Definición de tropismo
La noción de tropismo se utiliza en la biología para nombrar al desplazamiento que realizan las plantas o ciertos órganos de ellas para responder a un estímulo que llega desde el exterior.
Existen diferentes clases de tropismos de acuerdo a la naturaleza del estímulo. Cuando la reacción de la planta está ocasionada por la fuerza de gravedad y su aceleración, se habla de gravitropismo. Las raíces, en este caso, crecen hacia el suelo mientras que los tallos se desarrollan hacia arriba hasta salir a la superficie. Se dice que el tropismo de las raíces es positivo (acompaña la fuerza de gravedad), mientras que el tropismo de los tallos es negativo (opuesto a la mencionada fuerza).
Debido al fototropismo, las plantas reaccionan ante la luz, lo que permite el desarrollo de la fotosíntesis. A diferencia de lo que ocurre con el gravitropismo, en este caso las raíces exhiben un fototropismo de tipo negativo y los tallos cuentan con un fototropismo positivo. Dentro de los fototropismos, se destaca el heliotropismo: el tropismo que implica un movimiento de la planta de acuerdo a la orientación del sol.
Otras clases de tropismos son aquellas reconocidas como parte de los quimiotropismos, que se vinculan a las respuestas de las plantas frente a elementos químicos. Cuando dichos elementos son beneficiosos para el organismo vegetal, puede producirse el aerotropismo (los tallos se orientan a las regiones aireadas de la superficie) o el hidrotropismo (se dirigen al agua).
Al entablar contacto con un sólido, por último, las plantas pueden desarrollar el tigmotropismo, una reacción que produce una modificación en su crecimiento. Este tipo de tropismo es el que realizan los vegetales trepadores.
Tropismo tisular
En virología, la rama de la microbiología que se dedica a estudiar los virus, se habla de tropismo tisular para referirse a la afinidad que presenta un virus determinado con uno o más tejidos de su hospedador (también llamado huésped). Algunos de los factores que influyen en su distribución son los siguientes: cuán susceptible sea el huésped; que existan receptores del virus en cuestión en el organismo hospedador; la tasa de reproducción del virus (dicho ciclo también se conoce con el nombre de replicación viral).
El tropismo tisular también puede darse o acrecentarse gracias a la presencia de proteínas solubles o citoquinas (también conocidas con el nombre de citocinas, son proteínas que tienen a cargo la regulación del funcionamiento de ciertas células y de su comunicación, entre otras tareas) que contrarresten la acción del huésped. Cabe mencionar que este fenómeno también puede favorecer el desarrollo de bacterias, y que la afinidad puede ser a un tejido en particular o a un gran número de tejidos y células diferentes.
Un ejemplo claro de tropismo tisular se da en el adenovirus porcino de tipo 3, que se muestra afín a las células epiteliales columnares. Del mismo modo, el adenovirus bovino se siente atraído a células de tipo endotelial capilar. El virus de la rabia, por su parte, presenta una afinidad casi exclusiva al tejido neuronal.
Se conoce como receptores celulares a las proteínas que se hallan en las células y éstos tienen el poder de permitir la fusión con la célula de un virus. A través del proceso de tropismo tisular, la forma que adquieren dichas proteínas es comparable a la que muestran durante una infección.
Algunas de las etapas que se identifican a lo largo del tropismo tisular son las siguientes:
* el virus ingresa en el organismo;
* sus células se fusionan con otras;
* tiene lugar un proceso conocido con el nombre de transcripción inversa, que consiste en que se genere ADN de doble cadena partiendo de un ARN de cadena simple;
* brotan las partículas del virus y adquieren el tejido necesario para continuar con el tropismo.