Aparcería

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El concepto de aparcería recoge un modelo contractual caracterizado por la cesión de un terreno agrícola por parte de una persona física o jurídica a otra para que realice su explotación económica a cambio de parte del beneficio obtenido. 

Se establecen relaciones o contrataciones de aparcería especialmente en el ámbito rural o rústico, donde propietarios arriendan o ceden sus fincas a profesionales que las aprovechen con explotación económica. 

Siguiendo lo indicado, y pese a que puede darse en otros contextos económicos o sectores, los contratos asociativos de aparcería están mucho más ampliamente extendidos en el ámbito del campo. 

Gran cantidad de explotaciones agrícolas y/o ganaderos funcionan siguiendo este tipo de relaciones legales, donde terratenientes dejan en manos de individuos capataces que toman el control organizativo

El arrendatario cede estas explotaciones de carácter económico a la otra parte, tomando la responsabilidad de otorgar al tiempo un determinado porcentaje de las ganancias al arrendador (ya sea de forma dineraria o en especie). Estos contratos suponen el uso y disfrute de instalaciones, maquinaria y otros recursos pertenecientes e inventariados en la finca.

En el caso de los aparceros del campo, es habitual que los arrendados incluso habiten en los terrenos que explotan, tomando las riendas íntegras de su día a día. De este modo existe la figura del capataz agrícola. 

El modelo de aparcería en otros contextos

Este tipo de relaciones contractuales ha experimentado con el tiempo una serie de adaptaciones a otros ámbitos más allá del mundo agrícola y de explotación ganadera. 

Existe una gran cantidad de proyectos urbanos y rurales mediante los cuales se ceden y alquilan terrenos, centros industriales o viviendas a arrendadores. Eso sí, con la condición de que emprendan acciones o actividades económicas en dichos sitios o emprendan remodelaciones de los mismos en algunos casos. 

Otro caso llamativo cuya funcionamiento es similar es el empleado por poblaciones que ceden terrenos o instalaciones públicas a individuos o empresas privadas para que desarrollen allí una actividad económica. 

Los correspondientes beneficios repercutirán con un reparto porcentual entre partes. Es lo que ocurre con muchos clubes de fútbol y sus estadios, por ejemplo.