Época victoriana: origen, características, economía, sociedad
La época victoriana fue un periodo de la historia del Reino Unido en el que este país profundizó en su Revolución Industrial y el Imperio británico alcanzó su mejor momento. Aunque algunos historiadores marcan su comienzo en la promulgación del Acta de Reforma de 1832, el término se utiliza para referirse al largo reinado de Victoria I.
Victoria I se mantuvo en el trono durante 64 años, entre el 20 de junio de 1837 y el 22 de enero de 1901. Durante su reinado, el país cambió en todos los ámbitos, desde el político hasta el económico, pasando por el cultural, el religioso y el científico.
Cuando la reina ocupó el trono, Inglaterra era un país esencialmente agrario y rural, mientras que a su muerte se había convertido en uno sumamente industrializado y contaba con una extensa red de ferrocarriles. Además, a pesar de tener que hacer frente a varios conflictos en sus colonias, el Imperio consolidó su poder en el mundo.
Todos los cambios que se produjeron no estuvieron exentos de problemas. En los comienzos del reinado de Victoria I, el país sufrió el azote de varias epidemias de gravedad y de crisis económicas. Las transformaciones en lo social también provocaron disturbios debido a las enormes desigualdades que existían.
Índice del artículo
- 1 Origen e historia
- 2 Características generales de la época victoriana
- 3 Economía
- 4 Sociedad
- 5 Costumbres
- 6 Arte
- 7 Referencias
Origen e historia
La Europa continental había empezado una nueva fase histórica tras finalizar las guerras contra Napoleón en 1815, aunque el legado de la Revolución francesa se mantenía en muchos sectores.
Por su parte, Inglaterra estaba viviendo también su propia revolución, la industrial. El resultado fue fortalecer el país como una de las grandes potencias mundiales.
En ese contexto nació la entonces princesa Victoria, en 1819. Al contrario que en otros países del continente, Inglaterra había implantado un sistema en el que los reyes reinaban, pero no gobernaban, pero la figura de Victoria I tuvo una gran influencia en todo lo que aconteció durante su reinado.
La Ley de Reforma
Algunos historiadores afirman que la época victoriana comenzó realmente con la promulgación del Acta de Reforma en 1832. El motivo de esta opinión es que esa ley significó una gran transformación en el sistema político del país y fue fundamental para disminuir el poder de los nobles rurales.
Esta ley fue propuesta por los Whigs, el partido político que después pasaría a denominarse liberales. Las reformas promulgadas limitaron el poder de los burgos (distritos poco poblados, con un noble al frente y que tenía derecho a enviar muchos representantes al Parlamento) frente a las ciudades. Con esto, el equilibrio de poder cambió totalmente.
La ley también concedió derecho a sufragio a más sectores de la sociedad, aunque no aún a las mujeres.
Etapas de la época victoriana
El reinado de Victoria I fue el más largo de la historia del país hasta que fue superado por el de Isabel II. Esta etapa ha sido dividida en tres periodos por los expertos:
– Victorianismo temprano (1837-1851): comenzó con la coronación de Victoria I y se caracterizó por el asentamiento de la sociedad surgida tras la Revolución industrial.
– Victorianismo medio (1851-1873): este periodo estuvo marcado por la estabilidad interna y su inició se produjo con la celebración en el Crystal Palace londinense de la Gran Exposición. El Reino Unido culminó su proceso industrializados y se convirtió en la gran potencia europea.
– Victorianismo tardío (1873-1901): aumentaron los problemas con Irlanda y en las colonias. Igualmente, el movimiento obrero comenzó a radicalizarse.
Victorianismo temprano
Victoria se convirtió en reina del Reino Unido el 20 de junio de 1837, cuando sucedió a su tío Guillermo IV. El Primer Ministro durante los dos primeros años de reinado fue Lord Melbourne, del Partido Whig. Después, fue reemplazado por el Tory (conservadores) Sir Robert Peel.
El Reino Unido se vio envuelto en la Primera Guerra del Opio contra China, mientras que el la India británica comenzó la guerra anglo-afgana.
El Imperio continuó expandiéndose cuando, en 1840, el Tratado de Waitangi concedió la soberanía británica sobre Nueva Zelanda. Igualmente, el final de la guerra contra China otorgó al país la soberanía de Hong Kong. Peor suerte corrieron los británicos en la guerra anglo-afgana, ya que perdieron toda una columna en la retirada de Kabul.
En el ámbito interno, la gran hambruna de 1845 en Irlanda provocó una gran emigración. Peel, para intentar paliar el problema, derogó las leyes del maíz. Tras esto, el dirigente fue sustituido por Lord John Russell, un whig.
