Océano Ártico: origen geológico, clima, flora y fauna
El océano Ártico —también conocido como océano glacial Ártico— es una de las divisiones del océano mundial caracterizada por ser la más pequeña y septentrional de la Tierra. Se localiza en los alrededores del círculo polar ártico, por lo que ocupa el área marítima entre el norte de América, Asia y Europa.
Además, este océano se une en su norte con el océano Atlántico, lo que le permite recibir grandes cantidades de agua a través del mar de Barents y el estrecho de Fram. De igual forma, está limitado por el estrecho de Bering, donde se localizan algunas tierras de Alaska y Rusia; estas lo separan del Pacífico.
Este océano también llega a las costas de Canadá y al litoral septentrional de Asia y Europa. Está protegido durante el transcurso del año por una serie de masas de hielo que lo resguardan de las influencias atmosféricas. De hecho, en la parte central se hallan algunos bloques de hielo que pueden llegar a tener hasta cuatro metros de grosor.
Otra característica del Ártico es que a veces se cubre con grandes mantos de hielo que se forman como consecuencia del deslizamiento de enormes paquetes de hielo; estos se depositan uno sobre otro, creando el recubrimiento.
Según unas investigaciones realizadas por los estudiantes de la Universidad de Oxford, se puede afirmar que hace 70 millones de años el Ártico gozaba de unas temperaturas similares a las que hoy se registran en el mar Mediterráneo: de entre 15 °C y 20 °C.
Esto se pudo afirmar gracias al estudio de materiales orgánicos hallados en unos islotes de hielo. Aún se desconoce la razón de este fenómeno pero se argumenta que esto sucedió gracias al efecto invernadero propiciado por la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera. Sin embargo, esta hipótesis tiene ciertas fallas en su planteamiento.
Índice del artículo
- 1 Origen geológico
- 2 Características
- 3 Geografía
- 4 Geología
- 5 Clima
- 6 Flora
- 7 Fauna
- 8 Países con costas en el Ártico
- 9 Referencias
En los inicios de la formación de los océanos, el Ártico había sido un gran lago repleto de agua dulce. Sin embargo, cuando el puente terrestre entre Escocia y Groenlandia se sumergió, entraron grandes cantidades de agua salada desde el océano Atlántico.
Esto lo pudieron comprobar una serie de investigadores alemanes (Instituto Alfred Wegener) a través de un modelo climático.
Todos los años fluyen hasta tres mil kilómetros cúbicos de agua dulce al Ártico; esto es el equivalente al 10% del volumen de toda el agua de los ríos del mundo que transportan corrientes a los océanos.
Se cree que durante el Eoceno —hace 56 millones de años—la cantidad de agua dulce fue mucho mayor debido a que había un clima húmedo y cálido.
No obstante, a diferencia de la época actual, en ese período geológico ocurrió un intercambio de agua con los demás océanos. En aquel momento, la afluencia de las aguas saladas del Pacífico y del Atlántico no era posible ya que la cresta entre Escocia y Groenlandia no estaba sumergida, sino que se alzaba por encima del nivel del mar.
Luego de la desaparición del puente terrestre se pudo establecer una conexión entre el Atlántico Norte y el Ártico, facilitando así el intercambio de líquidos.
El experimento
A partir de la utilización de un modelo climático los científicos alemanes lograron simular exitosamente el efecto de esta metamorfosis geológica en el clima.
Durante las simulaciones se encargaron de sumergir de forma gradual el puente terrestre hasta alcanzar los doscientos metros de profundidad; este fue un proceso tectónico que requirió de varios millones de décadas.
Un dato curioso para los investigadores fue percatarse de que los mayores cambios en las corrientes y características del Ártico se produjeron solo cuando el puente terrestre alcanzó una profundidad de cincuenta metros por debajo de la superficie oceánica.
Esta profundidad se corresponde con la profundidad de la capa superficial de unión; es decir, la capa que permite determinar dónde finaliza el agua ligera del Ártico y dónde comienza la capa de agua densa proveniente del Atlántico Norte.
En consecuencia, el agua salina del Atlántico puede fluir hacia el océano Ártico solamente cuando la cresta oceánica se coloca por debajo de la capa de agua ligera.
En conclusión, una vez que el puente entre Escocia y Groenlandia alcanzó esa profundidad determinada se creó el océano Glacial Ártico, como se le conoce en la actualidad.
