Definición de trekking
Trekking no es un término incluido por la Real Academia Española (RAE) en su diccionario. La noción, de todas maneras, es de uso frecuente en nuestra lengua para hacer referencia al senderismo o al excursionismo.
El trekking, de este modo, consiste en el desarrollo de caminatas por un entorno natural y abierto con fines recreativos. Quien hace trekking, busca conocer un lugar y admirar su paisaje mientras realiza actividad física. Muchas veces el trekking se complementa con otras actvidades, como las acampadas o el montañismo.
En algunos casos el trekking se realiza en senderos y rutas ya establecidos y señalizados. En otros, en cambio, las caminatas se llevan a cabo de manera libre. Es importante tomar recaudos para minimizar los riesgos de accidentes y para evitar perderse.
Es posible hacer trekking en una jungla, un bosque, una sierra o una montaña, por citar algunas posibilidades. Hay excursiones que pueden completarse en menos de una hora, mientras que otras requieren más de un día.
El trekking forma parte del turismo ecológico ya que, si se desarrolla con conciencia, no genera ningún tipo de huella en el medio ambiente. Las personas deben cuidar el medio ambiente, paseando sin generar daños a plantas ni animales y recogiendo la basura que producen. También es importante que aquellos que realizan trekking no molesten ni perjudiquen a quienes habitan en el entorno que recorren (pobladores rurales, aborígenes, etc.).
El ejercicio físico, el conocimiento cercano de la naturaleza y el bajo coste son algunas de las ventajas que proporciona el trekking frente a otros tipos de paseos. Además, dada su flexibilidad, personad muy diversas pueden practicarlo, sin importar sus habilidades físicas o su resistencia, ya que cada una puede adaptar las actividades a sus propias necesidades y limitaciones.
Consejos para practicar trekking con éxito
En primer lugar, se encuentra el planeamiento de la ruta. Si bien este consejo puede parecer innecesario, muchas personas se embarcan en aventuras poco definidas y luego sufren las consecuencias de la falta de preparación. No es conveniente alejarse mucho de las zonas pobladas sin conocer las características del camino, los riesgos y la fauna local, por ejemplo; además, muchas veces el trayecto de ida resulta más fácil que el de vuelta, sobre todo si es necesario trepar constantemente.
Tener una noción precisa de los obstáculos que podemos encontrar en una ruta de trekking es esencial para saber si es adecuada para nosotros, y también para llevar las herramientas y los complementos necesarios, como ser la vestimenta. Y éste es otro punto fundamental: la ropa y el calzado. Sobra decir que no podemos llevar zapatos de oficina, pero no basta con optar por las zapatillas deportivas, ya que debemos conocer las características del terreno para escogerlas bien; un arroyo exige un calzado más fuerte y con mayor fricción que una zona rocosa, por ejemplo.
A grandes rasgos, es aconsejable llevar zapatillas que sujeten bien el tobillo, que sean impermeables y que cuenten con una suela de grosor considerable. Un resbalón puede ser fatal si la cabeza impacta contra una piedra; un descuido al pisar puede causar una torcedura de tobillo. Sin asistencia médica al alcance, incluso una herida leve puede convertirse en una pesadilla.
La vestimenta, por otro lado, también es importante. A lo largo de una ruta de trekking no contamos con un sistema de aire acondicionado, ni podemos llevar un parasol o un abanico, a menos que deseemos ponernos en riesgo al dejar inutilizada una mano. Por eso, es importante escoger la ropa que mejor nos proteja de las inclemencias del tiempo y de potenciales raspones al rozar con el entorno. Como complemento también se recomienda llevar un bastón, ya que nos sirve para mantener el equilibrio y disminuye la fatiga en los tobillos y las rodillas.