Teoría del valor en la economía clásica

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La teoría del valor en la economía clásica está representada principalmente por las hipótesis de Adam Smith y de David Ricardo. Ambos pensadores intentaron explicar qué variables determinan el valor de una mercancía.

Por un lado, Adam Smith, considerado por muchos el padre de la economía moderna, argumenta que el valor de un bien en el largo plazo se justifica por los factores de producción. Estos son, por ejemplo, las horas hombre necesarias en el proceso de fabricación.

Asimismo, según Smith, en el corto plazo, el valor —reflejado en el precio— subirá o bajará dependiendo de si la demanda aumenta o cae, respectivamente.

Por otro lado, para David Ricardo, el valor de la mercancía dependerá del esfuerzo laboral necesario para producirla y de su disponibilidad. Cuanto más difícil sea encontrar un bien para comprarlo, más valioso será.

Teoría del valor de Adam Smith

La teoría del valor de Adam Smith distingue entre valor de uso y valor de cambio. El primero proviene del hecho de que el producto satisface una necesidad. Por ejemplo, los alimentos permiten saciar el hambre.

A su vez, el valor de cambio es el precio pagado en el mercado para adquirir un bien. Según Smith, este depende —en una economía primitiva o rudimentaria— de la cantidad de trabajo utilizada para la producción de la mercancía.

Supongamos que para fabricar un vestido José María invierte doce horas de trabajo. De igual modo, David requiere la mitad de ese tiempo para producir un par de zapatos.

Entonces, José María podría entregar el atuendo que confeccionó a cambio de dos pares de los zapatos que David manufactura. A esto se le conoce como la ley del valor-trabajo.

Smith advierte que lo anterior funciona en una sociedad primitiva. Sin embargo, en una economía más desarrollada la situación cambia.

La teoría de los costes de producción

En primer lugar, en un mundo capitalista, los consumidores desconocen los tiempos necesarios en cada proceso de producción. Por consiguiente, el valor de cambio ya no estará determinado por el trabajo incorporado, sino que surgirá de la suma de tres elementos: las remuneraciones, las ganancias del capitalista y las rentas del latifundista.

A lo anterior se le denomina la teoría de los costes de producción. En este punto, cabe explicar que para Smith existían tres grupos en la sociedad, cada uno propietario de un factor de producción:

  • Trabajadores: Dueños de la fuerza laboral. Reciben un salario o sueldo a cambio de su esfuerzo.
  • Capitalistas: Propietarios del capital. Invierten dinero esperando recibir ganancias.
  • Terratenientes: Dueños de la tierra. Se les paga una renta o alquiler por el uso del suelo.

Según Smith, existe un precio natural de la mercancía que se determina por la suma de las remuneraciones, las ganancias y las rentas.

Luego, el precio de mercado dependerá de la ley de oferta y demanda. Si la cantidad producida del bien no alcanza para abastecer a todos los consumidores, el precio será mayor al natural.

De igual modo, cuando la cantidad demandada y ofertada coinciden, el precio natural es igual al precio del mercado.

Cabe señalar que algunos académicos sostienen que Smith no desarrolló una teoría del valor propiamente dicha. Esto, debido a que no explica en detalle cómo se determinan las rentas y las ganancias.

Teoría del valor de David Ricardo

La teoría del valor de David Ricardo toma en consideración dos elementos. Primero, el esfuerzo laboral necesario para fabricar un bien. Este puede ser variable, diferenciándose de Smith que lo asumió como constante.

Ricardo observa que en campos más fértiles son necesarias menos horas de trabajo, en comparación a las zonas menos productivas.

Si queremos cultivar, por ejemplo, un kilo de soya, en las mejores tierras se necesitarán 10 horas de trabajo al día. En cambio, en aquellos lugares menos apropiados para la siembra se podría necesitar el doble de esfuerzo (20 horas hombre) para conseguir la misma cantidad del alimento en el mismo lapso de tiempo.

En segundo lugar, Ricardo hace referencia a la escasez del bien. Cuanto más complicado sea adquirir una mercancía, mayor será su valor.

Esto es importante, sobre todo, en el caso de aquellos bienes que son difíciles o imposibles de reproducir, por ejemplo, una obra de arte famosa. Dicha circunstancia es la menos común.