La formación de las rutas e interconexiones oceánicas tiene un peso determinante en la historia de los climas globales porque conlleva a varios cambios en el trasporte de la energía térmica del océano Global entre las latitudes polar y media.
Hallazgo de fósiles
Esta teoría del aislamiento de la cuenca ártica no solo se apoya en la investigación de los científicos alemanes, sino que también se fundamenta en el hallazgo de una serie de fósiles de algas que solo pueden crecer en agua dulce.
Estas algas fueron encontradas en los sedimentos obtenidos durante la perforación internacional del polo norte en 2004 y pertenecían al período del Eoceno. Lo que en algún momento fue un puente, en nuestros días se encuentra sumergido hasta quinientos metros bajo el agua y está constituido principalmente por basalto volcánico.
De este territorio volcánico solamente la nación de Islandia es la única sección que se ha mantenido por encima de la superficie acuática.
El polo norte
El océano Ártico es considerado como la masa de agua más pequeña y más al norte del mundo, caracterizándose por rodear al círculo polar ártico o polo norte.
Es el océano más frío del globo terráqueo, por lo que sus aguas se recubren durante todo el año con una enorme capa de hielo. A pesar de esto, en el Ártico se ha presentado una forma de vida bastante adaptada, aunque las especies deban lidiar con condiciones climáticas hostiles.
A diferencia del polo norte, el polo sur tiene una plataforma continental donde descansa el hielo; el polo norte no posee ninguna tierra firme bajo las enormes capas de hielo. Esto ocasiona que sus aguas centrales estén recargadas de cascotes congelados flotantes.
El océano Ártico limita en su parte norte con el océano Atlántico, lo que explica la salinidad de sus aguas. También limita por el estrecho de Bering, abarcando las costas de Alaska y Chukotka (distrito ruso). Estas regiones terrestres separan al Ártico del océano Pacífico.
El océano Ártico también limita con la costa norte de Canadá y con otras regiones de Europa y Asia. En cuanto a su latitud, se puede establecer que sus coordenadas están entre 90° N y 0° E.
Con relación a las dimensiones del océano Ártico, se establece que su profundidad media cuenta con unos 1205 metros, mientras que su profundidad máxima se aproxima a los 5600 metros; esta se ha podido calcular en el abismo Molloy.
La longitud de su costa abarca unos 45 389 kilómetros y cuenta con una serie de islas de menor tamaño como por ejemplo las islas Ellesmere, Nueva Zembla, Baffin, Victoria, Melville y Devon, entre otras.
La superficie del océano Ártico es de unos 14,06 millones de kilómetros cuadrados, lo que lo convierte en el océano más pequeño de todos.
Por ejemplo, el océano Atlántico y el Pacífico sobrepasan los 100 millones de kilómetros cuadrados, mientras que el Índico llega los 70,56 millones. El océano Antártico le sigue al Ártico en menor tamaño, puesto que cuenta con unos 20 millones de kilómetros cuadrados.
El océano glaciar Ártico se caracteriza por ocupar una cuenca circular cuyo tamaño es semejante al del territorio ruso. Además, es rodeado por algunas masas terrestres de Eurasia junto con Groenlandia y varias islas pequeñas.
Generalmente, las delimitaciones geográficas consideran que el océano Ártico incluye una serie de conjuntos hídricos, como por ejemplo la bahía de Baffin, el mar de Beaufort, el mar de Barents, el mar de Siberia Oriental, el mar Blanco, el estrecho de Hudson, el mar de Groenlandia y la bahía de Hudson.
Este océano también tiene conexiones directas con el mar de Labrador y el océano Pacífico, lo que le permite recibir importantes cantidad de agua de dichas fuentes.
Ellesmere
Se trata de una isla que cuenta con 196 235 kilómetros cuadrados de extensión, lo que la convierte en la tercera isla más grande de Canadá.
Ellesmere es recorrida por toda la cordillera Ártica, lo que la hace una de las regiones insulares más montañosas de todo archipiélago.
En esta isla se han podido registrar varias especies de animales, como por ejemplo el caribú, el oso polar, el lobo ártico y el buey almizclero. En cuanto a su flora, la única especie leñosa que ha podido crecer en Ellesmere es la Salix arctica.
A su vez, en Ellesmere se localiza el asentamiento humano más al norte del planeta, conocido como Alert. En términos administrativos, la isla forma parte de Nunavut, una provincia de Canadá.
