Definición de yema

Yema es un concepto que procede del vocablo latino gemma. El término se emplea de distintos modos de acuerdo al contexto. Una de sus acepciones más comunes se vincula a uno de los componentes del huevo que generan los animales vertebrados, que tiene color amarillento y se halla rodeado por la clara.

La yema de huevo se compone del vitelo y del disco germinal. En dicho disco se halla el núcleo celular en la etapa previa a la fecundación: si ésta se produce, allí se desarrolla el embrión. El vitelo, por otra parte, alberga diversos nutrientes. Cabe destacar que la yema y la clara están separadas por la membrana vitelina.

Los huevos, sobre todo de gallina, siempre han sido alimentos muy populares. Las yemas presentan vitaminas A, B y D, fósforo, calcio, potasio, hierro y otros nutrientes. Pueden consumirse de distinta manera, incluso separadas de la clara en ciertas recetas.

Pero el ser humano no siempre se apropia de los animales y las plantas para su subsistencia, sino que tiende a utilizarlos como productos para satisfacer todos sus caprichos. En el caso específico de la yema de huevo, se sabe que hasta la mitad del siglo XIX y desde la antigüedad fue usada como emulsionante para la creación de pinturas de témpera o temple.

El uso de la yema de huevo en este ámbito requiere de un proceso de mezclado en el cual se deben incluir los pigmentos previamente pulverizados o molidos (para conseguir el color azul, por ejemplo, solían usar óxido de cobalto) hasta que se consigue el tono deseado. A diferencia de los productos industriales de la actualidad, que se venden adecuadamente conservados para aumentar su durabilidad, esta pintura debía usarse de forma inmediata.

En el terreno de la botánica, se conoce como yema al brote de carácter embrionario del que, con el tiempo, surgen nuevas flores, hojas y ramas. Puede decirse que se trata de un órgano que dispone de células capaces de dividirse.

Las yemas de las plantas se componen de meristemo: el tejido formado por las células que favorecen el desarrollo del vegetal. De acuerdo a sus características, las yemas pueden clasificarse de distinta manera.

La yema escamosa (protegida por escamas), la yema vellosa (cubierta por vellos), la yema axilar (se sitúa en una axila de la hoja), la yema terminal (situada en el extremo de una rama) y la yema reproductora (que dispone de flores embrionarias) son algunas de las clases de yemas.

Este término también se utiliza para dar nombre a la punta de los dedos de nuestras manos, especialmente la parte que se opone a la uña, es decir, a la que se encuentra del mismo lado que la palma. La yema de los dedos es una parte especialmente sensible, y por eso cualquier lesión en esta zona se sufre más que en otras; en el caso de un corte, por ejemplo, el sangrado es muy profuso.

Pero la sensibilidad que poseemos en la yema de los dedos lejos está de ser un aspecto negativo, ya que también nos sirve para reconocer superficies a través del tacto y para protegernos de ciertos objetos peligrosos para nuestra integridad física, algo que ocurre al entrar en contacto con puntas filosas o superficies demasiado calientes, entre otros muchos casos.

En la vida moderna, la yema de los dedos tiene una función muy importante para la organización social, ya que es en esta parte del cuerpo donde se encuentran nuestras huellas dactilares, el rasgo único que debemos dejar impreso en nuestros documentos de identidad para que nadie pueda hacerse pasar por nosotros. La resolución de una investigación policial, por otro lado, puede depender del hallazgo de estas huellas en la escena de un crimen.

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