Neuropsicología

8 Tipos de convulsiones y sus características


Los tipos de convulsiones principales son las generalizadas y las focales. Dependiendo de la zona del cerebro que se vea afectada se determinará la presencia de un tipo u otro. Una convulsión se basa en una descarga eléctrica anormal del cerebro que puede provocar el desmayo, la pérdida del conocimiento y la realización de movimientos motores involuntarios e incontrolados (espasmos).

Sin embargo, no todos los ataques convulsivos son iguales, ya que existen varios tipos de convulsiones dependiendo de la afectación cerebral que se produzca.

El término crisis convulsiva o ataque convulsivo hace referencia a una disfunción cerebral súbita o repentina que hace que la persona se desplome, tenga convulsiones o presente otras anomalías en el comportamiento de forma temporal.

Desde el punto de vista médico, la convulsión es simplemente un síntoma transitorio que se caracteriza por una actividad neuronal en el cerebro que conlleva a hallazgos físicos peculiares como la contracción y la distensión repetida y temblorosa de uno o varios músculos de brusca.

Así mismo, los ataques convulsivos puede provocar alteraciones del estado mental de la persona y trastornos psiquiátricos tales como dejà vu o jamais vu.

Hoy en día se conoce que la mayoría de las crisis convulsivas están provocadas por descargas eléctricas que se producen en el cerebro o por desvanecimientos, es decir, por una reducción de la irrigación sanguínea cerebral.

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Tipos de convulsiones y sus características

Por lo general, existen dos grandes tipos de crisis convulsivas, sin embargo, en seguida veremos como en cada tipo de convulsión se pueden presenciar muchos subtipos distintos.

-Crisis generalizadas

Este tipo de convulsiones son las que se originan por una actividad anormal de las neuronas de ambos lados del cerebro. Tal y como su nombre indica, en las crisis convulsivas generalizadas, todo el cerebro se encuentra afectado por descargas eléctricas anormales.

Al afectar la totalidad del cerebro, se considera que este tipo de convulsiones poseen una mayor gravedad que las que no son generalizadas. Así mismo, suele ser prototípico de este tipo de convulsiones los famosos síntomas como el desmayo, la pérdida de conciencia o la presencia de espasmos musculares.

Cuando hablamos de convulsión generalizada, muy probablemente lo estemos haciendo sobre ese tipo de crisis convulsiva más popularmente conocida. No obstante, a pesar de que este tipo de crisis sean las que producen los espasmos musculares con mayor frecuencia, no todos los tipos de convulsiones generalizadas los poseen.

Y es que entre las convulsiones generalizadas, encontramos distintos subtipos de crisis, cada uno de ellos con unas características determinadas.

De hecho, entre este tipo de convulsiones podemos encontrar crisis “convulsivas”, es decir con la presencia de movimientos motores involuntarios y generalizados, y crisis “no convulsivas”, en las que no se producen este tipo de espasmos musculares.

Crisis con ausencia de convulsión

Este tipo de crisis se caracterizan por la ausencia de convulsión, es decir, cuando la persona padece este tipo de crisis no manifiesta los típicos espasmos musculares. Este tipo de crisis pertenece a las convulsiones generalizadas, por lo que se caracteriza por la presencia de una actividad anormal en las neuronas de ambos lados del cerebro.

Normalmente la afección de este tipo de crisis, a pesar de no implicar la presencia de espasmos musculares y ser visualmente menos agresiva, suele ser grave. La persona que la padece puede parecer estar mirando hacia el espacio o tener leves temblores en sus músculos.

No obstante, se consideran como convulsiones de “pequeño mal” y la persona que la padece mantiene su mirada fija durante unos pocos segundos y en seguida regresa a su plena función.

Después de padecer esta crisis el individuo no recuerda lo sucedido durante la convulsión. Sin embargo, no se suelen producir el típico periodo postictal (después de la convulsión) que veremos que sí que aparecen en la gran mayoría de los otros tipos de crisis.

Crisis mioclónicas

En este tipo de crisis generalizada sí que se presentan espasmo o contracciones musculares. Se caracteriza principalmente por la presencia de sacudidas rápidas de músculos del cuerpo, sobre todo los de los brazos y las piernas, y por pérdida de conciencia.

La convulsiones mioclínicas pueden estar originadas por distintas patologías.

Una causa de crisis mioclínica cataloga la convulsión como benigna o no epiléptica y produce unas sacudidas muy leves, parecidas a las que tenemos las personas al dormirnos.

