Definición de sirena
El vocablo latino sirēna derivó en sirena, un término que hace referencia a una figura mitológica que, en un principio, nombraba a una criatura con el cuerpo de un ave y el torso de una mujer. Con el tiempo, sin embargo, la idea de sirena empezó a asociarse a una criatura mitad pez – mitad mujer.
A pesar de tratarse de una criatura que pertenece al folclore, ha trascendido todas las barreras, desde la cultural hasta la temporal, ya que aparece en historias de todo el mundo, incluso en la actualidad. Los antiguos egipcios usaron la imagen de la sirena que combinaba el aspecto de un ave con el de una mujer para simbolizar la fuerza anímica conocida como ba.
Ba es un término masculino que representa la fuerza animada que queda de cada ser humano después de su fallecimiento, algo que también puede ser interpretado como su personalidad espiritual o su alma. Este concepto pertenece a la mitología egipcia y, como se expresa en el párrafo anterior, se simboliza con la imagen de una sirena con cuerpo de ave y cabeza de mujer.
El papel del ba era muy importante para la cultura egipcia, ya que gracias a su movilidad podía mantener un vínculo entre la Tierra y el mundo de los dioses. Era un mediador entre ambos planos, que también asistía a los difuntos en su viaje para encontrarse con su ka, la fuerza vital del espíritu humano que permanecía en la tumba.
Gracias a las alas que le confería el aspecto de sirena, el ba tenía la posibilidad de trasladarse constantemente entre un mundo y otro; de hecho, lo hacía a diario, ya que todas las noches regresaba del reino celestial y se alojaba en el cuerpo del fallecido. El cadáver contenía el ka, y ambos componentes se necesitaban mutuamente, razón por la cual si alguien eliminaba los restos también desaparecía el ba.
Con el tiempo, la Iglesia jugó un papel fundamental en la nueva concepción de la sirena, que reemplazó la parte de ave por la de pez. Esto ocurrió en el siglo IX, y entonces la sirena comenzó a representar la voluptuosidad, y su canto fue el símbolo de lo que la Iglesia consideraba las «falsas doctrinas». Si bien en nuestro idioma utilizamos el mismo término para ambas versiones de la sirena, hay algunos en los cuales cada una tiene su propia palabra.
Las sirenas son ninfas: deidades femeninas de rango menor que suelen vincularse a un sitio natural específico. En el caso de las sirenas, la mitología cuenta que se encuentran en el océano y seducen a los navegantes gracias a su canto. La voz de la sirena, de hecho, tiene la capacidad de hechizar a los hombres.
A lo largo de la historia, las sirenas fueron representadas de distintas formas. Es habitual encontrar figuras de sirenas con los pechos al descubierto o tapados por el cabello. Por lo general, la parte femenina de las sirenas se representa con gran belleza y líneas armoniosas.
Numerosas historias literarias y tradicionales tienen como protagonistas a las sirenas. Una de sus apariciones más famosas se halla en la Odisea, el poema que se le atribuye a Homero. En este relato, Ulises decide tapar los oídos a sus marineros para que, al atravesar el mar, no sean hechizados por el canto de las sirenas. Por su parte, él se hace atar al mástil de la embarcación para escuchar a las sirenas sin lanzarse al agua.
“La Sirenita”, por su parte, es un famoso cuento de Hans Christian Andersen que fue adaptado al cine con gran éxito por Walt Disney Pictures en 1989.