Trampa de valor

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Una trampa de valor, o value trap, se origina cuando una compañía cotizada está aparentemente infravalorada pero en realidad está correctamente valorada, o incluso sobrevalorada.

El concepto de trampa de valor es un término ampliamente utilizado entre los seguidores de la escuela de inversión en valor. Este tipo de inversores tratan de comprar compañías cuyo precio está muy por debajo de lo que ellos calculan que debería valer. A este precio, al que debería cotizar, se le denomina precio objetivo o valor intrínseco.

Los inversores de la escuela de inversión en valor, tratan de comprar compañías ‘baratas’ (por debajo de su valor intrínseco), que les puedan generar altos beneficios (con potencial de revalorización), y a un riesgo aceptable (margen de seguridad razonable).

La trampa de valor es un error que se comete pensando que después de analizar una compañía, ésta tiene un valor intrínseco bastante por encima del precio de mercado. Sin embargo, no se ha tenido en cuenta algún factor no tan habitual. Y si este factor se tuviese en cuenta, haría que el precio objetivo bajase lo suficiente como para que la inversión no resultase atractiva.

La trampa de valor en la inversión en valor

Los inversores analizan métricas como los flujos de caja, el valor teórico contable o distintos múltiplos de valoración. Estas métricas dan información valiosa sobre la compañía y su cotización. Si el análisis de las mismas indica que la compañía está ‘barata’, ellos compran. Sin embargo, las fórmulas numéricas y ratios financieros, son solo una parte pequeña del análisis.

Existe otra parte del análisis que tiene, sin duda, tiene una carga subjetiva. Las memorias, los planes de expansión o los acuerdos con otras empresas también son importantes. Y, aunque teóricamente es posible valorarlos de forma numérica, no es fácil hacerlo.

He aquí el quid de la cuestión. Se realizan valoraciones por dividendos, se calculan ratios y flujos de caja. Aunque en el análisis todo indica que está ‘barata’, si descontamos factores no tenidos en cuenta en realidad la compañía está por encima de su valor intrínseco. Normalmente, es por causas que no se pueden percibir a simple vista.

Por ejemplo, imaginemos que hay un problema entre los directivos y eso empeora cada año los resultados de la compañía. Eso no se puede ver en las cuentas anuales de una empresa. Y, a menos que se disponga de información adicional, no se puede saber. De saber esto, muchos analistas aminorarían sus precios objetivo.

Causas de la trampa de valor

Ahora ya sabemos que la trampa de valor es una trampa en el sentido más amplio de la palabra. Parece una cosa, pero en realidad es otra. Pero, ¿qué origina esta trampa?, ¿por qué no se ve a simple vista?. Las posibles causas son:

  • Problemas internos de la empresa: Es algo frecuente en las trampas de valor. Esto no se ve reflejado en datos financieros y tampoco es conveniente que salga a la luz. Suele ser una información oculta.
  • Fraude de las cuentas: Suele ser poco común. Aún así, cuando sucede la compañía pasa a valer cero y los accionistas pierden todo su dinero.
  • Compañía en sector de crecimiento: Otra de las causas posibles se asienta en compañías que pertenecen a sectores de alto crecimiento. Puede que una compañía parezca barata en relación a las empresas de su sector, las cuales están creciendo mucho y parecen caras. La realidad, sin embargo, es que esta compañía se está quedando atrás.
  • Error del analista: Es el caso más frecuente según los puristas en la materia. Según los analistas de la escuela de inversión en valor, si la compañía está exhaustivamente analizada, la probabilidad de error es ínfima.

Eso sí, todo sea dicho, este último punto es cuanto menos cuestionable. Incluso los mejores inversores de la historia afirman haber caído en trampas de valor. Según ellos es imposible no caer alguna vez en una trampa de valor. Se analizan miles de compañías y no se puede acertar siempre. Lo importante, no obstante, es calibrar bien el riesgo.