Ciencia

¿Qué ocurre cuando se altera un ecosistema?


Cuando se altera un ecosistema aparecen cambios que pueden, o no, ser reversibles. Estas alteraciones tienen causas naturales o bien se originan por las actividades humanas (cambios antropogénicos), y en ocasiones, por una combinación de ambas.

Un ecosistema consiste en un entorno de tamaño variable, caracterizado por condiciones ambientales, físicas y químicas muy particulares, el cual alberga un conjunto de organismos vivientes. Dada la compleja relación entre las variables de los ecosistemas, una alteración en cualquiera, ocasiona cambios que se manifiestan al cabo del tiempo.

Entre los factores de cambio naturales más importante se encuentran:

  • Inundaciones
  • Alteraciones del terreno
  • Erupciones volcánicas
  • Incendios ocasionados por los rayos
  • Cambios en las corrientes marinas

Existen también eventos catastróficos, como los impactos de meteoritos. Se sabe que han causado cambios irreversibles en la vida del planeta.

En todo caso, hay que destacar que los ecosistemas son sumamente dinámicos, experimentando cambios en el tiempo a largo, mediano y corto plazo. Cuando algún factor perturba el equilibrio, es posible que se recuperen o bien se establezca un nuevo equilibrio.

Con un nuevo equilibrio, el ambiente se torna muy distinto del anterior. Las consecuencias van desde la reducción en la población de las especies animales y vegetales, o modificaciones drásticas en su distribución, hasta notables cambios en el clima, entre otras.

¿Cuáles son las consecuencias cuando se altera un ecosistema?

1. Modificación del paisaje

El paisaje depende de la interacción entre el planeta y los organismos vivientes. Los seres humanos son agentes de cambio en el paisaje, a través de la agricultura, la ganadería, la construcción, la extracción de recursos y las actividades de conservación del ambiente. De esta forma, se han convertido en un factor preponderante de los cambios, pero no el único.

A lo largo de la historia terrestre, se produjeron notables cambios del paisaje, no solo por la intervención humana, sino por la misma dinámica planetaria.

El Sahara verde

Actualmente, el desierto del Sahara al norte de África, es uno de los más extensos de la Tierra. Sin embargo, hace alrededor de 10.000 años, era una pradera salpicada de bosques ocasionales, donde las personas se dedicaban a la caza y a la recolección.

Existe evidencia fósil de que, por aquel entonces, vivían en el Sahara verde elefantes, gacelas e hipopótamos, junto a una buena cantidad de depredadores, como cocodrilos y grandes felinos.

Los investigadores intentan explicar este asombroso cambio con diversas teorías. Una de ellas apunta a variaciones en la órbita de la Tierra, generando cambios en el albedo, la cantidad de luz que la Tierra refleja hacia el espacio, a través de su atmósfera.

Otros en cambio, aseguran que, luego de que los seres humanos adoptaran la práctica de la ganadería, el intenso pastoreo afectó considerablemente el ecosistema sahariano, causando su paulatina desertización.

Pero, en todo caso, este no fue el único factor causante de la extrema sequía. De hecho, se cree que el lugar ha pasado por períodos alternativos de verdor y sequía de manera cíclica, desde mucho antes de ser habitado, por lo que tal vez, en un futuro, vuelva a ser verde nuevamente.

2. Cambios en la biodiversidad

La biodiversidad se refiere a la variedad de especies vivientes, animales y vegetales, que habitan el ecosistema. Cuando se alteran los ecosistemas, también lo hace la cadena alimenticia, dando lugar a que algunas especies aumenten o disminuyan su población. Algunas, incluso, pueden llegar a convertirse en plagas.

Uno de los ejemplos más dramáticos es la extinción de los dinosaurios, hace 65 millones de años. La teoría más aceptada es la caída de un gran meteorito en Yucatán, mientras que otra explicación señala a una extrema actividad volcánica que la Tierra experimentó entonces.

Seguramente no todos los dinosaurios desaparecieron de inmediato, pero las consecuencias para la vida en el planeta fueron tan severas, que terminaron por extinguirse completamente.

3. Variaciones del clima

El clima está estrechamente relacionado con el ecosistema, de manera que uno y otro se influyen mutuamente. Los seres vivos tienen tiempo de adaptarse a pequeños cambios de clima, y continuar manteniendo el equilibrio.

Y a la inversa, si se modifica la biodiversidad, el clima en el entorno cambia a su vez. El ejemplo más patente es la tala de los bosques. La vegetación tiene la habilidad de almacenar carbono en forma de dióxido de carbono o CO₂, un conocido gas de efecto invernadero.

Cuando se talan los bosques, se libera todo el CO₂ guardado en la vegetación, y este pasa a la atmósfera, contribuyendo al calentamiento global. Muchos bosques tropicales han sido talados durante los últimos años, modificando este vital ciclo del carbono.

4. Pérdida de fuentes de agua

La calidad del agua afecta los seres vivos y modifica los suelos. Estos proveen de alimento a los organismos vivientes, reciclando elementos químicos importantes, como el nitrógeno, vital para las plantas.

Además, a través de los poros en el suelo, se transporta el agua de lluvia hacia los grandes depósitos de agua, como ríos, lagos y demás acuíferos.

Los suelos se encargan asimismo de filtrar toda clase de moléculas, como metales pesados y otros contaminantes, que de otra manera pasarían a las aguas.

Cuando los suelos se alteran por alguna causa, es muy posible que cambie la calidad del agua en el entorno, perdiéndose fuentes que hubiesen podido nutrir una variedad de nuevos ecosistemas.

La humanidad, al abandonar el modo de vida nómada por el sedentario, comenzó a instalarse cerca de las fuentes de agua, y a construir caminos y asentamientos. Cuando no se ha cuidado adecuadamente el uso del agua, se han producido pérdidas importantes de grandes fuentes.

Un ejemplo dramático es el mar de Aral, un gran lago interior de Asia Central. A mediados del siglo XX, la antigua Unión Soviética intentó fomentar el cultivo de algodón en la zona, desviando ríos que alimentaban a este gran lago, a través de un canal de 500 km.

Desde entonces, el mar de Aral se ha desecado paulatinamente, trayendo graves sequías en la zona, así como inviernos más severos y veranos más calurosos.

5. Cambios en el bienestar de las personas

Alterar el ecosistema afecta la calidad y el modo de vida de las personas de muchas formas. Esto no es nuevo, por ejemplo, la histórica ciudad de Ur en Mesopotamia, actual Irak, fue abandonada hace milenios, tras ser un gran centro cultural y económico en la antigüedad, debido a cambios en el curso del río Éufrates.

En la actualidad, es sabido que la contaminación atmosférica produce graves daños en la salud de las personas, aumentando los casos de afecciones respiratorias en quienes viven en las grandes ciudades.

Y no solo esto, también hay estudios que vinculan el aumento en la incidencia de malaria en Brasil, con la deforestación que ocurre en este país. Cuando se altera un ecosistema como este, personas y animales como los mosquitos, entran en contacto, aumentado los contagios de las enfermedades que estos transmiten.

Muchos investigadores aseguran que la pandemia de coronavirus se originó a causa de un manejo indebido de la fauna salvaje en China, donde existe un mercado para los animales silvestres como murciélagos y otros.