Victorianismo medio
Los beneficios de la Revolución Industrial hicieron que Gran Bretaña pasará por un periodo de gran estabilidad interna. Además, su importancia en el mundo no cesaba de aumentar.
Una de las figuras más importantes en esta etapa fue Lord Palmerston, un político que se ocupó de los asuntos comerciales y de la seguridad entre 1830 y 1865.
La guerra de Crimea, que enfrentó a Rusia y a una alianza formada por Gran Bretaña y Francia, rompió la denominada Pax Britannica, un periodo de paz relativa entre las potencias de la época. La victoria franco-británica restó poder a Rusia en los territorios del declinante Imperio otomano.
La política colonial británica no estuvo exenta de problemas. En 1857 se produjo una revuelta en la India protagonizado por los nativos que habían ingresado en el ejército de la Compañía Británica de las Indias Orientales: los cipayos. El resultado fue la disolución de la compañía y que la India se convirtiera en una colonia dependiente directamente de la Corona.
Victorianismo tardío
El último periodo de la época victoriana estuvo marcado por algunas revueltas en las colonias y por los movimientos nacionalistas en Irlanda.
Benjamin Disraeli, Primer Ministro entre 1874 y 1888, logró que Gran Bretaña ocupara un lugar estratégico en el Mediterráneo oriental. Además, fue comprando en secreto acciones del Canal de Suez hasta convertir al país en socio mayoritario.
El Imperio británico fue instaurado en 1887 y Victoria I se proclamó emperatriz de la India. Cinco años más tarde, Egipto se convirtió en un protectorado de Gran Bretaña, que fue ocupando las zonas cercanas al Canal de Suez para, según proclamaron, asegurar las rutas comerciales.
Uno de los conflictos más importantes de este periodo fue la denominada cuestión de Irlanda. Los habitantes de ese país, con mayoría católica, sufrieron persecuciones religiosas. Los movimientos nacionalistas, sin embargo, no lograron sacar partido a la situación, en parte por la pobreza causada por las malas cosechas.
En 1869, el ministro Gladstone intentó mejorar la situación en Irlanda y eliminó el diezmo que los irlandeses debían aportar a la Iglesia Anglicana.
Por otra parte, comenzaron a aparecer diversas sociedades científicas e intelectuales. La Sociedad Fabiana, por ejemplo, buscaba impulsar el movimiento socialistas y contó con miembros importantes como H.G. Wells o George Bernard Shaw.
En 1887, miles de simpatizantes del socialismo, obreros mal pagados y desempleados protagonizaron una gran manifestación contra el gobierno. La respuesta violenta del ejecutivo tuvo como consecuencia cientos de heridos y dos muertos. La fecha pasó a la historia como el Domingo Sangriento.
La etapa victoriana llegó a su fin con la muerte de Victoria el 22 de enero de 1901. El trono pasó entonces a Eduardo VII.
Características generales de la época victoriana
El Reino Unido se convirtió en el Imperio Británico después de extender sus colonias a África y la India, así como a otras zonas de Asia y Oriente Medio.
Política
La etapa victoriana estuvo caracterizada por la estabilidad política interna. Los gobiernos adoptaron medidas reformistas, con un ligero carácter liberal. Esta situación interna no cambió ni siquiera por las continuas guerras exteriores.
La nueva ley electoral aprobada durante este periodo aumentó el número de ciudadanos que podían votar. A partir de su promulgación, el sufragio se extendió a todos los que pagaran más de 7 libras de alquiler.
Los dos partidos mayoritarios en el país, el tory (conservador) y el whig (que cambió de nombre en 1837 para llamarse liberal) se alternaron en el poder de manera pacífica. Las figuras principales fueron Peel y Disraeli, por los conservadores, y Palmerston y Gladstone, por los liberales.
En general, ambos partidos ejecutaron medidas liberales en lo económico, eliminando trabas para la importación. Igualmente, las dos formaciones actuaron igual en la política colonial expansiva.
Ciencia
Los avances científicos se multiplicaron durante este periodo. En medicina, por ejemplo, empezó a usarse la anestesia, así como los antisépticos.
Lo mismo ocurrió con la tecnología, campo en el que las innovaciones fueron constantes. En la capital, Londres, se extendió la distribución de agua potable y empezaron a trazarse secciones del metro, que entró en funcionamiento en 1863.
La iluminación por gas se implementó durante este periodo e, incluso, se instalaron las primeras luces eléctricas en el país.