Nueva Zembla
Nueva Zembla quiere decir “tierra nueva” y es un archipiélago ubicado en el ártico del territorio ruso. Está constituido por dos islas separadas por el estrecho de Matochkin junto con una agrupación de islas menores.
Sus islas principales son Severny y Yuzny, que abarcan un área total de 90 650 kilómetros cuadrados.
La isla de Baffin
También es llamada “la tierra de Baffin” o “la tierra de la piedra plateada”. Se trata de una gran isla que se localiza en el extremo noriental de los territorios de Canadá; en consecuencia, esta isla pertenece al archipiélago ártico canadiense.
Es la isla más grande de este país y la quinta más grande del mundo, ya que cuenta con una superficie de 507 451 kilómetros cuadrados. En términos administrativos, Baffin pertenece al territorio de Nunavut.
Groenlandia
Groenlandia fue descubierta en 982 por el vikingo noruego Erik Thorvaldsson, también conocido como Erik el Rojo.
Islas Devon y Melville
El océano ártico también cuenta con algunas islas deshabitadas, como por ejemplo la isla Melville y la isla Devon, que a pesar de contar con un buen tamaño, resultan muy hostiles para el asentamiento humano.
Estrecho de Bering
El estrecho de Bering consiste en un brazo de mar que se localiza entre el extremo noroccidental de América y el extremo oriental de Asia.
Cuenta con una anchura de 82 kilómetros y su nombre fue seleccionado en honor a Vitus Bering, un explorador danés que decidió cruzarlo en 1728.
Estrecho de Hudson
El estrecho de Hudson es un estrecho marino que se ubica en el territorio ártico de Canadá. Consiste en un brazo de mar que conecta al océano Atlántico con la bahía de Hudson (océano Ártico).
Este estrecho solo se puede navegar a principios de otoño y finales de verano debido a las grandes cantidades de hielo que se forman en sus aguas. No obstante, con el uso del picahielo se ha vuelto más accesible.
La cuenca polar del norte es separada en dos por una dorsal oceánica. Los segmentos que se forman son los siguientes: la cuenca Euroasiática, con una profundidad de 4500 metros; y la cuenca asiático-americana, con unos 4000 metros de profundidad.
La batimetría —equivalente submarino de altimetría— del fondo oceánico es marcada por una serie de dorsales compuestas por fallas y llanuras de la zona abisal; estas últimas consisten en extensiones submarinas próximas a la costa que cuentan con profundidades inferiores a los 2000 metros.
El punto más profundo del océano Ártico se localiza en la cuenca euroasiática, siendo de 5450 metros. El resto del océano tiene unos 1000 metros de profundidad aproximadamente.
A su vez, las dos cuencas principales se dividen en un grupo de cuencas dorsales, siendo estas la cuenca canadiense, la cuenca de Makarov, la cuenca de Fram y la cuenca de Nansen.
El clima del océano Ártico se constituye principalmente por los climas polares, que se caracterizan por el frío continuo y variaciones de temperatura muy estrechas. Por ejemplo, durante el invierno se presenta una oscuridad perenne acompañada de vientos fríos y cielos despejados.
En los veranos hay iluminación solar continua; sin embargo, el clima es húmedo y brumoso, acompañado de recurrentes nevadas y algunos ciclones suaves que traen consigo nieve o lluvia. Esto implica que la sensación térmica del lugar es bastante fría.
Este tipo de clima reduce las posibilidades de vida en estas zonas; sin embargo, se han podido registrar hasta 400 especies de animales en el Ártico. La más conocida es el oso polar, que es un espécimen endémico de esta región.
En la actualidad muchos científicos están preocupados por el calentamiento del Ártico, cuya banquisa polar ha ido adelgazando notoriamente con el paso de los años.
Algunas investigaciones consideran que el Ártico quedará libre de hielo entre 2020 y 2040, lo que perjudicará al clima general de la Tierra.
Al derretirse el hielo el Ártico suelta grandes cantidades de agua que penetran las corrientes del Atlántico. En el futuro, este fenómeno puede traer como consecuencia grandes inundaciones que causarían enormes migraciones de seres vivos, junto con una notable pérdida de vidas tanto humanas como animales.
Los peligros del calentamiento global son inminentes: se sabe que las capas heladas del Ártico se han reducido hasta un 40 % en los últimos 50 años, lo que ocasiona grandes estragos en el equilibrio ecológico no solo de la zona polar sino en el mundo entero.
