Corporación

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La corporación es una persona jurídica, que está sujeta a obligaciones ante la ley, y que es creada por una o más personas físicas para un determinado fin.

Aunque las corporaciones no necesariamente tiene ánimo lucro, suelen estar más asociadas a las entidades con fines comerciales, es decir, empresas.

En todo caso, una corporación es una entidad conformada por personas , compañías u otras personas jurídicas, pudiendo tomar la forma de empresa, organización no gubernamental, sindicato, gremio u otra asociación.

Los propietarios de la corporación, que son los accionistas, suelen delegar la gestión a otras personas que conforman un directorio. Así, quienes toman las decisiones sobre las corporación no son sus dueños, sino los gerentes. Cuanto más grande es la sociedad, más común es esta figura.

Cabe señalar además que una corporación puede disolverse por decisión de los accionistas o por orden legal. Esto último sucede, por ejemplo, cuando una entidad financiera no cumple con los niveles de solvencia requeridos para seguir operando. Entonces, se procede con su liquidación.

También se considera como corporación a conjuntos de personas que se reúnen con el objetivo de compartir asuntos de tipo económico, científico, medioambiental, etc.

Tipos de corporación

Podemos referirnos a distintos tipos de corporación, por ejemplo, de acuerdo al sector al que pertenecen: primario, secundario, terciario, cuaternario o quinario.

Asimismo, podemos catalogar a las corporaciones por su tamaño. Cada país suele definir los criterios para distinguir entre micro, pequeña, mediana y gran empresa, en función de la facturación y al número de trabajadores.

Igualmente, según su constitución puede tratarse de una sociedad anónima o de responsabilidad limitada. La principal diferencia es que en el primer caso los accionistas puede negociar en el mercado su participación en la firma.

Sin embargo, en una sociedad de responsabilidad limitada, las participaciones no son comercializables, por ejemplo, en la bolsa de valores.

Sin embargo, lo que sí tienen en común las sociedades anónimas y las sociedades de responsabilidad limitada es que en ambas la responsabilidad de los accionistas se limita a lo que han aportado a la organización.