Por otra parte, investigadores como Charles Darwin y Charles Lyell revolucionaron la visión sobre el ser humano. En el aspecto negativo, las tesis de Darwin fueron utilizadas para justificar las desigualdades y el racismo.
Por último, uno de los grandes avances en infraestructuras fue la expansión de la red ferroviaria. Muchas de las comunidades más pequeñas se conectaron con las grandes ciudades.
Religión
A pesar de la opinión de la reina Victoria I y de sus propias creencias religiosas, el Primer Ministro Gladstone efectuó la separación entre el Estado y la Iglesia protestante en Irlanda.
En general, la religión fue un aspecto muy polémico durante este periodo. Los contrarios a la gran presencia de la Iglesia de Inglaterra buscaban limitar su influencia, sobre todo en la educación, en las universidades y en los cargos público. En el caso de la educación, las reformas legales disminuyeron el poder de la Iglesia.
El enfrentamiento con la Iglesia católica fue disminuyendo. En 1850, el Vaticano restauró los obispados en el país, con lo que creció su número de seguidores.
Por otra parte, el secularismo también aumentó, algo muy relacionado con los avances de la ciencia entre los más educados.
La moral victoriana
El sentido de la moral adquirió una gran importancia, hasta el punto de que el concepto moral victoriana ha llegado hasta nuestros días.
Esta moral abarcaba todos los ámbitos, desde la ética del trabajo hasta la honestidad o la justicia. En los aspectos más personales, como los sexuales o los de género, la sociedad de la época era muy conservadora.
Economía
El periodo victoriano se desarrolló durante la segunda fase de la Revolución industrial, cuando se implantó el liberalismo económico y el capitalismo. El Estado redujo su intervención en la economía y solo tomó el papel de promover actividades económicas abiertas.
El resultado de las políticas económicas fue un enorme crecimiento del PIB, algo en lo que colaboró de manera fundamental la materia prima que llegaba desde las colonias y que estaban destinadas al cada vez más poderoso sector industrial.
Sector textil
El sector más importante durante este periodo continuó siendo el textil, aunque ya con un papel muy destacado de la industria de la confección. En 1880, casi el 40% de la mano de obra industrial trabajaba en este ámbito. La mecanización fue uno de los grandes factores que permitió el aumento de la producción.
Minería
Las innovaciones en los medios de transporte, con trenes y barcos de vapor, provocaron que creciera la demanda de materiales como el acero, el carbón y el hierro. Esto causó la aparición de nuevos mercados o la expansión de otros ya existentes.
A mediados del siglo XIX, había unas 200 000 personas que trabajaban en sus tres mil minas. Para 1880, la cantidad había alcanzado el medio millón de trabajadores. En muchos casos, las condiciones de seguridad en las minas eran mínimas, por lo que los movimientos obreros socialistas lograron muchas adhesiones.
Acumulación de capital
Durante este periodo de gran prosperidad, los gobiernos británicos adoptaron el librecambismo como sistema económico. Así, se redujeron los aranceles al máximo y se abolieron las Actas de Navegación que databan del siglo XVII.
Igualmente, Gran Bretaña firmó acuerdo comerciales con otros países y buscó mercados para importar cereales a cambio de su producción industrial.
En este contexto, la acumulación de capital se convirtió en un factor fundamental para impulsar aún más la industrialización. Algunas empresas comenzaron a crecer hasta volverse auténticas multinacionales. Por su parte, proliferaron las compañías capitalistas en la que los socios tenían solo responsabilidad limitada.
La banca también experimentó un desarrollo que convirtió al Banco de Inglaterra en el más importante del mundo.
Este crecimiento económico sufrió algunos parones por crisis internacionales, como la que comenzó en Viena en 1873 y que afectó a la industria del hierro y a la del carbón. En Gran Bretaña, el efecto fue un descenso de los salarios y un aumento del desempleo.
La industrialización tuvo un efecto muy diferente para los trabajadores. La prosperidad no llegó a alcanzarlos y la desigualdad era la norma dominante. Ante esto, se fortalecieron los movimientos obreros y las organizaciones socialistas.
Sociedad
Como se ha señalado, la sociedad victoriana seguía un rígido código moral lleno de prejuicios. Entre sus valores se encontraban el ahorro, el trabajo, el puritanismo y los deberes religiosos. No obstante, la doble moral estaba bastante extendida.
Por otra parte, la cada vez más urbana sociedad victoriana estaba dividida en clases sociales que se rechazaban entre sí.
Las clases sociales
Los estamentos sociales en la época victoriana estaban claramente diferenciados. Aunque la nobleza aún se mantenía en la cúspide social, la Revolución Industrial había cambiado la estructura del resto de la sociedad. Así, tras la mencionada nobleza, se encontraba la alta burguesía, la clase media y los obreros y trabajadores.
