Inversión
Una inversión es una actividad que consiste en dedicar recursos con el objetivo de obtener un beneficio de cualquier tipo.
En economía los recursos suelen identificarse como los costes asociados. Los principales recursos son tierra, tiempo, trabajo y capital. Con lo cual, todo lo que sea hacer uso de alguno de estos cuatro recursos con el objetivo de obtener un beneficio es una inversión.
Cuando se realiza una inversión se asume un coste de oportunidad al renunciar a esos recursos en el presente para lograr el beneficio futuro, el cual es incierto. Por ello cuando se realiza una inversión se está asumiendo cierto riesgo.
Para disponer de dinero para invertir es necesario haber tenido ingresos y ahorrado previamente parte de estos ingresos.
Tipos de inversión
La clasificación de las inversiones puede hacerse desde distintos puntos de vista. Así, no existe una única clasificación, ni tampoco una que sea mejor. Existen varias, todas válidas y útiles según el contexto.
Según el horizonte temporal:
- Corto plazo: Menos de 1 año.
- Medio plazo: Entre 1 y 3 años.
- Largo plazo: Más de tres años.
Según el elemento en qué se invierta:
- Maquinaria: Tractores, robots, empaquetadoras…
- Materias primas: Metales, alimentos, combustible…
- Elementos de transporte: Furgonetas, camiones, coches…
- Edificios: Naves industriales, oficinas, bajos comerciales…
- Inversión en participaciones de otras empresas
- Inversión en investigación y desarrollo (I+D).
Según el ámbito:
- Empresarial.
- Personal.
- Financiera.
Según la naturaleza del sujeto:
- Privada.
- Pública.
Según la adaptación al destinatario:
- Personalista o a medida.
- Generalista o estándar.
Podríamos citar muchas más clasificaciones de inversión, pero las anteriores son las esenciales. Es decir, las más importantes.
¿Cómo funciona una inversión?
Para saber cómo funciona una inversión es importante conocer el significado económico de inversión. Sea cual sea su tipo, se rige bajo cuatro factores fundamentales. La rentabilidad, el riesgo, la liquidez y el plazo. Esto es, lo que ganamos, lo que podríamos perder y el tiempo.
- Rentabilidad: La rentabilidad o rendimiento es lo que obtenemos a cambio de realizar la inversión. Normalmente se mide en términos de beneficio o rentabilidad, aunque no tiene por qué ser así.
- Riesgo: Hace referencia a la incertidumbre. En economía nada es seguro al cien por ciento. Con lo cual, debemos trabajar siempre con riesgos asumibles por si la inversión no sale como esperábamos.
- Liquidez: Es la capacidad de convertir una determinada inversión en dinero con pérdidas mínimas respecto a su valor.
- Plazo: El tiempo es la tercera variable fundamental. Podemos esperar un determinado rendimiento, pero dependiendo del tiempo qué tardemos en obtenerlo ¿Compensará o no la inversión?
Atender a estos cuatro factores, aunque pueda parecer obvio no es tan común. Muchos inversores suelen centrarse en el primero de los factores. Centrarse en cuánto ganaré no siempre es una buena idea. Debemos también prestar mucha atención a los otros dos factores. Y, en especial, al riesgo.
¿Cómo saber si una inversión es mejor que otra?
Saber si una inversión es mejor que otra u otras es algo francamente difícil. En esencia, dependerá de las preferencias de cada inversor. Unos considerarán que una rentabilidad del 50% es muy buena y otros se conformarán con el 10%.
Más si cabe, debemos tener en cuenta también la aversión al riesgo y la paciencia o la impaciencia del inversor (plazo).
Dicho esto, y teniendo en cuenta, que no se trata de blanco o negro, existen diversos métodos para comparar distintas inversiones monetariamente. Por ejemplo:
- Tasa Interna de Retorno (TIR).
- Pay-Back.
- Valor actual neto (VAN).
- Descuento de flujos de caja.
- Ratios rentabilidad-riesgo.
- Ratios de valoración: ROCE, ROE, ROI, PER o BPA.
Existen otros métodos para comparar, pero estos son los más conocidos y asequibles. Utilizar uno u otro dependerá, entre otras cosas de la naturaleza de las inversiones que realicemos.
Diferencia entre ahorro e inversión
Por un lado, llamamos ahorro a aquel dinero que guardamos para poder disponer de él en el futuro. Renunciamos a gastarlo en el presente, poniéndolo en un lugar seguro y sin riesgo, pero que suele generar intereses. Estamos ahorrando cuando mantenemos nuestro dinero en efectivo, cuando lo mantenemos en una cuenta bancaria o cuando lo guardamos en un depósito, por ejemplo.
Por otro lado, llamamos inversión a aquel dinero que renunciamos a gastar en el presente para que en el futuro nos aporte un dinero extra. Asociamos la inversión con la compra de un bien o un activo financiero, con la esperanza de obtener una ganancia. Esta ganancia extra que nos aporta la inversión con respecto al ahorro se debe a que con la inversión estamos arriesgando nuestro dinero, y por ello recibimos una compensación. Podemos invertir nuestro dinero en un sinfín de cosas, desde algo inmaterial como la educación hasta activos financieros como las acciones, los bonos o los fondos de inversión.