Diparesia Espástica: Síntomas, Causas y Tratamiento
La diparesia espástica o diplejía espástica es un tipo de parálisis cerebral que afecta al control de los músculos y a la coordinación motora. Estos pacientes sufren un aumento exagerado del tono muscular, lo que se conoce como espasticidad.
Este trastorno neurológico suele aparecer en la infancia. Se distingue por rigidez muscular y reflejos acentuados únicamente en las piernas. Es poco frecuente que los músculos de los brazos estén afectados. Si lo están, es de forma más leve que las piernas.
La diparesia espástica aparece por diversas causas. Se pueden resumir en que las áreas motoras del cerebro se lesionan a corta edad, o bien, no se desarrollan correctamente.
El motivo de esto no se conoce con certeza, aunque muchos la vinculan con alteraciones genéticas, hipoxias, o infecciones maternas durante el embarazo. También puede aparecer por daños antes, durante o poco después del nacimiento.
En cuanto al tratamiento, la diparesia espástica no tiene cura. Por eso éste va enfocado a mejorar la calidad de vida de la persona al máximo, paliando todo lo posible los signos y síntomas individuales.
Descubrimiento
El primero que describió la diparesia espástica fue William Little en 1860. Este cirujano inglés observó que este trastorno aparecía en los primeros años de vida, y que destacaba por rigidez muscular y distorsión de las extremidades.
Durante muchos años se denominó “enfermedad de Little” por su descubridor, aunque hoy en día se conoce como diparesia o diplejía espástica. Se incluye dentro del concepto de la parálisis cerebral como un subtipo de ésta.
La parálisis cerebral la describió William Osler en 1888. Abarca un conjunto de síndromes caracterizados por problemas motores no progresivos. Éstos se deben a lesiones o malformaciones cerebrales producidas antes, durante o después del nacimiento; a muy corta edad.
Síntomas de la diparesia espástica
La diparesia espástica destaca principalmente por un tono muscular elevado, reflejos exagerados y rigidez (lo que se denomina espasticidad). Se dan sobre todo en la parte inferior del cuerpo (piernas), y afectan al movimiento, coordinación y equilibrio.
Sin embargo, los síntomas y la gravedad de esta condición parecen variar mucho de una persona a otra. Estas manifestaciones pueden cambiar a lo largo de la vida. La diparesia espástica no es progresiva, por lo que no empeora con el tiempo.
Algunos de los signos y síntomas que pueden acompañar a la diparesia espástica son:
– Desarrollo motor retardado. Es decir, tarda mucho más que otros niños en gatear, sentarse, ponerse de pie o caminar. Es difícil que alcance esos hitos del desarrollo a la edad que debería.
– Una manifestación importante de ese retraso motor es que en vez de utilizar sus piernas y brazos para desplazarse arrastrándose, sólo utilizan sus extremidades superiores. Incluso algunos niños afectados no gatean ni se arrastran de ninguna forma.
– Entre los 1 y 3 años de vida, pueden preferir sentarse en forma de “W”. Aunque esto no es recomendable, y los profesionales aconsejan que el niño se siente con las piernas cruzadas.
– Hay niños que a los 3 años no pueden permanecer de pie sin ayuda.
– Caminar de puntillas o sobre los dedos de los pies. Normalmente sólo pueden caminar cortas distancias, existiendo casos en los que andar se hace imposible.
– Marcha en tijera. Es una forma de caminar típica de las personas con diparesia espástica en la que las piernas se cruzan en cada paso debido al fuerte tono muscular. Las puntas de los pies miran hacia adentro y las rodillas se cruzan.
– Como consecuencia, es común la aparición de la cadera espástica. Esto puede incrementar poco a poco la dislocación de la cadera, dando cada vez más problemas en las articulaciones.
– Generalmente las piernas están más afectadas que los brazos. Incluso las extremidades superiores pueden moverse adecuadamente y tener un tono muscular normal. En casos más graves, pueden estar involucradas todas las extremidades.
Otros síntomas pueden ser:
– Deterioro cognitivo de algún tipo.
– Cansancio.
– Estrabismo (un ojo mirando hacia adentro).
– Algunos niños pueden sufrir convulsiones.
Causas de la diparesia espástica
La diparesia espástica surge por lesiones adquiridas en áreas cerebrales que controlan el movimiento. O bien, un mal desarrollo de éstas.
Esto normalmente ocurre antes de nacer, durante el parto o poco después. Es decir, en momentos en los que el cerebro todavía está desarrollando áreas básicas para el control motor. Suele producirse antes de los 2 años.
Las causas subyacentes concretas de estas alteraciones cerebrales suelen desconocerse. Aunque se ha relacionado con distintos factores:
– Anomalías genéticas hereditarias: parece ser que, si en una familia hay un miembro con algún tipo de parálisis cerebral (incluyendo la diparesia espástica) hay más probabilidad de presentarla. Así, un niño con un hermano con esta condición tendrá de 6 a 9 veces más riesgo de desarrollar la enfermedad.
Esto sugiere que puede haber genes involucrados en la diparesia espástica, aunque no se conocen exactamente cuáles son. Probablemente se deba a la interacción de múltiples genes combinados con la influencia del ambiente.
– Malformaciones congénitas del cerebro.
– Infecciones o fiebre de la madre durante el embarazo.
– Daños adquiridos en el bebé antes, durante o después del nacimiento.
– Déficit de flujo sanguíneo en el cerebro.
– Falta de oxígeno grave que provoca daños cerebrales (hipoxia).
Es importante mencionar que alrededor del 10% de los casos de diparesia espástica se deben a negligencias médicas. Por ejemplo, por:
– Mal uso de pinzas y otras herramientas para ayudar al parto.
– Falta de supervisión del estrés y latidos del corazón del feto.
– No haber planificado adecuadamente una cesárea de emergencia.
– No haber detectado, diagnosticado ni tratado infecciones u otras enfermedades de la madre.
En el caso en el que haya ocurrido una de estas negligencias médicas, se recomienda acudir a un abogado para que le aconseje sobre las medidas a tomar.
Tratamiento
El tratamiento de la diparesia espástica varía según la gravedad y síntomas de cada caso. Como no existe una cura hoy en día, el tratamiento se centra en paliar los déficits en medida de lo posible y mejorar la vida de la persona.
Lo ideal es que estos pacientes reciban atención de un grupo multidisciplinar de profesionales de la salud. Como neurólogos, neuropsicólogos, trabajadores sociales, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, etc.
Además, son útiles las órtesis o aparatos como andadores, sillas de ruedas, muletas, etc.
Existen ciertos medicamentos que pueden prescribirse también si la enfermedad se acompaña de convulsiones. O bien, para relajar los músculos hiperactivos o eliminar el dolor.
La terapia física es fundamental, ya que ayuda a reducir la espasticidad, aumentar la fuerza, la coordinación y el equilibrio.
Por otro lado, en un estudio de Fajardo-López y Moscoso-Alvarado (2013) se demostró que una excelente forma de mejorar la capacidad aeróbica de los pacientes con diparesia espástica era a través de la terapia acuática.
En casos en los que caminar o moverse es muy difícil o doloroso, puede recomendarse la cirugía ortopédica.
Referencias
- Diplegic Cerebral Palsy. (s.f.). Recuperado de Birth Injury Guide: hbirthinjuryguide.org.
- Spastic diplegia cerebral palsy. (s.f.). Recuperado de Genetic and Rare Diseases Information Center (GARD): rarediseases.info.nih.gov.