Las 15 Leyendas de Guatemala Más Populares (Cortas)
Las leyendas de Guatemala narran historias acerca de personajes sobrenaturales que forman parte de la tradición nacional de este país centroamericano. Estos relatos se han conservado durante varias generaciones de forma oral y escrita.
Dentro de la cultura guatemalteca se han mezclado las costumbres y creencias americanas y las hispanas. Una de las grandes influencias dentro de las leyendas de Guatemala es representada por la mitología maya, de la que se toman muchos personajes e historias.
Además del aporte indígena, el catolicismo también es fundamental en muchas de las leyendas de Guatemala.
Normalmente estas historias tienen una intención moralizante, es decir, tratan de que los que las escuchen tomen conciencia de sus actos y corrijan cualquier mal comportamiento.
En otras ocasiones las leyendas guatemaltecas simplemente explican hechos naturales o sobrenaturales con personajes que pueden ser buenos o malos. Algunas de las historias y personajes son compartidos por diversos países centro y suramericanos.
Las leyendas guatemaltecas más conocidas
El Cadejo
Esta criatura es descrita con la forma de un perro pero con los ojos rojos y patas de cabra.
Existen dos versiones en las que el Cadejo puede aparecer: el blanco, que está vinculado con el bien y la protección y uno negro que es malvado, además, lleva la muerte a aquellos que lo encuentran.
La leyenda del Cadejo afirma que esa bestia se le aparece a los borrachos que están sufriendo alguna pena. El Cadejo blanco ayuda a los ebrios a llegar bien a su destino o se acuesta a su lado para protegerlos de ser robados o atacados.
Por el contrario, el Cadejo negro los persigue y aquellos borrachos a los que les lame la boca son marcados con la intención de robarles el alma. Se dice que los acosa durante nueve días y después de eso la persona tocada por el Cadejo muere.
La Llorona
Guatemala cuenta con su versión de la leyenda de la Llorona, que es común a los países latinoamericanos. Según la historia, doña María estaba casada con un hombre adinerado, pero después de la muerte de su marido ella despilfarró los ahorros familiares.
La leyenda narra que María ahogó a sus hijos en un río porque no tenía medios económicos para mantenerlos. Luego de eso ella se suicidó por el remordimiento y su alma fue condenada a vagar en busca de sus niños.
Se presenta ante las personas después de medianoche vestida de blanco con un velo que impide que se vea su rostro. La llorona suele aparecer cerca de algún lugar que cuente con algún cuerpo de agua y pregunta entre llanto “¿Dónde están mis hijos?”.
La Siguanaba
Esta es una de las leyendas guatemaltecas más famosas y su origen parece estar ligado al pueblo k’iche, natural de esta nación centroamericana. La Siguanaba se presenta ante los hombres infieles como una mujer de esbelta figura con el rostro cubierto.
Después de conseguir la atención de los hombres, la Siguanaba los atrae hasta el borde de un abismo y revela que su cara es la de un caballo. Luego los empuja al vacío y de ese modo se queda con el alma de sus víctimas.
La leyenda afirma que si el hombre que es atraído por la Siguanaba muerde una cruz o una medalla puede salvar su alma del espectro.
El Sombrerón
La historia del Sombrerón o Tzitzimite afirma que es un hombre de pequeña estatura. En algunas versiones dicen que puede llegar a ser tan pequeño como un dedo de la mano, por esto también se le ha identificado como un duende.
Viste de negro, con un brillante cinturón y un sombrero tan grande que le cubre por completo el rostro. Este ser aparece a muchachas jóvenes de ojos negros y cabello largo.
Enamora a sus víctimas con serenatas que interpreta con su guitarra, pero las atormenta hasta el punto que no pueden comer ni dormir. Luego les hace una trenza en el cabello y les roba el alma a las jóvenes.
También se dice que al Sombrerón le gusta montar a caballo y mula, por eso aparece en los establos de Guatemala y allí teje una trenza en la cola a los animales que se vuelven agresivos y no sirven para trabajar.
La Tatuana
La leyenda de la Tatuana cuenta que una mujer que era experta en las artes del amor fue acusada de brujería por lo inapropiado que era considerado su comportamiento en la época.
Se dijo que ella recurría a hechizos para atraer a los hombres y que vendía pociones de amor.
Por todos los cargos en su contra fue juzgada por la Santa Inquisición y la condenaron a morir. Mientras estaba presa ella enloqueció e hizo un pacto con el diablo al que le vendió su alma.
De acuerdo con la historia, la Tatuana dibujó un barco en la pared de su celda en el que pudo escapar durante una noche de lluvia. A cambio fue condenada por el diablo a vagar en un barco durante la eternidad en cada día lluvioso.
La misa del cura sin cabeza
En el folklore guatemalteco hay una leyenda sobre un fraile o sacerdote que parece flotar sobre el suelo. Se dice que cuando una persona fija su mirada en ese cura puede notar que el mismo es transparente y no tiene cabeza sobre su cuello.
Quienes lo veían sentían gran malestar después de que el cura desaparecía, tenían náuseas, mareo y escalofríos.
En otras versiones narran que el espectro guardaba un tesoro enterrado bajo el altar de una iglesia que se derrumbó durante un terremoto y lo repartía entre los pobres.
También se ha dicho que lleva su cabeza envuelta en hojas ensangrentadas que recoge en el bosque. Otros países comparten esta leyenda con algunas variaciones, como que el cura fue condenado por su avaricia a vagar eternamente en busca de su cabeza.
El Xocomil
Antes de que existiera el Lago de Atitlán ese era el punto en el que se reunían los caudalosos ríos conocidos como los Tres Gigantes. En ese lugar era donde Citlatzin, la hija de un cacique local, se bañaba cada mañana.
