Liquidación de sociedades
La liquidación de sociedades es el proceso por el cual se van enajenando los derechos y bienes de la empresa por los liquidadores correspondientes.
En otras palabras, se procede al cese de los administradores originales de la empresa para poner al frente a una serie de personas cualificadas denominadas liquidadores.
Los liquidadores tendrán como misión terminar con la actividad de la sociedad en los plazos determinados.
Consecuencias de la liquidación de sociedades
Durante el período de liquidación se deberá adjuntar a su denominación el término ‘en liquidación’, lo cual quedará registrado en el registro mercantil y por tanto, en el BORME (Boletín Oficial del Registro Mercantil). Esto conllevará a la inevitable pérdida de personalidad jurídica de la empresa.
Algunas de las consecuencias del proceso de liquidación sobre la sociedad en aras de ser extinguida de forma definitiva son:
- Finalizar las operaciones pendientes.
- Saldar los créditos y deudas sociales.
- Traspasar los derechos y bienes de la sociedad.
- Realizar un inventario en el plazo máximo de 3 meses.
- Contabilizar todas las operaciones anteriores y las que hicieran falta para el proceso.
Pasado el período de liquidación, la sociedad deberá aprobar vía Junta General de Socios el resultado del proceso.
Fases de disolución, liquidación y extinción
Si bien la fase de liquidación es clave para culminar el proceso por el cual va a hacer desaparecer nuestra empresa, el orden de las fases sería tal que así:
Como podemos ver para terminar de forma definitiva no sólo basta con realizar la disolución y liquidación de la sociedad en cuestión, sino que debemos llevar a cabo también el proceso de extinción.
El proceso de extinción consiste en cancelar la totalidad de los asientos contables de la sociedad en el registro mercantil, para luego elevarlo a escritura pública vía de nuevo registro mercantil. Por lo que sería el punto definitivo de cara a finalizar formalmente la trayectoria de la empresa.