Las otras causas de este tipo de crisis son epilépticas. De entre ellas podemos encontrar una que es exclusiva de la infancia, la epilepsia benigna mioclínica. Consiste en un desorden extraño, que se presencia en pocos casos y que comienza entre los 4 y los dos años de vida.

Las otras dos causas de convulsión mioclínica es la epilepsia severa mioclínica, que consiste en un desorden que causa daños cerebrales de forma crónica y progresiva, y el síndrome de Lenox-Glastaut, un desorden neurológico severo que se asocia a la ausencia de ondas-espigas en el EEG y al retraso mental.

Crisis tónicas

Este tipo de convulsiones causan una rigidez extrema de los músculos del cuerpo, por lo general la espalda, las piernas y los brazos.

Al igual que el resto se explican por las descargas eléctricas anormales en el cerebro y producen desmayo y pérdida de conciencia en la mayoría de los casos.

Crisis clónicas

Al igual que la anterior se presentan alteraciones musculares pero se diferencian por la presencia de movimientos espasmódicos repetidos en los músculos de ambos lados del cuerpo en vez de una rigidez extrema muscular.

Se podría asociar este tipo de crisis con la convulsión popularmente conocida en la que la persona “convulsiona” a través de movimientos musculares bruscos y espasmos constantes.

Crisis tónico-clónicas

Este tipo de crisis presentan una mezcla de síntomas de las convulsiones tónicas y las convulsiones clónicas. La persona puede presentar rigidez en el cuerpo, tirones repetidos en las extremidades y pérdida total de conciencia.

Este tipo de crisis se consideran como las convulsiones de “gran mal” y se interpretan como las más graves de todos los tipos de convulsiones generalizadas.

Crisis atónicas

El último tipo de crisis generalizadas se caracterizan por una pérdida total del tono muscular.

La persona afectada por este tipo de convulsión se caerá o dejará caer su cabeza de forma involuntaria y se desplomará al perder su tono muscular en prácticamente todo el cuerpo.

-Crisis de inicio focal

A diferencia de las crisis generalizadas, este tipo de convulsiones se caracterizan por afectar únicamente a una región particular del cerebro.

Las descargas eléctricas anormales que caracterizan las crisis convulsivas, en este caso, solo afecta a una pequeña parte del cerebro, por lo que el resto de estructuras neuronales no se ven afectados por la convulsión.

Este tipo de crisis se considera menos graves que las anteriores pero mucho más prevalentes en la sociedad. De hecho, se estima que alrededor del 60% de las personas con epilepsia lo que padecen son crisis focales en vez de crisis generalizadas.

Así mismo, este tipo de convulsiones no suelen afectar a la conciencia de la persona, por lo que cuando un individuo padece una crisis focal, a pesar de poder perder levemente su estado de conciencia, raramente se desmayará o estará totalmente inconsciente.

Así mismo, los típicos síntomas musculares a través de espasmos y sacudidas rápidas y agresivas en distintas regiones del cuerpo, tampoco se presencian en las crisis de inicio focal.

Las convulsiones focales hacen referencia a ese tipo de crisis que pueden resultar prácticamente asintomáticas en algunos casos y que resultan mucho menos notorias e impactantes que las crisis generalizadas.

Por lo general, a pesar de que las convulsiones pueden catalogarse en función de la región cerebral que afecta, se subdividen en dos categorías principales:

Crisis focales simples

Ante este tipo de convulsión, la persona permanece consciente y no se desmaya ni pierde la conciencia en ningún momento. No obstante, sí que puede experimentar sentimientos, sensaciones o vivencias poco usuales o extrañas.

Ante la presencia de la crisis, es decir, una actividad eléctrica anormal en una región específica del cerebro, el individuo puede tener sentimientos repentinos e inexplicables de alegría, ira o tristeza.

Así mismo, también puede presentar síntomas como náuseas o vómitos y tener experiencias sensitivas extrañas como oír, oler, ver o sentir cosas que no son reales.

Crisis focales complejas

Este tipo de convulsión se diferencia de la anterior principalmente por la afectación de la conciencia. Mientras en las crisis simples la persona permanece consciente, en este tipo de convulsión el individuo tiene una ligera pérdida de la consciencia.

Suele ser habitual que la persona que padece una crisis compleja reporte una experiencia de ensueño o extraña, de la que no recuerda nada con claridad.

Durante la crisis la persona puede realizar conductas extrañas como movimientos repetitivos de los párpados, tics motores, movimientos raros con la boca o incluso alteraciones en la marcha, pero no presentará los espasmos musculare típicos de las crisis generalizadas.

Referencias

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