Un día Citlatzin conoció a Tzimiztli, un joven plebeyo, y ambos se enamoraron. La relación entre ellos era imposible porque pertenecían a clases diferentes y la muchacha estaba prometida a otro joven.
Los Tres Gigantes estaban enamorados de Citlatzin y cuando supieron que ella estaba interesada en Tzimiztli decidieron ahogarlo.
La corriente de los ríos arrastró a Tzimiztli a lo más profundo y cuando Citlatzin vio a su amado a punto de morir ella le siguió, por lo que también se ahogó.
La furia de los ríos creció cuando se dieron cuenta de que Citlatzin también había muerto y sus corrientes crearon lo que hoy es el Lago de Atitlán.
El carruaje de la muerte
La leyenda afirma que durante las noches aparece por las calles de Guatemala un carro tirado por caballos que detiene su paso ante alguna casa. En el hogar frente al que se detenga el espectral carruaje fallecerá una persona.
La historia asegura que el cochero va vestido completamente de negro, los caballos que llevan el carruaje también son totalmente negros.
Después de que la persona seleccionada por el carruaje de la muerte ha fallecido este vehículo retorna a la casa para llevarse su alma.
El hombre del más allá
Esta leyenda de Guatemala trata sobre la ambición de una joven y como su deseo de obtener riquezas la condenó a vivir en la ruina. La chica vivía con su madre, que trabajaba en diversas labores para poder mantener a su hermosa hija.
Una noche la muchacha vio una luz a la sombra de un árbol y recordó que los rumores decían que la aparición de luces era el signo de que había dinero enterrado en algún lugar.
Cuando se acercó se le apareció el espectro de un hombre que le entregó un tarro de dinero con tres condiciones:
En primer lugar debía organizarle misas para que los fieles rezaran por su alma y le permitieran descansar en paz a su espíritu. Luego el dinero restante debía dividirlo entre los pobres y ella, pero solo podría tomarlo hasta la Nochebuena.
Ella hizo caso omiso a las palabras del fantasma del hombre del más allá e intentó tomar el dinero un día antes, pero solo halló pedazos de carbón en forma de monedas. Al día siguiente volvió al sitio en donde la encontró al espíritu y cavó hasta encontrar un jarrón idéntico también lleno de carbón.
Una vez más le apareció el hombre del más allá y le dijo que gracias a su codicia él no podría entrar al cielo y ella permanecería pobre durante el resto de su vida.
El árbol del Amate
La leyenda dice que en la actual Plaza del Amate, donde antes estaba un árbol del mismo nombre, aparecía una extraña figura que concedía favores a quienes acudían allí.
Aquel espectro era el mismo diablo, que a cambio de su ayuda le quitaba el alma a las personas que lo contactaban.
El señor del cerro
Las tradiciones guatemaltecas dictan que los cazadores deben pedir permiso al señor del cerro antes de matar a algún animal. Esto se debe a la leyenda que afirma que cada montaña tiene su señor que cuida de los animales y las plantas en cada una de ellas.
Si una persona entra a una montaña y toma sin permiso algún animal que pertenezca al respectivo señor, este enviará al resto de sus animales a tomar venganza o le producirá alguna enfermedad a los que perturbaron la paz del cerro.
El Jilguerillo
La leyenda asegura que en tiempos previos a la llegada de los españoles una tribu se asentó en la zona de la actual Guatemala. Entre los guerreros había uno despiadado llamado Batsu, que decidió casarse con una joven local llamada Jilgue.
A la muchacha le gustaba mucho pasear por el bosque y cantar. No estuvo contenta cuando supo que su destino sería casarse con Batsu, por eso huyó al bosque y permaneció un tiempo oculta allí, lejos de su cruel prometido.
Después de buscar a Jilgue un rato, Batsu ordenó que incendiaran el bosque para que ella se viese obligada a salir.
Ella no lo hizo y murió como consecuencia de las llamas, pero se dice que su espíritu se transformó en un pájaro de cuerpo marrón y blanco, con las alas negras y la cara roja.
Cabracán y los volcanes
Cabracán era un gigante que provenía del viento y su leyenda dice que él vendía montones de tierra tan grandes como montañas a cambio de comida. Luego sus clientes comenzaron a pedirle volcanes, que él trasladaba sin ningún problema.
Un día estaba comenzando a transportar el Belejuj y aparecieron frente a Cabracán tres jóvenes (las guardianas del maíz). Cabracán se enamoró y les prometió trabajar duro para hacerlas felices a todas si se casaban con él.
Las diosas le dijeron que aceptarían su oferta si él les entregaba comida sacada por él mismo del río. Entre las tres engañaron a Cabracán y lo encadenaron a una piedra dentro del río. Desde entonces cada vez que Cabracán intenta liberarse se producen temblores.
La Siguamonta
La leyenda cuenta que a los niños desobedientes que jugaban en las calles de Guatemala hasta altas horas de la noche les aparecía un hermoso pájaro dorado llamado Siguamonta.
Este ave los tomaba con sus garras y los llevaba hasta un precipicio del que los empujaba por no hacer caso a sus padres.
El mico brujo
De acuerdo con el folklore guatemalteco algunas brujas tenían la capacidad de transformarse en seres similares a monos de gran tamaño gracias a rituales mágicos.
Cuando tomaban su forma animal iban en busca de hombres que habían abandonado a sus parejas para hacerles daño.
Se aconsejaba a los hombres usar la ropa íntima al revés para que no pudieran tocarlo los micos brujos. También podían ser víctima de la furia de aquellos seres demoníacos todos los que se acercaran a ayudar a un hombre que estuviese siendo atacado.