Argumento de autoridad

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Un argumento de autoridad es aquel que es afirmado y defendido por una persona que es experta en la materia sobre la que se habla.

El argumento de autoridad, o argumento ad verecundiam, es muy utilizado por los considerados «eruditos». Quien lo realiza es como diríamos cotidianamente un “experto en la materia”.

El mayor valor o aval de este tipo de argumentos es su emisor, al ser alguien que entiende del tema, se le atribuye directamente veracidad. Conviene resaltar que esto puede sucederse aunque el argumento, de la misma forma, puede ser erróneo. De hecho, un tipo de falacia es la falacia ad verecundiam, en la que se intenta dar por bueno un argumento que no lo es, solamente porque su autor es un experto en la materia. 

Los argumentos de autoridad tienen un gran peso. Por esta razón, cada vez más tertulias televisivas y radiofónicas incorporan a expertos que acompañan a los periodistas y tertulianos en los debates.

Por ejemplo, si el debate es sobre las medidas para combatir el desempleo, invitarán a economistas que aporten los argumentos “científicos”. Si es sobre las alianzas electorales de cara a una nueva legislatura incorporarán a politólogos. O si es sobre las medidas sanitarias contra una pandemia, irán médicos y virólogos al debate.

Esto se hace para aportar veracidad y credibilidad al espectador, que se añade al carácter teatral y mediático que tienen de por sí los debates.

Características del argumento de autoridad

Los argumentos de autoridad suscitan una serie de características:

  • Es realizado por un “experto en la materia”.
  • El conocimiento del experto es el que respalda el argumento.
  • Es muy utilizado en tertulias y debates televisivos y radiofónicos.
  • Suele aportar datos, ejemplos y evidencias científicas que refuerzan su argumento.
  • Su peligro es caer en la falacia ad verecundiam, que se da cuando creemos el argumento del experto, por ser quien es, pero este es erróneo.

Ejemplos

Tenemos un sinfín de ejemplos para ilustrar este tipo de argumentos, lo vemos diariamente, por nuestra constante interrelación con el resto de personas.

Algunos de estos ejemplos son los siguientes:

  • En el médico: Cuando vamos a una consulta médica porque nos encontramos mal, el argumento que nos proporciona el medico es de autoridad. Porque yo soy el que ha estudiado sobre el tema y entiende los síntomas, la medicación y las consecuencias, digo que tienes tal enfermedad, que se cura con esta medicación, y que debes llevar unos ciertos hábitos y comportamientos que favorezcan tu recuperación. 
  • En un debate económico: Como explicamos anteriormente, los economistas dan sus argumentos, basándose en todo lo que han estudiado durante su vida académica y profesional. Si yo sé cómo se comportan las diferentes variables que influyen en el problema a resolver, yo tengo razón, puesto que mi currículum me avala.
  • En una tienda: Cuando pedimos consejo para comprar un determinado producto al dependiente de un comercio, su opinión está respaldada por el conocimiento de sus productos y sus beneficios para sus clientes
  • Con la iglesia: Como el sacerdote es la persona autorizada por Dios para propagar su obra y palabra, lo que diga él diga será lo correcto en materia de fe. 
  • En el mecánico: Si se nos rompe el coche, iremos a que el mecánico lo arregle, puesto que no tenemos ni idea de cómo funciona la mecánica de un automóvil. Nos fiamos del mecánico porque sus años de experiencia son los que avalan que reconozca y sepa arreglar lo que le ocurre a nuestro coche.