Los nobles, muy vinculados a las grandes propiedades rurales, no desaparecieron, pero perdieron influencia por el surgimiento de la alta burguesía. Esta estaba, en un principio, por comerciantes, pero la industrialización había unido también a los propietarios de las fábricas. Poco a poco, se convirtieron en los que manejaban la economía y, por lo tanto, buena parte de la política.
En conjunto, las clases altas poseían en 1873 casi el 80% de la superficie del país. Además, ocupaban entre el 60% y el 80% de los puestos del Parlamento.
La clase media, por su parte, trataba de imitar a la clase alta. En su mayoría estaba formada por pequeños empresarios, médicos, abogados y los comerciantes de menor nivel.
Por último, la clase trabajadora era la más abundante. En su seno se encontraban los empleados domésticos, que en a finales del siglo XIX eran casi 2 millones y medio. En esta clase también estaban los trabajadores especializados, no especializados o semiespecializados, muchos trabajando en las industrias.
Estos obreros y trabajadores no obtuvieron beneficios de la mejora económica del país y sus condiciones laborales solían ser muy malas.
Trabajo infantil
El trabajo infantil en las fábricas era habitual y era una de las causas de la alta tasa de mortalidad en ese sector de edad.
Otras causas de esa tasa de mortalidad entre los niños eran enfermedades como el sarampión o la viruela, además del hambre. Los que trabajaban en la industria textil padecían con frecuencia tuberculosis, asma, escoliosis o raquitismo. Según datos de la época, estos niños eran de media 12 centímetros más bajos que los de las clases altas.
Además de en la industria, los niños también solían trabajar en las minas. En el caso de que la producción descendiera, el castigo eran los azotes. Las propias iglesias, que debían encargarse de los niños desfavorecidos, los vendían a las industrias.
Ante diversos estudios publicados, el gobierno promulgó la Factory Act. Esta ley prohibía que los menores de 9 años trabajaran, además de obligar a controlar los horarios para que no superaran las 12 horas diarias.
La mujer
Las mujeres de clase media baja o de clase baja tenían poco acceso al mercado laboral, ya que se consideraba que su deber era cuidar a la familia. Sin embargo, muchas de ellas debían buscar empleo para completar el exiguo salario de sus maridos.
La ocupación más habitual era la de sirvienta. Con el tiempo, también pudieron emplearse como enfermeras, maestras y otros oficios. En 1876, con la aparición del teléfono, se crearon puestos de trabajo destinados a las mujeres.
En general, las mujeres eran educadas para contraer matrimonio. Desde niñas, recibían una educación que recalcaba la importancia de ser calladas, delicadas e inocentes, para que los hombres se sintieran importantes.
En las clases altas, también debían aprender a tocar algún instrumento musical y a hablar idiomas extranjeros. Estas cualidades, que no debían provocar que dejaran de ser modestas y obedientes, servían para que tuvieran pretendientes.
Las leyes de la época dictaban que solo el hombre tenía derecho a tener patrimonio. Si la mujer lo tenía, en el momento en el que se casaban todo pasaba a pertenecer al marido. Solo en 1887, con la ley de propiedad, se instauró el derecho de la mujer sobre sus hijos y posesiones en caso, infrecuente, de divorcio.
Costumbres
Una de los factores que marcó las costumbres de este periodo histórico fue el puritanismo y la represión sexual.
Doble moral
A pesar de la estricta moral que, en teoría, caracterizaba a la época victoriana, en la práctica la doble moral era lo más practicado. Así, de cara a los demás, los británicos mantenían valores muy conservadores en cuestiones de sexo, trabajo y ética, pero en el ámbito privado muchos vivían de otra manera.
De esta forma, la vida sexual era bastante promiscua, con una gran presencia de la prostitución, del adulterio y de la pedofilia.
Matrimonio
Concertar el matrimonio era la práctica más extendida durante la época victoriana. Esto, sin embargo, no impedía que la sociedad ensalzara el modelo de familia ideal.
El hombre que quería casarse tenía que negociar con los padres de la novia. En caso de ser aceptado, comenzaba a cortejarla, siempre en su casa y en presencia de un familiar.
Ambas familias tenían que acordar también la dote que iban a aportar, algo que debía ser registrado por un notario.
La moral imperante provocaba que las mujeres no tuvieran ningún tipo de información sobre las relaciones sexuales. Su primera experiencia solía ser en la misma noche de bodas.