En la actualidad muchas especies comienzan a sufrir por estos cambios, como por ejemplo el oso polar, que requiere de las capas de hielo para cazar a sus presas y para sobrevivir.
La flora del océano Ártico no solo abarca a aquellas plantas que crecen en las profundidades marinas, sino que también incluye a las especies que se desarrollan en las islas y costas árticas alimentadas por los fríos vientos de este océano.
Por ejemplo, en los territorios árticos se desarrollan con bastante frecuencia los musgos y los líquenes.
Los mugos, también conocidos como briófitas, son plantas de carácter no vascular cuyo ciclo vital cuenta con alternancias heteromórficas y heterofásicas.
Los musgos se pueden reproducir sexual o asexualmente. En el primer caso, la reproducción se lleva a cabo en el interior del arquegonio, mientras que en el segundo la reproducción se realiza a través del gametófito, a partir de los propágulos.
En cuanto a su tamaño, este puede variar según la especie: puede crecer solo un centímetro o hasta diez centímetros.
El musgo se caracteriza por la carencia de tallo y de hojas lobuladas. Suelen ser abundantes y se les encuentra en cualquier lugar. Sin embargo, necesitan de lugares húmedos porque se sirven de estos para su reproducción; por esta razón crecen en los territorios árticos.
Los líquenes son organismos que nacen de la simbiosis entre un alga y un hongo. También requieren de un tercer componente: una levadura perteneciente a la división Basidiomycota; no obstante, todavía se desconoce la función de esta levadura en el liquen.
Así mismo, los líquenes se caracterizan por ser organismos pluricelulares con una alta capacidad para adaptarse a las condiciones ambientales más adversas, lo que facilita que se puedan hallar líquenes en diversos ecosistemas.
Estas capacidades del liquen se deben a la combinación de los elementos del alga y del hongo. Por ejemplo, el hongo se protege de la radiación solar mientras que el alga tiene una alta capacidad de fotosíntesis.
La fauna del océano ártico se constituye principalmente de ballenas, focas, osos polares y krill, un organismo muy importante que alimenta a los grandes cetáceos.
Los balénidos son parte de una familia de cetáceos misticetos, de la que se generan cuatro especies principales.
Estos mamíferos se caracterizan por su largo oído, que le permite comunicarse a largas distancias con sus compañeras. En su adultez pueden medir hasta 17 metros de largo y alcanzan un peso de 80 toneladas.
Estos cetáceos tienen una cola dispuesta horizontalmente; esto les permite ascender a la superficie. Estos animales necesitan subir para respirar, pero es posible que aguanten un máximo de una hora sumergidas.
En lo alto de su cabeza cuentan con dos espiráculos cuya función es expulsar el agua acompañada de mucosidades. El embarazo de las ballenas dura hasta doce meses y paren un solo ballenato; esta cría es alimentada con leche y puede vivir hasta los treinta años.
Pueden hacer grandes migraciones debido a que deben alimentarse en los mares fríos (allí se alimentan de krill) y se aparean en los mares cálidos.
Los krill forman parte de una orden de crustáceos malacostráceos y se hallan en todos los océanos del mundo. Su alimentación se compone de fitoplancton y son elementales para mantener la cadena trófica de los océanos.
Se tienen registros de que, si se acumulan todos los krill del océano Atlántico, se obtiene una biomasa de 379 000 000 toneladas, lo que los convierte en una de las especies con mayor población del mundo.
El oso polar, también conocido como oso blanco, es un mamífero conocido por ser uno de los carnívoros más grandes de los ecosistemas terrestres. Es endémico de las zonas polares y heladas del hemisferio norte y es el único superdepredador localizado en el Ártico.
También cuentan con una capa gruesa de grasa subcutánea acompañada de un denso pelaje. De hecho, aunque nos parezca increíble, es importante destacar que el pelaje de este oso no es blanco sino traslúcido y sus pelos son huecos con la finalidad de aislar el frío. El ojo humano lo percibe blanco como consecuencia de la incidencia de la luz solar.
A continuación se presenta una lista de los países que están localizados en el espacio que ocupa el océano Ártico:
– Groenlandia.
– Rusia.
– Canadá.
– Estados Unidos (Alaska).
– Noruega.
– Finlandia.
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