.
En ese espacio apareciste, sobria,
con la bondad y el amor de estandartes,
escudos de la luz, las blancas artes
que elevan al oro de entre la escoria.
Fuiste padre y madre, pilar, tabique,
casa, refugio, guía al entendimiento
y a mis caídas, mis penurias, un dique.
Hermana, gracias por llegar, no miento,
al Dios del cielo le pido duplique
tu entrega en paz y extienda tu aliento.
- Reflexión: el poema es dedicado a una mujer, considerada como una hermana por su amor, dedicación y entrega.
“Presencia necesaria” (Juan Ortiz)
Sobre ese banco del patio,
esa madera truncada para el descanso,
acostumbrabas despedir la tarde.
Arrancaste qué se yo cuántos poemas al uvero,
a las garzas,
al rojo sol en huida,
al zinc del techo de la casa,
a las ventanas de cristales de aire
y sábanas viejas,
y a la mujer que siempre alegre nos miraba.
Ese era tu espacio predilecto,
un reino de troncos secos a tus pies,
mágico sitio para florecer desde el más allá las inconfundibles letras que signaron nuestra infancia.
El sitio persiste intacto,
con las gracias propias de lo pobre,
con la grafía del matorral seco sobre el simple aire de la costa,
del barrio;
el lugar se resiste,
pese a tu ausencia,
aunque parece que en cualquier momento se cae,
se quiebra,
y con él el rancho,
la verja,
el pueblo con todo y mar y su gente,
pero una esperanza latente
insiste en que volverá,
hermana,
tu presencia necesaria.
- Reflexión: el poema trata sobre el dolor por la ausencia de una hermana.