Prostitución
La moral de la época obligaba a mantener la castidad fuera del matrimonio, ya que el sexo era considerado una fuente de bajas pasiones. No obstante, la prostitución tuvo una gran importancia durante este periodo.
Los prostíbulos a los que acudían los hombres, casados o no, se ubicaban en los barrios bajos. Las prostitutos provenían de familias pobres, muchas llegadas de las colonias, y hacían la calle cobrando cantidades muy bajas.
Aunque la homosexualidad estaba penada, como se puede comprobar con el juicio al que Oscar Wilde fue sometido, en algunos burdeles se ofrecían prostitutos masculinos.
Arte
Esta época aportó un estilo propio a las artes: el victoriano. Todos los géneros, desde la literatura hasta la pintura, se vieron influidos por las ideas de este periodo. Entre sus características destacó la mezcla del romanticismo y el gótico.
Música
La música victoriana tuvo poco peso en el panorama artístico europeo de la época, especialmente si se compara con las grandes creaciones literarias. En muchos casos, las composiciones estuvieron destinadas a servir de entretenimiento popular.
En el ámbito más culto, el emblema de las composiciones y conciertos fue el upright piano, un pequeño piano vertical que se convirtió en un objeto decorativo en muchas casas de la alta burguesía.
La música culta de la época se caracterizó por su eclecticismo estilístico, así como por la importancia de la influencia de los músicos extranjeros. Los compositores británicos se fijaron en Mendelssohn, Schumann o Brahms a la hora de componer sus obras. Entre los más importantes se encontraban George Macfarren, William Bennett y Charles Perry
Un estilo más popular y divertido fue el utilizado en algunas óperas, sobre todo en las compuestas por William Gilbert y Arthur Sullivan. Estas obras reflejaban, con humor, los aspectos de la vida cotidiana.
Por último, en el periodo victoriano se produjo un auge de las bandas de música populares y de los quioscos de música, pequeñas estructuras ubicada al aire libre.
Pintura
En el caso de la pintura, los artistas victorianos se refugiaron en el pasado. Sus obras reflejaban nostalgia por otras épocas, con imágenes idealizadas y coloridas. Según los expertos, la razón pudo ser la intención de servir de escape de los grisáceos de la industrialización.
La pintura victoriana englobó a varias corrientes artísticas. Entre estas se encontraban los neoclásicos, con sus obras que reproducían la antigüedad grecolatina aderezada con grandes dosis de sensualidad. Otro movimiento importante de este periodo fue el prerrafaelismo, cuya temática se centraba en la Edad Media, aunque de manera muy idealizada.
Entre los pintores neoclásicos más importantes se encontraban Leighton y Alma-Tadema, mientras que entre los prerrafaelistas destacaron Millais, Rossetti y Waterhouse.
Literatura
El campo de las artes que brilló con más esplendor durante la época victoriana fue la literatura. Para los expertos, la literatura victoriana cubrió desde el Romanticismo hasta finales de siglo y marcó un cambio importante en el estilo de los escritores, que se decantaron por un mayor realismo.
Frente al Romanticismo, los victorianos prefirieron fijarse en la realidad para reflejarla en sus obras, además de optar por un estilo más perfeccionista y con mayor organización formal.
En la poesía destacaron tres nombres: Alfred Tennyson, Robert Browning y Matthew Arnold. Todos ellos se ocuparon de cuestiones sociales, aunque con sus diferencias. Así, el primero mostró interés por asuntos religiosos, por el poder político y por el cambio social que se vivía.
Frente al conservadurismo de Tennyson, Browning destacó por su intelectualismo. Por su parte, Arnold se caracterizó por el pesimismo que expresaba en sus obras, algo que contrarrestaba con su fuerte sentido del deber.
El género estrella de la época fue, no obstante, la novela. Como se señalaba, su principal característica fue su intento de reflejar la realidad, como es el caso de las obras de Jane Austen.
Ese nuevo estilo encontró sus principales exponentes en Charles Dickens y William Makepeace Thackeray. El primero fue el autor de duras novelas como Oliver Twist, una feroz denuncia de las condiciones de los niños en la época.
Otros autores importantes de la época fueron las hermanas Brontë (Emily, Charlotte y Anne), George Eliot, Thomas Hardy y George Meredith.
Referencias
- Ruiz, Gonzalo. La Era victoriana. Obtenido de sobrehistoria.com
- Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. Victoria I de Inglaterra. La era victoriana. Obtenido de biografiasyvidas.com
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- Evans, Eric. Overview: Victorian Britain, 1837 – 1901. Obtenido de bbc.co.uk
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