Definición de troll

Troll es un término noruego que menciona a una criatura mitológica. En nuestra lengua, la escritura correcta de la palabra es trol, con una única L, según acepta el diccionario de la Real Academia Española (RAE).

De acuerdo al folklore de Escandinavia, un trol es un ser que vive en cavernas y regiones boscosas. Su apariencia varía según la historia: hay relatos que mencionan a los troles como gigantes malvados, mientras que otros los definen como humanoides que secuestraban a los niños.

Para J. R. R. Tolkien (creador de “El Señor de los Anillos”), un trol era una criatura gigantesca de gran fuerza y escasa inteligencia. J. K Rowling también pensó en los troles como bestias de gran tamaño en la saga de “Harry Potter”.

De la misma manera, a lo largo de la historia del cine, la televisión o la literatura la figura del trol ha sido muy recurrente. Así, por ejemplo, en la serie de dibujos animados “David, el gnomo” los troles eran precisamente los más duros y temidos enemigos que tenía el protagonista.

Asimismo, en la mítica novela “La historia interminable”, de Michael Ende y que luego fue llevada a la gran pantalla, los troles venían a ser figuras importantes que, en este caso, contaban con forma de árbol.

Hay que resaltar también que en la música la figura del trol es muy importante. Más concretamente lo es en el ámbito del género rock y heavy ya que, en ambos casos, se siente especial admiración y predilección por la mitología nórdica. Así, por ejemplo, podemos destacar la existencia del grupo finlandés Finntroll que practica lo que se ha dado en llamar troll metal.

En el ámbito de los videojuegos, hay que resaltar la existencia de “El cuento del troll”. Se trata de un juego online y gratuito donde el protagonista, un singular duende, lleva a cabo una aventura con el claro objetivo de encontrar troles en su camino.

Un muñeco trol o troll, por otra parte, es un juguete que fue muy popular hace algunas décadas. La principal característica de estos muñecos es su pelo, peinado hacia arriba y de colores muy llamativos.

En el ámbito de la informática, un troll es un usuario que se dedica a publicar contenidos ofensivos o falaces en Internet, con la intención de generar un clima negativo en una comunidad virtual o de distorsionar la realidad. El concepto se utiliza también para nombrar a las identidades falsas que se emplean en la red para difundir información errónea de manera anónima.

Los troles de este tipo pueden encontrarse circulando por la Red en multitud de espacios. Así se pueden hallar en wikis, foros, juegos en línea de tipo multijugador, weblogs o grupos de noticias, por ejemplo. Lo habitual es que sean aquellos de dos tipos: los que buscan atención y los de un solo golpe.

Un partido político, por ejemplo, puede crear cientos de trolls para publicar falsas denuncias sobre otra agrupación, intentando que el mensaje falaz se multiplique en Internet para desprestigiar al grupo opositor.

El troll de Internet parece sentir un especial placer al ofender al resto de los usuarios y al iniciar discusiones absurdas, sin razón aparente. Si bien en ciertos ámbitos su accionar puede resultar sencillamente molesto y, en el mejor de los casos, gracioso, en otros puede provocar profundas heridas a nivel psicológico a causa de sus comentarios, generalmente carentes de tacto.

Dados los problemas que suelen generar, mucha gente parece no entender por qué no se puede erradicar de una vez por todas esta figura tan nefasta; la explicación, por otro lado, gira en torno al relativo anonimato que Internet nos provee. Un troll no tiene intenciones de razonar; no desea llegar a un acuerdo con los demás, ni siente culpa por las consecuencias de sus ataques. La razón de su existencia es simple y sencillamente entorpecer la comunicación de los demás.

La figura del troll puede pasar desapercibida para muchas personas, especialmente para las que llevan navegando la Red desde sus comienzos, pero los individuos más vulnerables pueden vivir experiencias cercanas al acoso. En el caso de los foros, por ejemplo, las incesantes discusiones desatadas por un troll pueden llevar a ciertos usuarios a darse de baja y a otros, a decidir no inscribirse.

Como si esto fuera poco, el clima tenso que crea un troll es contagioso: poco a poco, más usuarios que solían disfrutar de sus interacciones en la Red se vuelven más cautos a la hora de iniciar un intercambio, por miedo a caer en las garras de uno de estos molestos seres; del mismo modo, una simple respuesta discrepante puede despertar una actitud violenta si parece provenir de un troll.

¿Qué se debe hacer cuando se detecta la presencia de un troll? Sencillamente, advertir al resto de los usuarios y pedirles que no le dirijan la palabra y que no hagan caso de sus intentos por exasperarlos. ¿Qué se debe evitar? Intentar razonar con ellos; no importa nuestra amabilidad o nuestra paciencia, ya que ellos juegan un rol fijo, no son personas de mal humor que tarde o temprano se calmarán, sino entidades que sólo responden de mala manera y provocan a los demás.

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